Ndidi celebra un gol con el Leicester.

Ndidi celebra un gol con el Leicester. Reuters

Champions League

Ndidi, el niño que derribó el régimen militar de su padre para ser el ‘nuevo’ Kanté del Leicester

El mediocentro nigeriano llegó en enero y es un fijo en las alineaciones de Craig Shakespeare. Roland Janssen, ojeador del Genk (y hoy en día del United) se enamoró de él y lo trajo a Europa. 

12 abril, 2017 01:45

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No es lo mismo nacer en Puertollano (Ciudad Real) que en Madrid, ni crecer en un pueblo de Gambia que en cualquier provincia de España (o de Europa). A menudo, las probabilidades de prosperar son mayores cuanto mayor es la ciudad o el desarrollo de un país. Por ese motivo -y algunos otros-, es más fácil que un ojeador se fije en un chico que juega, -pongamos- en Vallecas, que en otro que ha nacido en un pueblo o en una región pobre. Sin embargo, las casualidades existen. Y, de vez en cuando, hay alguien que aparece para acabar con la lógica. Por ejemplo, el hoy sucesor de Kanté en el Leicester, Wilfred Ndidi (Lagos, Nigeria, 1996), que llegó en enero al equipo inglés procedente del Genk belga y este miércoles será titular -salvo que unas molestias lo aparten- contra el Atlético en Champions (20:45).


Su vida, en realidad, es una historia de casualidades, pero también de superación personal. Wilfred nació en una zona militar a las afueras de Lagos y su padre formaba parte del ejército. Es decir, para él, lo sencillo hubiera sido aprender del régimen castrense, coger un arma y prosperar vestido de verde. Sin embargo, él prefirió jugar al fútbol. El pequeño Ndidi se obsesionó con la pelota. Le daba igual que en su zona fuera complicado encontrarlas. Él, como muchos otros chicos de su edad, buscaba un balón donde fuera y salía a la calle sin botas ni calzado, pero con voluntad.


Su obsesión creció, sin embargo, a escondidas. Ante la oposición de su padre -que prefería que estudiase a que jugase el fútbol-, Ndidi aprovechaba sus salidas con el ejército para entrenar en las calles de Lagos. Hasta que se encontró con su primer mentor: Nduka Ugbade, internacional con Nigeria entre 1992 y 1994, y hoy en día entrenador de los sub-17 en la selección. Él fue el primero en darse cuenta de que Wilfred lo tenía todo para convertirse en un buen jugador: recorrido, buen toque de pelota y, sobre todo, sacrificio.

Ndidi celebra un gol con el Leicester.

Ndidi celebra un gol con el Leicester. Reuters


Ndidi se puso en sus manos y aprendió lo que era sufrir. Ugbade lo preparaba, junto a otros compañeros, para la ‘guerra’ y no para jugar al fútbol. Entrenaban mañana, tarde y noche, y acababan destrozados. De ahí que muchos abandonaran ante tal exigencia. Pero él no. Él siguió y se vio cada vez más cerca de su sueño: comenzó a jugar en la Nath Boys Academy y aprendió a ser defensa viendo a John Terry, su ídolo, por la tele.


¿QUIÉN ES NDIDI?


Su llegada a Europa también fue por casualidad. Roland Janssen, jefe de scouting del Genk -y ahora ojeador del Manchester United-, se fijó en él durante un campeonato de combinados nigerianos al que acudió Wilfred con el Nath Boys. “¿Quién es ese tal Ndidi?”, preguntó. Y, posteriormente, se acercó a él para ofrecerle hacer una prueba con el conjunto belga, que buscaba defensas para el primer equipo.


Ndidi no se lo pensó: compró un billete y se presentó en la ciudad deportiva del Genk. Hizo las pruebas, convenció a los técnicos de las categorías inferiores y no defraudó a Roland. Pero, posteriormente, se encontró con un problema: el club no le podía hacer un contrato como profesional porque no era mayor de edad. Eso, sin embargo, se solucionó tiempo después. Wilfred volvió a Nigeria, siguió jugando hasta cumplir los 18, y entonces fichó por el conjunto belga. Él no iba a permitir que las leyes acabaran con su sueño.

Ndidi celebra un gol. con  el Leicester.

Ndidi celebra un gol. con el Leicester. Reuters


A Ndidi, sin embargo, le costó adaptarse. “En mi primer partido, estaba tan nervioso que no podía ni pegarle a la pelota”, confesaba a The Guardian en una entrevista reciente. Pero, tras una primera temporada en la que pasó totalmente desapercibido (apenas jugó 6 partidos), durante su segundo curso, adelantó su posición -de defensa central a mediocentro- y disputó un total de 43 partidos. Y suma y sigue: este curso comenzó de titular en el Genk hasta que lo llamó el Leicester, que buscaba un nuevo Kanté ante la crisis de resultados que acumulaba el equipo.


UN ‘OSO DE PELUCHE’ DESTRUCTOR


En el Genk, algunos de sus compañeros lo apodaron ‘oso de peluche’. ¿La razón? Mientras en el campo Ndidi era un auténtico destructor; fuera de él, era una persona maravillosa: amable, alegre y bromista. Y todo eso lo tuvo en cuenta el Leicester, que pagó 17 millones de euros por él. Y la apuesta, de momento, les ha salido redonda. Wilfred empezó como titular con Ranieri y lo sigue siendo con Graig Shakespeare. En total, desde que llegara en enero ha jugado 14 partidos y, sobre todo, ha conseguido que los ‘foxes’ ya no echen de menos a Kanté.


Ante el Atlético, presumiblemente, será titular, salvo que unas últimas molestias de última hora -no se ejercitó en el último entrenamiento-, lo aparten. No obstante, Ndidi ya estuvo en el once contra el Sevilla (en ambos partidos) y todo indica que será de la partida en el Calderón. Con él, al fin y al cabo, el equipo inglés, desde que se fuera Ranieri, ha sumado seis victorias (contando la de la Champions ante el Sevilla) y tan solo una derrota, ante el Everton, el pasado fin de semana (4-2). ¿Cómo? Tal y como le enseñaron: entrenando como un militar, destruyendo como un gran mediocentro y siendo una buena persona. El resumen de su vida, a la que -por suerte-, le quedan muchos capítulos por escribirse.

Ndidi celebra un gol junto a Vardy.

Ndidi celebra un gol junto a Vardy. Reuters