La Junta de Andalucía evita hablar de consumidores para no incurrir en sexismo

La Junta de Andalucía evita hablar de consumidores para no incurrir en sexismo

Cultura Política lingüística

Andalucía perseguirá a los “consumidores”, no a las “personas consumidoras” para acabar con el sexismo

La Junta advierte a FACUA que incurre en prácticas de lenguaje sexista al incluir en sus campañas subvencionadas lenguaje excluyente, como "usuarios" y no "personas usuarias". 

18 enero, 2018 14:10

La Junta de Andalucía ha advertido a FACUA que el uso de expresiones como “consumidores” y “usuarios” en lugar de “personas consumidoras” y “personas usuarias” implica prácticas de “lenguaje sexista” y “podría considerarse una infracción leve de la Ley General de Subvenciones” si aparecen en textos de campañas financiadas por la Administración Autonómica.

Por eso la Dirección General de Consumo, dependiente de la Consejería de Salud, ha instado a FACUA Andalucía a eliminar de los contenidos de sus campañas financiadas con dinero público todas las menciones “realizadas en masculino genérico”, como “consumidores”, y sustituirlas por “otras estructuras no excluyentes”. Entiende la Junta que el uso del masculino no es neutro ni neutral.

“A nosotros nos da la sensación de que la Junta no ha calibrado bien, no tiene por qué ser considerado sexista”, explica a este periódico el portavoz de FACUA Rubén Sánchez. “No hay más que ver la cuenta de Twitter de la presidenta de la Junta, donde habitualmente utiliza el masculino genérico. Es una falta de coherencia porque ellos hacen lo mismo en buena parte de sus comunicados oficiales, incluso en su web”.

Una multa de 900 euros

Sánchez dice que no tiene ni pies ni cabeza que les acusen de incurrir en una vulneración sexista. “La legislación andaluza plantea no incurrir en lenguaje sexista, le hemos preguntado qué ley hace referencia y sólo nos responden que es sexista. En sus propios textos en la web de la Junta utilizan el masculino genérico. Es absurdo. Están planteando una igualdad de género a través de censura lingüística”, añade.

Desde la Junta aseguran que "el principio de igualdad es uno de los ejes centrales en las políticas públicas desarrolladas por el Gobierno Andaluz". Y consideran que "el lenguaje es una herramienta básica para contribuir a esa igualdad rea". Señalan la Ley 12/2007, para la promoción de la igualdad de género en Andalucía. En caso de negativa a realizar el cambio por parte de FACUA se iniciaría un procedimiento que podría conducir con una sanción de entre 75 y 900 euros

Visibilidad de la mujer

Ignacio Bosque ya informó a la RAE –en Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer- que las guías habituales del uso no sexista del lenguaje suelen contener recomendaciones que contravienen las normas de la Real Academia Española y la Asociación de las Academias. De hecho, se sentía molesto porque los impulsores de estas “entienden que no corresponde a los lingüistas determinar si los usos verbales de los hispanohablantes son o no sexistas”.

Para el investigador no existe ilegalidad lingüística alguna en las recomendaciones sobre el uso del lenguaje no sexista, pero también cree que es insostenible suponer que “nuestra lengua ha de hacer explícita la relación entre género y sexo”. Asegura que no seguir esta pauta sea invisibilizar a la mujer.

Bosque ya apuntó en su día que “resulta inquietante” que, desde dependencias oficiales de universidades, comunidades autónomas, sindicatos y ayuntamientos, “se sugiera la conveniencia de extender un conjunto de variantes lingüísticas que anulan distinciones sintácticas y léxicas conocidas”.

“Al pensar el lenguaje como política salimos de la zona de confort. Por eso nos suena tan mal el uso del femenino para referirnos al conjunto de la sociedad. Nos suena mal porque la norma que tenemos es sexista”, explicaba a este periódico el sociolingüista José del Valle, profesor en el centro de estudios de posgrado de la Universidad Pública de Nueva York. 

“Estas disputas sobre cuestiones lingüísticas no son sólo sobre cuestiones lingüísticas: lo lingüístico no existe al margen de lo social y lo político. Es el campo de batalla en el que se libran otras pulsiones hegemónicas”, añade. El uso de la huella femenina ha hecho visible la batalla política con la que se construyen las normas. Los usos no aparecen porque sí, los diccionarios no nacen sin intenciones.