El escritor Juan Eslava Galán, con su último libro.

El escritor Juan Eslava Galán, con su último libro. Fernando Prieto Efe

Historia Entrevista

Juan Eslava Galán: "Las estatuas de Franco deberán estar algún día en los museos"

El escritor y divulgador publica su nueva y ambiciosa obra: Enciclopedia nazi contada para escépticos (Planeta).

25 noviembre, 2021 06:03

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Pocos autores tienen el virtuosismo narrativo de Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) para divulgar la historia de una forma tan divertida. Y puede que ninguno tan prolífico como él a nivel cuantitativo —su bibliografía consta ya de más de un centenar de libros—. A esta extensísima obra literaria y ensayística se suma ahora Enciclopedia nazi contada para escépticos (Planeta), la nueva entrega de su peculiar serie que busca enseñar deleitando, arrancando carcajadas. 

Se trata de un vasto diccionario de personajes, lugares, operaciones, conceptos o crímenes que definen el universo del nazismo, narrados con el particular estilo rebelde, didáctico y descarnado de Eslava Galán. El libro, además, está acompañado de una edición exquisita tanto por el formato como por la cantidad de imágenes incluidas.

¿Cuántas veces ha soñado con los nazis escribiendo este libro?

He recorrido todos los lugares importantes del nazismo, como el Berghof, el Nido del Águila. Y es verdad, cuando estaba haciendo el libro, a veces soñaba con estos sitios, me veía en ellos.

¿Es la obra más ambiciosa de su carrera?

Sí, realmente es mi obra más documentada. En la vida que me queda no volveré a hacer nada como esto. Me he focalizado en el asunto y solo he estado pendiente de ello.

Portada de 'Enciclopedia nazi'.

Portada de 'Enciclopedia nazi'. Planeta

¿Por qué esta enciclopedia del nazismo?

A mí me interesa mucho la historia contemporánea, y dentro de eso el nazismo es un capítulo esencial. También la relación de los españoles con el nazismo, que se refleja mucho en el libro, cómo fue su impacto aquí, sobre todo a partir de los corresponsales que estaban en Berlín. Es uno de los aspectos que más he trabajado.

¿Un descubrimiento que haya hecho sobre el nazismo?

La principal indagación que yo me he propuesto es cómo un pueblo que era de los más cultos de la tierra se deja arrastrar por una camarilla de indocumentados, cómo un tipo que es un don nadie hasta los treinta años consigue arrastrar a todo un pueblo y a media humanidad a una gran catástrofe. El desafío de explicar eso es consistente. Yo no quiero enseñarle al lector lo que pienso sobre el tema, sino ayudarle a que mediante la lectura del libro vaya sacando sus propias conclusiones.

Al principio cita una frase de Rudolf Hoss, comandante de Auschwitz, durante los juicios de Núremberg, que dice: "Supongo que ustedes no pueden comprender nuestro mundo". ¿Juan Eslava ha llegado a entender el nazismo?

Honestamente creo que sí. Es un mundo comprensible. Ellos intentan forjar una cultura completamente novedosa. Se convencen de que tiene unas raíces ancestrales —que es todo invención del siglo XIX—. Es un gran edificio con una base absolutamente falsa. Y aunque soñasen con durar mil años como el Imperio romano, desde el principio se anunció su ruina porque no había base ninguna.

Los políticos modernos de izquierda y derecha beben de la propaganda nazi

Una entrada de la enciclopedia de la que esté especialmente satisfecho.

La que explica cómo se pasa de una democracia a una dictadura en tres meses. Es fundamental porque muestra que dentro de las democracias existe ese problema: puede aparecer un tipo que saca un par de leyes excepcionales y te lleva directamente a la dictadura, que es lo que ha ocurrido en algunos países actuales.

Un personaje más o menos desconocido y de gran relevancia dentro del nazismo.

