Con la rúcula suele pasar como con el cilantro: o la amas o la odias. Este tipo de hortaliza tiene un sabor muy característico, fundamentalmente amargo, y ligeramente picante que gusta a muchos, pero que a otros aún les hace arrugar la nariz. En su día hubo un boom de rúcula en todas partes, no solo en ensaladas como la ensalada de fresas y rúcula, sino también en salsas como la de los tacos de boniato, en tostas como la de chutney de mango y huevo y en pizzas como las que suelen terminar con jamón serrano por encima o la de queso de Burgos y rúcula.

Para aquellos que la amen, este es el plato perfecto para un brunch, pero también como ensalada para consumir en cualquier momento. Y para los que no, seguramente también, pues la combinación con la sedosa textura del huevo (poco hecho), del aguacate y el aliño de la mayonesa de limón con el frescor del eneldo, hace pasar un poco desapercibido ese amargor picantito; aunque para los más "haters", bien se puede sustituir fácilmente por espinaca fresca, sus parientes los berros, o hacer una mezcla de ambas.

Lo cierto es que su sabor picante es muy beneficioso para el organismo. Viene dado por unos componentes llamados glucosinolatos que son unos potentes antioxidantes. Estos, además se descomponen en isotiocianatos, de los que se ha demostrado su utilidad para prevenir ciertos tipos de cáncer. Tiene además una gran cantidad de vitamina A, en forma de carotenos, unos potentes antioxidantes naturales para la vista que ayudan a prevenir problemas oculares, y su aporte de hierro y ácido fólico la convierte en un gran remedio para la anemia.

El huevo que la acompaña se hace cocido justo el tiempo necesario para que la clara quede hecha pero la yema resulte jugosa y pueda aliñar así también las hojas de esta ensalada, aunque también se puede hacer poché poniendo un cazo al fuego con agua y un chorrito de vinagre, o dejarlo cocer más tiempo si se prefiere la yema dura.

La mayonesa del aliño consiste en una receta básica a la que se le añade zumo y ralladura de limón, pero es conveniente hacerla con un aceite de oliva suave para no añadir más amargor al conjunto. La cantidad a emplear para cada ración por comensal dependerá de cada uno, pero si sobra se puede elaborar con ella un tataki de bonito con mayonesa picante o un paté de atún con alcaparras. 

Cómo hacer huevos con rúcula y mayonesa

Paso 1

Para cocer los huevos habrá que hervir agua en un cacillo con una cucharadita de sal y, cuando hierva, incorporar los huevos. Entonces, bajar el fuego levemente, asegurándonos de que el hervor continúa, y cocinar 5-6 minutos. Rápidamente, pasar a bol con agua y hielo para romper la cocción y enfriar. Cuando estén fríos, pelar.

Paso 2

Mientras tanto, laminar pan y llevar al horno o a la tostadora hasta que esté dorado. Cortar en cubitos.

Paso 3

Rallar la piel del limón, y hacer el zumo de medio. Tener cuidado cuando se ralle de no pasar a la parte blanca ya que amargaría.

Paso 4

Hacer la mahonesa emulsionando, en un vaso batidor, el aceite con el huevo. Lo ideal es meter la batidora hasta el fondo, accionando con potencia al mínimo e ir subiendo poco a poco. El huevo siempre debajo y el aceite encima. Cuando la mahonesa ya esté montada, incorporar la ralladura, el zumo de limón y la pizca de sal y mezclar todo muy bien.

Paso 5

Partir el aguacate por la mitad, quitar el hueso, pelar y trocear.

Paso 6

Para terminar el plato, lavar la rúcula y secarla muy bien. Colocar una cama de rúcula en la base del plato, añadir un poco de la mayonesa de limón, el aguacate en trocitos, los huevos partidos a la mitad, los croutons de pan, el eneldo, pimienta, y copos de chile. Terminar con un buen aceite de oliva y también con unas escapas de sal.