Iba a comenzar este artículo escribiendo que Benzema facturó ante el Espanyol su mejor partido desde que llegó al Real Madrid, pero tengo mi integridad física en alta estima. La paradoja está en el hecho de que quienes potencialmente cercenarían mis dídimos al leerme no son los detractores de Karim, sino sus admiradores.

-Espere un momento. ¿Por decir que Benzema jugó un partido grandioso, un partido sublime, acaso el mejor partido de su vida en Cornellá, correría usted el riesgo de recibir las iras de los fans de Benzema? ¿No debería ser al contrario? 

Esta pregunta solo se la formularán quienes sean ajenos a las sofisticaciones intelectuales del debate Karim. A sus amantes les parece profundamente ofensivo que se pondere el extraordinario partido del francés, por cuanto ello supone, implícitamente, dar por hecho que no todos los partidos de su ídolo son extraordinarios. Sólo se señala halagando lo que de algún modo nos parece inusual, de tal modo que elevar a los altares el sublime desempeño de Karim en Cornellá implica, se quiera o no, bajar de los altares todos y cada uno de los partidos anteriores del francés en sus diez años de desempeño en el frente de ataque del Madrid. El benzemista como Dios manda no admite eso de que la actuación ayer del 9 fuera soberbia porque todas sus actuaciones lo son, de igual manera que no tolera que se sugiera que esta temporada estamos ante un nuevo Benzema porque esta versión desatada del genio del francés es la de siempre, ni más ni menos, con algún matiz derivado de la ausencia este año de Cristiano pero en esencia el mismo. 

Voy a intentar por tanto, para que no se enfaden sus partidarios, decir que el encuentro de Benzema estuvo bien pero no fue para tanto. Si atendemos a su línea de sostenida excelencia a lo largo de diez años, es un partido normalito, muy de andar por casa. Lo hizo todo no sólo bien sino primorosamente bien, pero ¿acaso no es eso lo que hace absolutamente siempre? Está muy pero que muy feo, si puntúas aceptablemente en la escala del benzemismo, admirarse ante esta exhibición concreta. Si te dejó con la boca abierta, ciérrala inmediatamente y ensaya en cambio un mohín de rutina casi fastidiosa. De lo contrario, no te darán el diploma de benzemista que por otro lado no tienen ningunas ganas de darte porque el benzemismo no hace proselitismo o no lo hace desde hace años, es una sociedad secreta, un culto misterioso y lúbrico como el de Eyes Wide Shut. En la puerta de la mansión, cuando llegas, te piden una contraseña. Yo la ignoro, pero os aseguro que de nada sirve intentarlo con "Hay que ver cómo jugó Karim contra el Espanyol".

A ver qué tal me sale ahora. Benzema estuvo como nunca ante el Espanyol, pero ello no implica que no haya anteriormente hecho muchos y muy decisivos partidos con el Madrid. 

Karim Benzema celebra con Casemiro su segundo gol al Espanyol

Karim Benzema celebra con Casemiro su segundo gol al Espanyol REUTERS

-¿Ha dicho usted que Benzema estuvo como nunca? Otro berzotas que no entiende de fútbol y no valora todo lo que genera el fútbol de Karim. Otro que le niega el pan y la sal al jugador más importante de la historia del Real Madrid. Benzema no estuvo como nunca sino como siempre, entérese ya. 

No sé cómo voy a salir de este jardín. Si magnifico lo llevado a cabo por Karim en Cornellá, se enfadan quienes le idolatran. Pero resulta, además, que la ilógica se impone en sentido inverso: si pongo en contexto las maravillas obradas por nuestro hombre en dicho campo, aventurándome a decir que sólo fue una sublimación de sus mejores virtudes, ya expuestas con anterioridad, sus detractores se lanzarán a mi yugular.

Con los detractores de Benzema no se juega, porque cualquier atisbo de negación de la excepcionalidad del partido de ayer será tenido por vergonzosa y muy oficialista defensa del gran indolente. 

-Ja. Ahora va a resultar que Benzema siempre juega así. Ahora va a resultar que de pronto, porque lleva unos cuantos buenos partidos y uno en concreto donde de manera absolutamente inusual le salió todo, nos toca confiar en un delantero centro que el año pasado marcó doce goles. Lo que hizo ayer fue hecho por un primo que se le parece mucho, y si realmente fue él resulta intolerable por lo que tiene de fraudulento: jamás, ni por asomo, se ha acercado el sujeto a la brillantez de ayer.

De manera que tendré que extasiarme de forma singular ante lo logrado ayer por Benzema para que no se enfaden quienes odian a Benzema, pero tampoco he de extasiarme en demasía, no vaya a ser que se encabronen quienes más le admiran. El asunto es jodido. Nunca en la Historia del Madrid generó un delantero tanta controversia, y nunca fue tan retorcida la polémica. Ni existió jamás, por añadidura, tan encarnizado contraste entre la fiereza de los argumentos en uno y otro sentido y la expresión de calma indiferente con que el interesado parece asistir al intercambio de golpes. 

Yo, por mi parte, el partido de Cornellá no lo vi. ¿Qué tal jugó Karim?