Son bastante conocidos todos, pero quizá Julius Streicher, que tuvo una gran importancia en el adoctrinamiento del pueblo alemán. Yo hago el juego de convertir a la camarilla nazi en una especie de doce apóstoles, haciendo un paralelismo con el cristianismo. Al fin y al cabo el nazismo es una religión.

Un momento clave del Tercer Reich.

El momento de auge máximo fue en 1938. Hitler es nombrado hombre del año por la revista Time. Es un político famosísimo en todo el mundo porque consigue todo lo que nadie esperaba: en Alemania hay un resurgir económico y cultural impresionante, tiene prestigio gracias a los Juegos Olímpicos de 1936… Es un hombre que está triunfando, pero ese prestigio está basado en algo completamente falso: la reactivación económica es como una especie de timo piramidal que sabes que no se puede mantener. Para hacerlo tiene que entrar en la guerra y saquear los países que invadía.

Por otra parte, la propaganda era tan extrema y tan inteligente... Los políticos modernos, tanto a izquierda y derecha, han aprendido y han bebido de los sistemas propagandísticos de los nazis. Además, Alemania se convierte en una especie de ópera donde todo el mundo es figurante, está encantado: hay desfiles, himnos, los niños se van a campamentos de verano… El pueblo alemán reverdece con todo eso, pero la base es el odio, la inquina, que los judíos son una raza inferior. Pero no se les ocurre pensar que casi todos los Premios Nobel que tenían eran judíos.

Desfile de las Juventudes Hitlerianas antes de la II Guerra Mundial.

Desfile de las Juventudes Hitlerianas antes de la II Guerra Mundial.

En la entrada "desnazificación" cita una chocante frase del excanciller Konrad Adenauer en la que asegura que desprenderse de este fantasma les ha traído "muchas desgracias y calamidades". ¿Hasta dónde llegó la responsabilidad individual de cada ciudadano?

Hubo muchos alemanes que siguieron la corriente porque les interesaba económicamente, pero también hubo una minoría demócrata que se horrorizó por lo que estaba pasando. Tuvieron que callarse porque el régimen les perseguía, era imposible ser abiertamente antinazi —por un chiste o por escuchar la BBC te podían condenar a muerte—. Pero que hubo una responsabilidad del pueblo alemán es absolutamente evidente, lo que pasa es que no se les pasó factura al final. El Plan Morgenthau, cuya intención era desposeer a Alemania de todo su poder industrial, se descartó en el último año de guerra porque los aliados se dan cuenta de que el peligro es Rusia y hacía falta un Estado tapón fuerte. No hubo más remedio que perdonar a los alemanes y hacerlos demócratas.

Es muy interesante la literatura de los viajeros del Tercer Reich. ¿Cuánto contribuyó esa gente al blanqueamiento de los crímenes nazis?

Tú ibas a Alemania y aquello te deslumbraba porque funcionaba como un reloj. Cuando uno viaja a un sitio no profundiza en el alma de la gente, sino que ve el exterior, y era maravilloso. Esa imagen empieza a cambiar durante la guerra, y sobre todo después, cuando la han perdido y nos enteramos de todo lo que han estado haciendo las SS y el soldado alemán normal en los países que ha ocupado. Eso modifica mucho nuestra visión de conjunto.

Me parece que la memoria histórica no tiene sentido

¿Qué queda del nazismo hoy en día?

Esos pintorescos grupos neonazis, el aparato propagandístico y pequeños detallitos desconocidos que no son peligrosos, como la antorcha olímpica y el Volkswagen.

En esa relación de la España franquista y el nazismo que mencionaba antes, ¿restan muchos interrogantes por resolver?

Creo que no hay tantos misterios. Hay cosas que están tergiversadas, como la relación de Franco con el nazismo. Franco nunca fue falangista ni nazi ni fascista; era franquista. No era un hombre de pensamientos elevados, sino un cuartelero que pensaba que el país tenía que funcionar como un cuartel, con orden y una buena economía. En la Guerra Civil, aprovechó la ayuda de Hitler y Mussolini, sin la que hubiera tenido mucho más difícil el despegue. Después intentó aprovecharse de que Hitler estaba ganando la guerra, pero cuando se dio cuenta de que no era así se retrajo, que es cuando viene la reunión de Hendaya. Luego tuvo la habilidad de ir cambiando de postura a medida que los aliados iban ganando la contienda. Incluso al final de la guerra estaba prohibido hacer el saludo con brazo en alto.

