Pep Guardiola, con su sexto título de la Premier League

Pep Guardiola, con su sexto título de la Premier League Reuters

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El secreto de Pep Guardiola (54) para preparar los partidos con el Manchester City: "Una copa de vino, trabajo y…"

El entrenador catalán abre su lado más íntimo junto al chef Dani García y revela recuerdos familiares, sueños y la terapia personal que le ayuda a equilibrar su vida.

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Pep Guardiola se despoja del traje de estratega y muestra en "Desmontadito con Pep Guardiola & Dani García" su faceta más íntima, donde las pequeñas rutinas y los recuerdos familiares cobran tanto valor como los títulos conseguidos en los banquillos.

El técnico del Manchester City confiesa que su fórmula de estabilidad emocional y concentración pasa por un ritual sencillo y muy personal.

"Una de mis mejores terapias es ver golf mientras preparo los partidos, con una copa de vino: trabajo y golf alternados". Un equilibrio entre exigencia y placer que le permite desconectar del ruido y mantener la creatividad.

Más allá del fútbol, Guardiola abre una ventana a su mundo doméstico. Habla de lo que significa ser mediterráneo en Inglaterra, un país donde la climatología es muy diferente a la de Santpedor.

"El tiempo no ayuda mucho a los mediterráneos como nosotros, que echamos tanto de menos ya no el sol, sino la luz, que aquí es lo que más echamos en falta", asegura.

La nostalgia por la claridad de su tierra natal se suma a sus recuerdos más entrañables de infancia.

Pep, en la cocina

Cocinando, el técnico se define con humor: "En casa solo sé hacer huevos fritos con patatas, en eso soy un artista, es lo único que sé hacer".

Pero tras la broma, aflora la memoria de los olores de su niñez: la "cocina de leña" y un abuelo siempre acompañado por el vino de la cooperativa.

También evoca a su abuela, marcada por la dureza de la posguerra: "Pasó mucha hambre y no quería que sus nietos la pasaran, nos llenaba el plato de pasta". Para Guardiola, la comida se entrelaza con la identidad y la familia.

Pep Guardiola, durante un entrenamiento con el City.

Pep Guardiola, durante un entrenamiento con el City. REUTERS

El viaje por sus recuerdos lo lleva a México y Qatar. En el país latinoamericano, dice haber encontrado lo que más le marcó: "El calor de la gente y la pasión por la gastronomía".

En Qatar, en cambio, descubrió el golf, deporte que hoy ocupa un lugar esencial en su vida. Y cuando habla de placer culinario no duda.

"Donde mejor se come es en Italia. Para vivir y trabajar no lo sé, pero para vacaciones es ideal. La pasta en Italia es algo único".

El siguiente paso

Guardiola confiesa que ya piensa en el futuro y en una vida lejos del fútbol profesional: "Sí, quiero parar. No quiero ir a otro equipo, y tengo claro que cuando deje de entrenar quiero jugar más al golf, estudiar francés y aprender a cocinar".

Su idea es detenerse, observar y aprender, como los cocineros que viajan por el mundo en busca de nuevas experiencias.

La reflexión también llega al terreno emocional. Guardiola asegura haber aprendido a no luchar contra los estados de ánimo: "Si estoy triste, lo estoy, y sé que pasará. Si estoy contento, también pasará".

Reivindica la derrota como fuente de aprendizaje y rechaza obsesionarse con la huella histórica: "No quiero pasar a la historia, quiero disfrutar el proceso y, si dejo legado, será porque me lo pasé bien".

Con este retrato, el Guardiola más humano se dibuja como un hombre que valora lo sencillo, que encuentra placer en una copa de vino, en el golf o en una receta elemental.

Su secreto, en definitiva, no está en los esquemas tácticos, sino en saber disfrutar del proceso y mantener viva la pasión por la vida.