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"Susana Díaz ha superado o derribado todos los obstáculos que se le han puesto por delante para lograr sus retos. Los que le quedan por batir están en Madrid. Cuando ese tren vuelva a pasar por su puerta tendrá todos los deberes hechos para cogerlo". Así acaba el libro Delfines y tiburones. La Lucha por el poder en el PSOE recién salido del horno de la editorial Almuzara y escrito por el responsable de la sección de política de Canal Sur Radio, Manuel Pérez Alcázar.

La obra, oportunamente publicada en plena campaña de estas generales, disecciona en 635 páginas los cambios en el PSOE de los últimos siete años en los que la marca ha ido perdiendo fuelle electoral. Todo en clave andaluza y nacional. Porque lo que ocurre en el PSOE andaluz, sea terremoto de pocos grados o tsunami, tiene su réplica en Madrid. Retrata los juegos de alianzas, estrategias e incluso las puñaladas dentro del PSOE andaluz que, como reza el libro, es la columna vertebral del partido.

Conocer el pasado es importante para entender el futuro, pero por su cercanía en el tiempo son los dos últimos capítulos y el epílogo los que cobran importancia. Pérez Alcázar traza, con hechos y sin adjetivos, el perfil de la que muchos en el partido ven la “tabla de salvación”, Susana Díaz. Una política “plusmarquista” a la que este periodista reconoce su capacidad de anticiparse a los acontecimientos, de “ver el final de la partida y entonces diseñar la jugada” y que ahora lo tiene todo amarrado en caso de querer dar el salto a Madrid.

El tren de Andalucía

Díaz siempre recurre al símil del tren, ha dejado pasar dos y ha dejado que el maquinista sea Pedro Sánchez. Si los dejó pasar, no fue porque faltaran quienes le animaran desde las más altas esferas política y económica, tal y como recoge el libro. Fue porque antes de ser secretaria general del PSOE o candidata a la Presidencia quería tener resuelto que había llegado donde estaba no por herencia, sino por las urnas. Su único tren fue entonces Andalucía, como ella mismo se encargó de recalcar.

 Ahora puede pasar el tercer tren con destino Atocha. Una cosa es dejarlo pasar y otra es perderlo. En el escrutinio de la noche del domingo está la clave de si Díaz se queda en el andén de San Telmo o en el de Ferraz, o si los combina con billete de ida y vuelta en alta velocidad para disputarle el puesto a Pedro Sánchez, el “oportunista” del que en este libro se cuenta cómo supo aprovechar su renuncia para llegar a lo más alto y con el que el pulso es constante.

Si hay una “hecatombe”, Sánchez lo tiene complicado. Según este periodista cordobés hay dos antecedentes: Almunia, que dimitió ipso facto, y Rubalcaba, que aguantó unas horas más tras las europeas de 2014. Si no la hay, quienes vieron a Sánchez en un principio como el que “calentaba la silla” a Díaz o a un líder de transición, verán que este “dará la batalla, como ya apuntan en su entorno”, aclara Pérez Alcázar que, como aficionado al submarinismo, sería la constatación de la transformación del delfín en tiburón, dos especies que habitan y compiten en las mismas regiones y profundidades de los océanos.

Mantener la coherencia

Desde su visión de experto en el PSOE-A, con muchas campañas electorales y boletines diarios a sus espaldas, con una cincuentena de entrevistas con todos los nombres del PSOE y tres años de trabajo para preparar este libro, Pérez Alcázar no ve fácil compatibilizar la presidencia de la Junta con la secretaría general del partido. Las ventajas: desde la Junta puede ejercer de contrapeso a un hipotético gobierno del PP, como ya hiciera Manuel Chaves con Aznar. Los inconvenientes: mantener la coherencia del discurso en la defensa de los derechos de Andalucía sin molestar a los demás.

Esta posibilidad es más que viable para Rodríguez Zapatero, uno de los principales apoyos e impulsores de Díaz en Madrid, pero que ya no cuenta con quienes fueran sus maestros. Ni Chaves ni Griñán están ya entre ellos, sobre todo el primero. Así queda recogido en el libro en una conversación entre ellos después de que ella asegurara que cualquier aforado que fuera imputado tendría que dejar su escaño. “Pepe (Griñán), Susana nos ha matado. Es como si nos hubiera clavado un puñal”, dijo Chaves. Estaban a la espera de su imputación por el Supremo por el caso de los ERE, y acabarían dejando el escaño.

De ellos, Díaz ya no habla. Ni una sola mención. En esta campaña electoral repasa siempre el listado de los grandes hombres de su partido, desde Escuredo a Rodríguez Zapatero, pasando por Felipe González, que no conocerla se convirtió en otro de sus mentores, diseñando su agenda con reuniones al más alto nivel del Ibex 35, aunque le ha frenado los pies en más de una ocasión por sus ataques a Pedro Sánchez.

Desde el batacazo de 2011, el PSOE arrastra una crisis de liderazgo que no ha quedado resuelta con Sánchez. Como asegura Pérez Alcázar, la consolidación de un líder sólo puede venir por las urnas. El domingo se verá y si no, de acuerdo con el calendario orgánico, en febrero tocaría congreso del PSOE, en el que se comprobará ese “Susana, siempre Susana”, que deslizó en su último mitin al alimón Zapatero.