Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, durante un partido de la Eurocopa

Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, durante un partido de la Eurocopa Reuters

Fútbol EUROCOPA

De la Covid al escándalo de los vips o el lío con los patrocinadores: la UEFA ante la Euro más difícil

El torneo aún está en fase intermedia y la organización ya ha tenido que hacer frente a varios conflictos. La UEFA se la juega en un año difícil.

19 junio, 2021 00:42

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La Eurocopa 2020 apuntaba a ser histórica por muchas razones. Pero la primera, y con gran diferencia, era su aplazamiento la temporada pasada como consecuencia de la pandemia. Los numerosos contagios de la Covid-19 que sacudieron el planeta obligaron a cambiar de fecha el torneo de la UEFA. Tras numerosas dudas y varios planes para resolver cualquier posible oleada de coronavirus, la organización confirmó el desarrollo esperado del torneo. Lo que pocos esperaban es que la UEFA, tras sobreponerse a las complicaciones de la Covid-19, tuviera que sofocar tantos fuegos en apenas una semana.

El último y más sorprendente se ha iniciado en Reino Unido, donde se disputará gran parte del torneo de selecciones. Partidos de fase de grupos, algunos de octavos, semifinales y final, se jugarán en territorio inglés. Por lo tanto, protagonismo absoluto para la organización inglesa y su emblemático Wembley. Una situación que podría cambiar por un conflicto entre la organización central y la de Reino Unido. La UEFA, en su reparto de entradas, quiere meter 2.500 vips sin que cumplan ciertas medidas de seguridad sanitaria establecidas por el gobierno inglés. Y, en caso de no quitarlas, se baraja la posibilidad de cambiar la sede de la final y situarla en Budapest.

Así lo ha confirmado The Times, que además ha destacado que Reino Unido dará un paso atrás para no perder el gran partido de la Eurocopa. Una batalla entre organizaciones que, cabe recordar, ya se vivió con la final de la Champions League. En aquella ocasión, Estambul perdió la sede por sus datos de coronavirus y la UEFA negoció con Reino Unido disputar la final entre City y Chelsea en Wembley. El organismo liderado por Ceferin pidió que no se aplicaran restricciones a acreditados de la UEFA y prensa, pero la negativa inglesa fue total. "No fue posible conseguir las exenciones necesarias de las disposiciones de cuarentena del Reino Unido", recalcó la UEFA, que finalmente trasladó el encuentro a Oporto.

Pero, por si fuera poco, ya en los meses previos la colaboración entre Reino Unido y la UEFA fue intensa. Principalmente porque desde el ejecutivo inglés se trasladó a la organizadora de la Eurocopa que estaban preparados para albergar todos los partidos de torneo. Se habrían eliminado, por tanto, las sedes por todo el continente y se habrían concentrado en territorio inglés. Un escenario descartado por la UEFA, que habría visto muy modificado su gran plan para la Eurocopa: un torneo seguro distribuido por diferentes países en tiempos de pandemia.

La selección de Dinamarca arropa a Eriksen en su salida del campo

La selección de Dinamarca arropa a Eriksen en su salida del campo Reuters

Críticas por el 'caso Eriksen'

El fútbol quedó en un segundo plano en el segundo día de Eurocopa. Tras el ilusionante debut de Italia, el sábado se enfrentaron Dinamarca y Finlandia. Un encuentro que, a priori, podía pasar desapercibido, pero que por el peor de los motivos dio que hablar tanto en el mismo día como en los posteriores. Christian Eriksen, jugador danés, se desplomó en el terreno de juego tras sufrir un paro cardiaco. Los servicios médicos, después de 15 minutos, consiguieron reanimar al jugador. Sin embargo, en ese lapso de tiempo ocurrieron demasiados errores en la organización que fueron criticados por los fans.

La realización del torneo, por ejemplo, no evitó mostrar las imágenes de Eriksen. El danés estaba en el suelo e inconsciente, pero las cámaras, incluida la cenital, mostraron ante todo el planeta cómo se encontraba el jugador. A cada segundo y con diferentes perspectivas, el centrocampista apareció en todas las televisiones. Gracias a sus compañeros, que se organizaron para rodear al jugador y evitar más tomas, se logró esquivar la grabación de la intervención médica.

Sin embargo, la polémica no quedó ahí. Una vez trasladado al hospital y ya estabilizado, la UEFA comunicó que el partido se reanudaría. Y, además, concretó que los jugadores se habían puesto de acuerdo para que el duelo continuara su curso y no se trastocada el calendario. Una situación que no se dio, tal y como confirmaron desde la selección danesa. En el conjunto nórdico se sintieron presionados y por ello optaron por volver al terreno de juego. Acabaron perdiendo el partido, aunque eso fue lo de menos.

Cristiano Ronaldo durante un calentamiento de Portugal

Cristiano Ronaldo durante un calentamiento de Portugal Reuters

La revolución de las botellas

El gesto más simple de Cristiano Ronaldo ha desatado un nuevo conflicto en la Eurocopa. Y, aunque parezca baladí, puede tener efectos perjudiciales para la organización. El delantero luso, durante una rueda de prensa con Portugal, apartó unas botellas de Coca-Cola y dio preferencia a la botella de agua. Las bromas en las redes sociales se multiplicaron, pero su repercusión animó a otras estrellas de la competición a hacer lo mismo con otros patrocinadores. Marcas que aportan económicamente y cuya visibilidad está pautada en comparecencias como las de los jugadores.

Pogba y Locatelli, sin ir más lejos, repitieron el gesto de Cristiano con otros patrocinadores de la Eurocopa. Y lo que en un principio era un simple vídeo viral se ha convertido en un 'rito' de los protagonistas del fútbol que no ha gustado en absoluto a la UEFA. La organización, horas después, confirmó que había trasladado a las selecciones participantes la necesidad de respetar a los patrocinadores que están implicados en el torneo.

Además, destacando una frase que sirve para entender el mercado del fútbol: "Los patrocinadores son fundamentales para la realización del torneo y para garantizar el desarrollo del fútbol en toda Europa, incluso para los jóvenes y las mujeres". La decisión final está en manos de los jugadores, que son quienes saltan ante los micrófonos. Pero el remedio para frenar estas actitudes reside en una UEFA a la que le puede pasar factura en un futuro si no consigue que se acabe con estos menosprecios.

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