Carlos Tévez celebra un gol con el Manchester City.

Carlos Tévez celebra un gol con el Manchester City. Manchester City

Fútbol

Carlos Tévez (41), exjugador argentino: "Un futbolista puede vivir estando seis meses o un año sin cobrar"

El que fuera delantero del Manchester United, Manchester City o Juventus, entre otros, habló sobre el nivel de vida de los deportistas de élite.

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A. M.
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Carlos Tévez, uno de los grandes iconos del fútbol argentino del siglo XXI, sigue generando debate incluso lejos del césped.

El exdelantero de Boca Juniors, Corinthians, Manchester United, City o Juventus, criado en Fuerte Apache y convertido en símbolo de ascenso social a través del balón, ha hablado en numerosas ocasiones de su relación con el dinero y del abismo que separa a las estrellas del fútbol de la economía cotidiana de la mayoría de los aficionados.

"Un futbolista puede vivir estando seis meses o un año sin cobrar", llegó a comentar. La frase no es nueva: la pronunció en 2020, en plena pandemia de coronavirus, cuando el parón de las competiciones abrió un debate global sobre salarios, rebajas y situación financiera de los clubes.

En aquel contexto, Tévez quiso remarcar que los jugadores de primer nivel tenían espaldas anchas para soportar un periodo sin ingresos, mientras miles de trabajadores anónimos sufrían despidos, ERTE o recortes.

El problema fue cómo se interpretó. En un momento de miedo e incertidumbre económica, sus palabras sonaron para muchos como la constatación de una burbuja: la de un fútbol de élite desconectado de la realidad de oficinas, fábricas o comercios, donde seis meses sin cobrar significan directamente no poder vivir.

Carlos Tévez, en el banquillo durante un encuentro de Independiente.

Carlos Tévez, en el banquillo durante un encuentro de Independiente. Independiente

El contraste entre el origen humilde de Tévez y esa afirmación tan cruda sobre la capacidad económica de los futbolistas reforzó la sensación de contradicción en su discurso público.

Muchas voces contrarias

Las críticas fueron inmediatas y variadas. Aficionados, analistas y también otros jugadores subrayaron que esa fotografía sólo encaja con un porcentaje muy pequeño de profesionales, los que han tenido grandes contratos en Europa o en las principales ligas.

Futbolistas de categorías inferiores, ligas menores o clubes con problemas de tesorería recordaron que, para la mayoría, uno o dos sueldos impagados ya suponen una situación límite. La frase, nacida como una forma de quitar dramatismo a la situación de las grandes estrellas, terminó convertida en munición para quienes cuestionan el nivel de privilegio del fútbol de alto nivel.

Con el paso del tiempo, aquella declaración de 2020 se ha consolidado como una pieza más en la narrativa pública de Tévez sobre dinero, éxito y felicidad.

En otras entrevistas ha insistido en que la riqueza no garantiza una vida plena y ha puesto el foco en lo que quiere dejar a sus hijos en términos de valores y no de patrimonio, reivindicando sus orígenes y su compromiso con la gente de su barrio.

La carrera de un símbolo

Más allá de esa polémica, la trayectoria de Carlos Tévez ayuda a entender por qué su voz sigue teniendo peso. Formado en All Boys y Boca Juniors, se consagró muy pronto como delantero combativo y talentoso, campeón de la Copa Libertadores y de títulos locales con el club xeneize antes de dar el salto a Corinthians.

Desde Brasil cruzó a Europa para jugar en el West Ham y, luego, protagonizar un recorrido inusual: ser figura tanto en el Manchester United como en el Manchester City, participando en títulos y en la transformación del City en un proyecto ganador. Más tarde brilló en la Juventus, añadiendo ligas italianas y buenas actuaciones en Champions.

Su regreso a Boca Juniors, alternado con una etapa millonaria en el fútbol chino, cerró el círculo de una carrera que mezcló goles decisivos, carácter volcánico y una conexión permanente con los barrios humildes de Buenos Aires.

Ese contraste entre el chico de Fuerte Apache y la estrella millonaria es, precisamente, lo que hace que cualquier frase suya sobre el dinero, aunque sea de 2020, siga siendo combustible para el debate público en 2025.