Laureano González, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol.

Laureano González, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol. EFE

Fútbol Internacional Presidente de la Federación venezolana de Fútbol

“¿Crisis? Viajamos en chárter y nos alojamos en hoteles de cinco estrellas”

Laureano González, optimista, habla con EL ESPAÑOL sobre la difícil situación de la  'Vinotinto'.

8 septiembre, 2016 00:52

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El fútbol es un juego donde juegan once contra once durante noventa minutos y casi nunca gana Venezuela. Analizar la selección 'Vinotinto' y los clubes locales es para nota. Es mirar el futuro a través de un caleidoscopio. Trastear en una sala gigante de espejos mágicos. Es una misión tan imposible como tomarle el pulso al país, y a su incertidumbre en los tiempos que corren.

La selección venezolana, empecemos por las buenas noticias, ha estado a punto de sorprender a Argentina –sin Messi– en las eliminatorias Sudamericanas para el próximo Mundial de Rusia, pero finalmente cedió un empate a dos goles en casa. En las ocho jornadas disputadas hasta la fecha, no ha podido festejar ni una sola victoria. Solo acumula dos puntos, y, a pesar de que en la Copa América Centenario hubo instantes de luz –dejó fuera a Uruguay en la fase de grupos– el futuro que le espera en esta fase de clasificación es casi fantasmagórico.

Imposible obviar, y aquí vienen las noticias menos buenas, que nadie en Sudamérica quita los ojos de Venezuela. Hay miradas más cálidas y miradas más gélidas. Su situación social, económica y política se comenta, se lee y se escucha en las naciones vecinas. El estado más pobre de Brasil, Roraima, al norte del país, cada vez recibe más venezolanos. Antes iban a comprar alimentos y regresaban. Ahora están pidiendo asilo. Roraima no cuenta con estructura suficiente para acogerles. A pesar de semejante coyuntura –esto es solo un ejemplo–, a pesar de la crisis sociopolítica, y a pesar de que todo ello repercute en el deporte, el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Laureano González, saca pecho y muestra una cara optimista que por momentos puede resultar peculiar.

Venezuela celebra un gol contra Argentina.

Venezuela celebra un gol contra Argentina. EFE

EL ESPAÑOL ha hablado con el máximo mandatario de la Federación Venezolana –lo es desde el encarcelamiento en mayo de 2015 de su predecesor en el cargo, Rafael Esquivel, ahora en libertad bajo fianza a la espera de juicio dentro del escandaloso FIFAGATE, junto con una sombría alineación de los capitanes del fútbol sudamericano– para conocer más de cerca las dificultades por las que atraviesa el fútbol venezolano.

Lo primero que llama la atención es la seguridad con la que explica la actual situación de la Federación. Los resultados de la selección absoluta son pésimos y el rendimiento de los equipos venezolanos en las competiciones continentales, intrascendentes. La falta de recursos podría ser una de las causas del fracaso, pero no. “¿Crisis? La Federación Venezolana no tiene crisis económica. Hemos conseguido cerrar acuerdos con todos los patrocinadores, movemos a los jugadores desde Europa en vuelos chárter, nosotros mismos nos movemos en vuelos chárter, nos alojamos en hoteles de cinco estrellas, casi todas nuestras estrellas están en equipos europeos. El fútbol venezolano no sufre crisis económica". 

Uno de los patrocinadores que da sustento a la Federación es la empresa estatal Petróleos de Venezuela, con quien González ha peleado durante todo el año, incluso con intercambio de declaraciones en medios de comunicación, al respecto del abono de la cantidad acordada. Con la importancia del petróleo de por medio, el máximo dirigente del fútbol venezolano reflexiona: “El pueblo es el que verdaderamente nota esa crisis y la sociopolítica. Pero yo como presidente de la Federación obviamente no me puedo posicionar. Yo soy amigo del Gobierno y soy amigo de la oposición. Venezuela es un país muy politizado".

El desenfreno de la Federación en la anterior etapa –sobornos, corrupción, lavado de dinero y tráfico de influencias–, contrasta con el delicado momento de Venezuela, y ha provocado cierto desencanto también en la afición de la 'Vinotinto'. Laureano González era vicepresidente cuando se vino abajo la vieja estructura. Él se salvó. “La trascendencia de los escándalos de la Federación Venezolana de Fútbol, así como del resto de federaciones sudamericanas y la Conmebol, ha sido terrible, no lo podemos ocultar. La imagen está muy dañada por la actitud de los dirigentes”. El presidente remarca, no obstante, algo que les da un poco de aire: “Aquí no ha tenido tanto peso específico en la sociedad porque el fútbol tampoco lo tiene. En otros países de la zona el presidente de la Federación de Fútbol parece un ministro".

Di María conduce el esférico en el partido contra Venezuela.

Di María conduce el esférico en el partido contra Venezuela.

A continuación, González ahonda en el razonamiento: “El fútbol está intentando superar los problemas de la crisis sociopolítica, que no es nueva, y abrirse espacio como el primer deporte del país, que todavía no lo es. No es fácil, el fútbol aquí es un deporte relativamente reciente. No es justo exigirnos una cultura futbolística como Argentina, Uruguay o Chile. A ellos les llegaron los ingleses y a nosotros los estadounidenses, que no jugaban al fútbol. Ni siquiera lo juegan hoy. Deportes como el béisbol tienen más fuerza en Venezuela".

Laureano González ha aprendido la lección de los últimos meses y ahora en la Federación no se meten en el área deportiva y viceversa. El actual seleccionador, Rafael Dudamel, llegó antes de la Copa América para suceder a Noel Sanvicente. Al respecto de este último, meses antes de su destitución, comentó públicamente González que los jugadores habían articulado un movimiento para sacarle del equipo. La plana mayor de los jugadores de la selección se negó a volver a enfundarse la camiseta 'Vinotinto' hasta que la cúpula de dirigentes dimitiera, al considerar falacias las acusaciones. Eran los días también de aquellos choques frontales con la empresa estatal petrolera, y la falta de liquidez enervaba a todas las partes.

Desde entonces, en el aspecto deportivo, a pesar de que siguen sin conseguir ganar un partido –se han disputado ya ocho de las 18 jornadas programadas–, el presidente de la Federación es cauto: “Para estas dos últimas fechas hemos tenido varios jugadores suspendidos y el seleccionador intentó confeccionar la mejor alineación posible. Yo no me puedo meter en sus temas. Solo queremos buenos ambientes y estadios llenos".


Venezuela, además de incertidumbre y del caleidoscopio, es ilusión. Por eso Laureano González se lo piensa unos segundos antes de responder qué daría él por ver con sus propios ojos a la selección en una Copa del Mundo de fútbol. “La clasificación ya está muy cuesta arriba matemáticamente. Nunca hemos logrado estar en un Mundial, de hecho.” Casi seguro que esta vez tampoco estarán. Sin embargo, vuelve a intentar sacar pecho –sin duda lo tiene a prueba de golpes–: “Bueno, en categorías inferiores alguna vez lo hemos logrado".