Tarta de manzana, un clasicazo de la cocina.  A veces el sólo hecho de escuchar la palabra “tarta” ya nos da pereza, pero ésta es mucho más fácil de lo que parece y sobre todo,  siempre sale bien. La repostería es una de las artes culinarias más complicadas; sin embargo, con esta tarta vas a dar en el clavo tengas experiencia o no. Hay muchas formas de hacer cada plato y cada receta, y esta creo que es una de las más sencillas para la tarta de manzana… con algo más que manzana.

Preparación

Lo primero que tenemos que hacer es pelar bien las manzanas y cortarlas en 4 partes para poder quitarles el corazón. Cuando estén limpias cortar todas en rodajas gruesas y meterlas en el bol que vamos a utilizar para la tarta. Mezclar con las manzanas el azúcar la canela y la ralladura de la naranja. Así tendremos listo el relleno de nuestra tarta.

Para la tapa se requiere un poco más de mañana, pero no os asustéis que es fácil.
Coged un cuarto de la placa de hojaldre y amasarlo haciendo un churrito no muy fino, como hacíamos con la plastelina cuando éramos pequeños. Cuando el churrito tenga casi el largo que necesitamos para abarcar nuestro cuenco amasamos con un rodillo para que se nos quede una tira ancha y plana que cortaremos en dos. Tendremos que formar dos tiras de 1cm aproximadamente.

La primera tira la usaremos para hacer la base. Tendremos que untar un poco de huevo en el borde del molde y pegarla directamente, después amasaremos el resto de hojaldre que hemos guardado formando una placa grande que nos tape todo el molde. Cuando esté lista la colocamos y recortamos las partes sobrante.

Para terminar pegamos con un poco de huevo la segunda tira en el borde y presionamos con los dedos para darle forma, nos podemos ayudar de un cuchillo. Presionamos con dos dedos y hacemos un cortecito entre ellos.

Si os sobra hojaldre podéis coger unos moldes y decorar vuestra tarta. Cuando todo este bien tapado untar bien de huevo y hornear a unos 200º durante 15/20 min, hasta que veáis que el hojaldre sube y se dora.

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Resultado

El interior de la tarta está de muerte, se junta el jugo de la manzana con el azúcar y la naranja y se queda como una especie de jalea deliciosa. El problema, que sólo tenga la tapa de hojaldre, porque aunque cojamos un trozo de hojaldre y de relleno, los sabores y la texturas no se mezclan bien y a mí, al comer tartas sí me gusta tener base o algo de bizcocho u hojaldre que le de consistencia. Pero aunque ese sea un fallo de la receta el sabor del relleno hace que se te olvide. Está de muerte.