Desde hace dos años, octubre se ha convertido en el mes de La Vecina Rubia. Con la vuelta al cole, en los primeros días de septiembre, llega la preventa de una nueva novela de la influencer anónima (pero presente) más famosa de internet y el comienzo de la cuenta atrás para la llegada del libro a nuestras casas.

En términos editoriales, cada uno de sus libros ha superado el éxito del anterior. Esta tercera novela, La chica del verano, ha tenido que sacar su sexta edición al día siguiente de su lanzamiento y, es posible que, en el momento en el que tú estés leyendo estas líneas haya tenido que entrar en imprenta alguna más. El fenómeno literario más aplastante que se recuerda en España en mucho tiempo.

Y ahora es cuando muchos se estarán preguntando que por qué estamos hablando en COCINILLAS de un libro que no es de gastronomía. Tranquilos, no vamos a destripar nada relativo a lo que acontece en este libro que es el final de la saga Verano. 

Pero sucede que nos encanta buscar referencias gastronómicas en todo tipo de libros, como ese plato que están comiendo los protagonistas en uno de los momentos claves de la historia o ese restaurante en el que todos querríamos compartir mesa con los protagonistas del libro.

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Okashi Sanda, un restaurante japonés para todos

En un momento de la historia, no diremos cuándo ni por qué motivo, la protagonista nos lleva hasta este japonés del barrio de Malasaña. Un restaurante japonés abierto en el año 2008, cuando en España muchos aún pensaban que en Japón solo se comía pescado crudo mojado en salsa de soja.

Con alma de izakaya nipona, este coqueto local madrileño con el techo plagado de farolillos de papel de arroz y flores de cerezo (sakura) por doquier, Okashi Sanda nació con el propósito de acercar la gastronomía japonesa a España más allá de la idea que teníamos sobre la cocina nipona, por eso, en su propuesta gastronómica no encontramos ni una pieza de sushi o sashimi.

No tardaron en darse cuenta de que podían hacer algo más y conseguir así que este acercamiento fuese posible para más gente y así fue como se convirtieron en el primer restaurante japonés certificado 100 % libre de gluten y lactosa.

Y continuando con esa voluntad de llevar Japón al mayor número de personas posible, en 2021 abrieron un nuevo restaurante en Valencia y empezaron a trabajar para incluir también en la carta adaptaciones del mayor número posible de platos a la dieta vegana.

Cómo es la carta de este japonés vegano y gluten-free

Todos los platos de Okashi Sanda son sin gluten y los salados son 100 % sin lácteos. Algunos postres pueden contener proteína de la leche y está perfectamente detallado en la carta. Los platos que son naturalmente veganos como el Gohan (arroz blanco japonés) o aquellos que también cuentan con versión vegana alternativa como el Takoyaki (las croquetas de pulpo japonesas) están marcados con una V.

Como hemos dicho antes, en este restaurante no hay sushi, en realidad, no hay ningún plato que lleve pescado crudo, por lo que es el japonés perfecto para los que siguen siendo reacios a probarlo de ese modo.

La carta comienza por la sección de entrantes, en la que podemos encontrar platos como el mencionado Takoyaki, Gyozas veganas y con carne, Yakitori (brochetas a la parrilla) o Tori no karaage (el adictivo pollo frito crujiente japonés). Los precios van desde los 3,25 € del Gohan hasta los 11,25 € del Yakitori.

En la carta de la sede valenciana encontramos también algunos platos que ya no están en la carta madrileña, como la Goma wakame (la popular ensalada de algas) y Kabocha korokke (croquetas de kabocha, una calabaza muy popular en Japón), no tengo pruebas, pero tampoco dudas de que este debió de ser uno de los platos que más gustaron a La Vecina Rubia, guiño, guiño.

En el apartado de platos principales, Udon, Ramen y Yakisoba, los tradicionales platos nipones con fideos con precios entre 13,75 y 14,75 € y otros también muy típicos como guisos Kare raisu y Katsu kare, ambos con curry; Oyakodon, Katsudon; Tonkatsu (el filete empanado japonés por excelencia) o el Okonomiyaki (la tortilla más completa de Japón). El precio de ninguno de ellos supera los 15,50 €.

En la carta de postres, todos elaborados artesanalmente, encontramos dos apartados, uno de postres veganos (sin gluten, sin lácteos y sin huevo) con dulces como el flan de matcha casero con helado o la tarta de queso sin queso; y otro de postres sin gluten y sin lactosa (pero que no son veganos y, por lo tanto, contienen proteína de la leche) en el que nos ofrecen su tarta de zanahoria, o la famosa tarta de queso suflada. Entre 3.00 y 6,50 €.

En la carta de bebidas, con un poco de todo, podemos encontrar referencias japonesas como el Ramune o el Calpis (los refrescos japoneses más populares) y cervezas Kirin, Asahi y Sapporo. Se completa con algunas cervezas nacionales, todas ellas sin gluten, agua, refrescos y una pequeña selección de vinos blancos y tintos.