Sergio Rodríguez y su mujer, Ana, en una fiesta de Halloween en Moscú.

Sergio Rodríguez y su mujer, Ana, en una fiesta de Halloween en Moscú. Instagram

Baloncesto 'CHACHISMO' ENTRE VODKA Y CAVIAR

Sergio Rodríguez y su vida en Rusia: apretones de manos, entrenamientos por la tarde y la Plaza Roja

EL ESPAÑOL descubre cómo se maneja 'El Chacho' en Moscú más allá del baloncesto. ¿Qué hace en su tiempo libre? ¿Dónde vive? ¿Sigue lo que ocurre en nuestro país? ¿Cuál es su rutina? Hablamos de todo con el base canario.

6 noviembre, 2017 03:17

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Carmela Rodríguez tiene casi dos años y medio. Vive en Rusia, pero antes lo hizo en España y Estados Unidos. ¡Menuda viajera precoz está hecha! Todo sea por compartir la felicidad de su papá, Sergio. El día a día en Moscú siempre empieza de la misma forma para los dos: la pequeña va a la guardería y su progenitor se encarga de llevarla. Carmela nunca desaparece de sus pensamientos: el espacio reservado para él en el vestuario del CSKA no para de recordarle lo mucho que la quiere. A ella y a su mamá, Ana. Con ustedes, la familia Rodríguez Bernal y su nueva vida moscovita.

“Todo lo que tenemos alrededor de nuestro piso está un poco pensado para tener mucha comodidad. Vivo a cinco minutos de la cancha de entreno y la de juego está al lado. Hay varios centros comerciales y una boca de metro a la puerta de casa: en 10 minutos te deja en la Plaza Roja. Estamos muy contentos por la vida que tenemos y lo que podemos hacer fácilmente, sin tener que estar preocupados por el tráfico”, cuenta El Chacho a EL ESPAÑOL.

Sergio nunca se olvida de su hija Carmela. Esto ve cada día en el vestuario del CSKA.

Sergio nunca se olvida de su hija Carmela. Esto ve cada día en el vestuario del CSKA. Instagram

Aunque la conversación tuvo lugar por teléfono, no es difícil imaginar el semblante del base canario mientras atendía a este periódico: uno sonriente. Está claro que Sergio Rodríguez es feliz en la cancha de baloncesto (uno de los nombres propios de su nuevo equipo tanto en la liga rusa como en la Euroliga). Pero, por si había alguna duda, también le va muy bien más allá de lo deportivo en su sexta temporada en el extranjero.

“Es un ritmo de vida diferente al que estaba acostumbrado. En los años de la NBA y del Real Madrid, la mayoría de los entrenamientos eran por la mañana. Aquí, el entrenador Itoudis prefiere que sean por la tarde. Tenemos las mañanas libres”. Algo estupendo para planificar el día y el tiempo libre. En cuanto puede, a Sergio le encanta pasear por su nueva ciudad. El Kremlin y la Plaza Roja que le pilla tan a mano de casa ya están entre sus lugares favoritos de Moscú.

“El centro nos gusta mucho. Cuando venía a jugar contra el CSKA o el Khimki, me llevaba una idea errónea de lo que es la ciudad: calles o autopistas muy sucias por la nieve, todo el follón por esta y los coches… Todo es muy imperial y especial. Hay mucha historia y puedes sentirte cómodo”, asevera Rodríguez. Los centros comerciales rusos le han impresionado: “Está todo muy preparado para hacer vida interior. Son muy grandes y tienen diferentes cosas para pasar el día prácticamente dentro”.

La culpa la tiene el frío, por supuesto. ¿Preparado para afrontarlo? “La ropa fuerte de invierno llegó con la mudanza que vino de Estados Unidos. Lo que nos encontramos en Filadelfia el año pasado fue un calentamiento de lo que pasará este año”, reconoce Sergio. ¡Hasta padecer las temperaturas más bajas de su vida le ilusiona!

El clima mediterráneo esquivo a Rusia aparece en toda buena conversación que se precie sobre nuestro país. “Es lo que más envidia le puede dar a la gente”, ríe. En el CSKA, que tan buena bienvenida ha brindado al primer español de la historia del club, ha habido otro tema objeto de debate a raíz de nuestra idiosincrasia: Cataluña.

Dos integrantes del equipo ruso con pasado e incluso presente español, Nando De Colo y el exjugador y ahora asistente Darryl Middleton, son las personas con las que Sergio ha hablado más de esta cuestión. “Sobre cómo se pueden solucionar las cosas y cómo lo está llevando la gente”, añade. A pesar de que tuvo problemas con Internet y la televisión en casa, le gusta estar al tanto de la actualidad. “Trato de seguir un poco la información que llega desde España y comentar cómo están yendo las cosas con los amigos y la familia”, asegura.

Sergio Rodríguez junto a sus compañeros del CSKA de Moscú.

Sergio Rodríguez junto a sus compañeros del CSKA de Moscú. Instagram

Rodríguez también nos desvela el aspecto que más le ha sorprendido de la cultura rusa desde que se empapa de ella: “Todos los jugadores, el staff técnico y la gente que nos ve nos da la mano cuando llegamos al pabellón. Siempre, uno a uno, se saluda muy educadamente. Quizá eso, en España, es más frío. Ese momento de verte por primera vez en el día es muy especial”.

Además, deja claro que el idioma ruso, como recordaba Jorge Garbajosa en estas mismas páginas, “es muy complicado”. Por mucho que Rodríguez trate de entenderlo, tiene que manejarse en un inglés que tampoco dominan demasiado allí. “A nivel de vocabulario y de cómo te puedes comunicar con la gente, también es limitado”, se sincera. Eso sí, en el CSKA todo son facilidades para entender a los demás y hacerse entender.

Una última peculiaridad de la aventura rusa de Sergio es que este curso se le hará más llevadero que nunca estar lejos de casa. “He tenido suerte, es uno de los años en los que más equipos españoles hay en la Euroliga. Prácticamente, una vez cada mes o mes y medio vamos a ir a España”. Ya jugó contra el Madrid y este jueves lo hará ante Valencia Basket, aunque en Moscú.

Su próxima visita tendrá como escenario Málaga (24 de noviembre) o Burgos, si al final disputa las Ventanas FIBA con la selección (26). “Será positivo ir y estar algunos días allí, para poder cambiar un poco el frío de Moscú”, se despide Rodríguez, todo un auténtico zar en apenas mes y medio en Rusia. Pero Carmela puede dormir tranquila: su papá, ante todo con los pies en el suelo, seguirá llevándola al 'cole' cada día.