Serena Williams

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Cargan contra Serena Williams por su cambio físico: primero el gimnasio, después dice que usó Zepbound: "Nada más funcionó"

La extenista estadounidense confesó haber recurrido a un fármaco GLP-1 para perder peso tras sus embarazos y su revelación ha generado un intenso debate público.

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Serena Williams, leyenda del tenis mundial con 23 títulos de Grand Slam, ha vuelto a situarse en el centro del foco mediático.

A sus 43 años, la estadounidense sorprendió al revelar que su espectacular transformación física no se debió únicamente a intensas rutinas de gimnasio, sino también al uso de Zepbound, un medicamento de la familia GLP-1 similar al popular Ozempic.

En una entrevista con la revista People, Williams confesó haber perdido más de 14 kilos en ocho meses, después de probar durante años métodos tradicionales que no dieron resultado.

"Nunca lograba alcanzar el peso que necesitaba, sin importar lo que hiciera ni cuánto entrenara", explicó la ex número uno del mundo, que aseguró haber llegado a un punto de frustración antes de optar por el tratamiento farmacológico.

Williams comenzó a utilizar Zepbound a principios de 2024, tras dejar la lactancia de su segunda hija, Adira.

El fármaco no le resulta ajeno en el plano personal: su marido, Alexis Ohanian, es inversor y miembro del consejo de administración de la empresa, lo que convirtió a la tenista en una embajadora ideal para su estrategia de comunicación.

El medicamento imita la acción de una hormona natural que la digestión y genera sensación de saciedad. Aunque fue diseñado para pacientes con diabetes tipo 2, se ha popularizado rápidamente como solución para la pérdida de peso, especialmente entre .

"Nada más funcionó"

La campeona dejó claro que su decisión no fue precipitada. "Hice mucha investigación. Me pregunté: '¿Es esto un atajo? ¿Cuáles son los beneficios y cuáles no?' Quería entender todo antes de hacerlo", relató.

Finalmente, tras asesorarse con especialistas médicos de la propia empresa, inició el tratamiento con inyecciones semanales.

Williams asegura que no se trató de una solución mágica, sino de un complemento a su disciplina habitual.

"Me ayudó a mejorar todo lo que ya hacía: comer sano y hacer ejercicio", afirmó. No obstante, reconoció que sin el fármaco no habría logrado recuperar el físico que deseaba: "Nada más funcionó".

Aplaudida y criticada

El resultado fue evidente. La extenista no solo redujo su peso, también confesó sentirse con más energía y menos dolores articulares.

"Me siento realmente bien y saludable. Estoy más activa, mis articulaciones ya no duelen tanto y puedo hacer mucho más", aseguró.

Sin embargo, la reacción pública no fue unánime. En redes sociales, muchos celebraron su sinceridad, pero otros criticaron que inicialmente dejara entrever que su cambio se debía solo al entrenamiento.

La controversia se amplificó por su relación directa con la empresa que comercializa el medicamento, lo que algunos interpretaron como un conflicto de intereses.

El caso de Williams se suma a una larga lista de famosos que han recurrido a medicamentos GLP-1, como Elon Musk, Oprah Winfrey o Amy Schumer.

El fenómeno ha disparado la demanda hasta provocar escasez para pacientes diabéticos, lo que añade otra capa de polémica.

Los expertos médicos recuerdan que, pese a sus beneficios demostrados en la pérdida de peso y la reducción del riesgo cardiovascular, estos fármacos presentan efectos secundarios que van desde náuseas y vómitos hasta riesgos más graves, como pancreatitis o problemas renales.

Más allá de la polémica, Williams defendió la importancia de ser transparente con sus seguidores y, sobre todo, con sus hijas.

"He escuchado comentarios negativos, junto con una enorme cantidad de comentarios positivos, sobre mi cuerpo toda mi vida. Ya no me importa lo que digan. Lo importante es la transparencia", sentenció.