
El 'no beso' entre Melania y Donald Trump en la investidura del nuevo presidente de Estados Unidos. Gtres
El gesto viral de la investidura no ha sido el único: los otros 'no besos' de Trump y Melania (y sin sombrero como excusa)
El presidente no pudo intercambiar un beso de cariño a su mujer por el sombrero que esta llevaba en el look de la investidura.
Más información: Así ha sido el primer baile de Donald Trump y Melania como pareja presidencial: 'looks' a juego y el cariñoso gesto de él
Con permiso de Donald Trump (78 años), su mujer, Melania (54), ha acaparado el protagonismo en su toma de posesión como presidente de Estados Unidos. Por sus looks, en las últimas horas la eslovena ha estado en el foco. Una first lady en toda regla que promete no defraudar en los próximos cuatro años. Precisamente la elección de uno de sus estilismos propició la gran anécdota de la jornada: el 'no beso' de la pareja presidencial.
Para la investidura, la exmodelo se decantó por un ouftit sobrio y elegante, formado por un abrigo hecho a medida, azul marino y cruzado, de Adam Lippes. Además, un sombrero canotier a tono y con una línea blanca del neoyorquino Eric Javits. Fue este complemento la pieza protagonista del estilismo de Melania, ya que impidió que la primera dama besara a su marido después de que este se convirtiera, oficialmente, en el nuevo presidente de Estados Unidos. El líder republicano, cabe puntualizar, sí consiguió llegar al cuello de su mujer.
El gesto se hizo viral y muchos usuarios de las redes lo bautizaron como "el beso no beso" entre el republicano y la exmodelo. Pero lo cierto es que no es la primera vez que ocurre una situación similar. Quizá por el simbolismo del acto, este ha dado a la vuelta al mundo.

Trump dio un beso a Melania, casi en el cuello, tras tomar posesión como presidente de Estados Unidos. Gtres
Donald Trump y Melania siempre han sido cautos al momento de profesarse amor públicamente. Ella, opuesta al carácter excéntrico del mandatario, ha preferido, en la medida de lo posible, la discreción y distancia. Una imagen que nada tiene que ver con la de los Biden o los Obama, quienes sí se intercambiaron gestos de cariño en diferentes compromisos. Jill (73) o Michelle (61), por ejemplo, parecían no tener problema en deshacerse en gestos de amor hacia sus maridos.
En el caso de Donald Trump y Melania han sido contadas las veces que se han dado un beso en la boca en un acto público. La línea siempre ha sido un beso en la mejilla, abrazos o poner morritos. Así ocurrió, por ejemplo, en la celebración de la victoria del presidente el pasado noviembre o en el cierre de su campaña.

Melania y Donald Trump en el primer baile presidencial. Gtres
En la investidura del magnate, el ala ancha del sombrero impidió un mayor acercamiento entre la pareja. Pero en ocasiones pasadas, sin pamela de por medio, no se ha propiciado el gesto por decisión propia. Horas después de la investidura, en el primer baile como pareja presidencial, se produjo una situación similar.
Melania cambió de look, optando por un impresionante vestido palabra de honor en color blanco y un zig zag de tela negra en la zona delantera y parte de la espalda. Para este estilismo dejó su melena suelta y con unas ligeras ondas de medios a puntas. Era un outfit de gala y prescindió de complementos en su pelo. Así, se daban todas las circunstancias para que el presidente y su mujer se intercambiaran ese gesto que en la investidura no pudo ser.
Trump y Melania, no obstante, siguieron su línea habitual. Llegaron de la mano y sonrientes. Al momento del baile se abrazaron y siguieron el ritmo de la música. Acercaron sus rostros e intercambiaron miradas, pero no hubo beso. El gran gesto de cariño llegó por parte del líder de los republicanos.
El presidente dedicó el baile a los miembros de las Fuerzas Armadas, pero no se olvidó de la eslovena. El magnate, concretamente, dio las gracias a "la fantástica primera dama, Melania". Su mujer, la madre de su hijo menor, Barron (18), y quien lo acompañará en los próximos cuatro años en la Casa Blanca. 1.460 días en los que la pareja presidencial podrá mermar con su imagen fría y deshacerse en gestos amorosos o continuar discretos, al menos de cara al público y en lo que a su vida sentimental se refiere.