La noche en Manchester era para no perdérsela. Tampoco Rajoy, que pasó a ver al rey, se quitó de encima la legislatura (“El fútbol empieza a menos cuarto”) y se puso la tele. Allí estaba Cristiano enfurruñado, que concentraba en la mirada todo el resentimiento de un castigado. No pierde magnetismo ni de calle. El estadio cantaba el Hey Jude para él: “Take a sad song and make it better”. Coge una canción triste y hazla mejor. Como un recordatorio: “And anytime you feel the pain, hey Jude, refrain / Don't carry the world upon your shoulders”. Y cuando sientas dolor, hey Jude, contente / No cargues el peso del mundo sobre tus hombros.

Cristiano, en la grada.

Cristiano, en la grada.

Pero el campo gravitatorio de Cristiano perturba cualquier equilibrio: el peso se le echa encima. Con el portugués sentado en la grada, el primer tramo del partido se jugó como si hubiera salido a que le echaran agua en la banda y estuviera a punto de regresar. Se movía en un ralentí trabado, como cuando se cae el líder del Tour y el pelotón lo espera. La primera parte fue un tramo neutralizado en el que se permitió a Lucas Vázquez visitar todo el campo recolectando empujones, y a Ramos vivir fuera de sitio.

En el descanso, el público se cansó. O paraban hasta que se recuperara Cristiano o se ponían a jugar sin él. Volvieron a la carga con el Hey Jude: no cargues el peso del mundo sobre tus hombros. También convencieron a Benzema, a la deriva hasta entonces, y se quedaron los dos en el vestuario. Y ahí estaba el Madrid, jugando la semifinal de la Champions con Jesé y Lucas, mientras Isco y James esperaban en el banco a que pasara el tren.

Pasó, pero lo que iba dentro eran los cabezazos de Jesé (al larguero) y Casemiro (pie de adivino de Hart). Y Pepe, imperial, que después de merendarse lo suyo y lo de Ramos, se quedó solo a un metro de Hart y a punto estuvo de quedarse como dueño de una eliminatoria que lleva a la final de Milán. Prefirió pegarle en la barriga al portero, quedarse con el 0-0, y dejar la cosa para la semana que viene en el Bernabéu. A ver si entonces ya está bien Cristiano, y no los mira a todos como si lo hubieran abandonado en una gasolinera rumbo a la playa. "Take a sad song and make it better".