En la entrada "Franco y los judíos" asegura que el dictador conocía los crímenes que se estaban cometiendo gracias a sus embajadores.

Seguro, estaba informado como el papa y como mucha otra gente. Después, la propaganda profranquista subrayó que había salvado a muchos judíos, cuando está demostrado que no fueron tantos. Esto es reflejo también de su capacidad de adaptación: no tiene interés ninguno en salvar judíos, pero si al final se descubre que ha habido un Holocausto y hay algunos españoles que han participado positivamente, pues el Gobierno franquista se pone la medalla.

Hitler y Franco en Hendaya.

Hitler y Franco en Hendaya. DMAX

En Los amnésicos (Tusquets), Géraldine Schwarz dice que "nuestra memoria histórica debe ser la línea directriz de nuestra actitud". ¿Entonces por qué genera tanta confrontación?

En la Guerra Civil española hubo asesinos en los dos bandos, ¿pero a quién le estamos echando encima los cadáveres ahora? Me parece que la memoria histórica no tiene sentido. El estudio de la historia tiene todo el sentido, rescatar de las cunetas a estos asesinados que los enterraron como si fuesen perros también, pero hacer una utilización política no lo tiene. España ya es otra cosa que no tiene relación directa con la guerra.

Imagino entonces que no tendrá muy buena opinión de la Ley de Memoria Democrática.

No, no, bastante mala. En mis libros siempre he dicho que la Transición fue una transacción —es decir, no estoy embobado con ella—, y muchas de las chapuzas que estamos padeciendo se hicieron entonces, como las diecisiete autonomías. Siempre he sido muy crítico, y ahora con intentar pasar factura a gente que ya no está en el juego. Es todo por manipulación política actual.

¿Se pueden juzgar los crímenes del pasado con leyes actuales?

Creo que no. Incluso los famosos juicios de Núremberg, desde el punto de vista legal, fueron una tropelía. Pero había que hacerlos, pasar factura a los cabecillas.

Franco nunca fue falangista ni nazi ni fascista; era franquista

¿Cómo hay que mostrar el pasado y los crímenes nazis: destruyéndolo, como con el búnker de Hitler, o mostrándolo, como la Topografía del Terror?

Los alemanes están recuperando muchas obras del nazismo porque cada vez hay más gente interesada en esa historia. Hasta hace muy poco, los museos alemanes que exhibían aviones de la época nazi tenían la cruz de hierro negra en el ala, pero la esvástica en la cola se la quitaban. Ahora empiezan a ponérsela, y me parece bien: el objeto histórico es el avión y la cola llevaba eso, hay que superarlo. Admiro mucho cómo lo han hecho en Rusia: no han quitado ninguna estrella roja ni ninguna hoz y martillo. Esa época ha pasado, ya no son comunistas, pero antes sí lo eran. Eso es parte de nuestra historia.

También me parece mal que los escudos de Franco con el águila de San Juan se supriman. Si están en un edificio que se hizo en su época, que lo dejen ahí porque ya se sabe que no es el símbolo de la nación.

Pero eso puede molestar a las víctimas del régimen franquista.

Yo no veo de qué manera puede doler el águila de Franco en un edificio que es de su época, del mismo modo que la gente que dice que el Valle de los Caídos hay que volarlo. ¿Saben la pasta y el esfuerzo que hay ahí encerrados? A aquello habrá que darle otro uso, pero volarlo no. No podemos erradicar la historia borrándola. Me parece bien que quiten las estatuas de Franco, pero que no las destruyan, porque algún día deberán estar en los museos como representación de una época. Han ocurrido esos cuarenta años en España, no podemos borrarlos.