Carlos Matute completó su primer maratón en Nueva York en 2008.

Carlos Matute completó su primer maratón en Nueva York en 2008.

Salud

Matute, 69 años, neurobiólogo y corredor de 18 maratones: "El cerebro termina reponiéndose, como la cuenta corriente"

El investigador de la Universidad del País Vasco ha liderado un estudio en el que han demostrado que los corredores experimentan cambios en la mielina.

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"Yo soy maratoniano". Así se presenta Carlos Matute, pero podría hacerlo de muchas otras formas: es físico de formación, catedrático de Anatomía y Embriología y presidente de la Sociedad Española de Neurociencia.

Pese a esta diversidad, siempre ha tenido presentes los maratones. Tanto es así que los ha convertido en objeto de estudio para comprobar qué efectos se producen en el cerebro cuando se corre esta carrera de 42 kilómetros.

Para ello recogieron imágenes detalladas del cerebro de 10 corredores de maratón antes y 48 horas después del maratón. También tomaron imágenes a las dos y a los seis meses de la carrera. Los resultados mostraron cambios en la mielina, una sustancia que rodea las neuronas.

Al correr, el cuerpo consume fundamentalmente hidratos de carbono como fuente de energía. El problema en los maratones es que, a partir del kilómetro 30 (conocido como "el muro"), las reservas energéticas comienzan a agotarse.

Es entonces cuando la mielina, que constituye casi la mitad del tejido cerebral, actúa como aislante eléctrico, al estar compuesta principalmente de lípidos. La reducción de la mielina se produce en 12 zonas de materia blanca del cerebro, relacionadas con la coordinación motora.

Pese a que "el cerebro cambia estructuralmente", la modificación no deja secuelas a ninguna edad, a diferencia de lo que sucede en otros deportes en los que sí que existe un mayor riesgo de tener enfermedades neurodegenerativas.

En este caso, las concentraciones de mielina aumentan al cabo de las dos semanas, aunque no alcanzan los niveles previos a la carrera hasta pasados dos meses. Es imprescindible, eso sí, haber tenido un buen descanso y una alimentación saludable.

"Este depósito de energía es como la cuenta corriente, tú tiras de ella hasta que te ingresan el salario. Con el cerebro sucede lo mismo, se repone a demanda", comenta Matute en conversación con EL ESPAÑOL.

Aunque será necesario seguir investigando para descubrir cómo se relaciona el ejercicio extremo con la cantidad de mielina en el cerebro, lo que sí pone de manifiesto esta investigación es que el metabolismo energético cerebral es más complejo de lo que se pensaba.

Una confluencia de factores

Los investigadores ya están estudiando si estos cambios tienen algún efecto sobre las funciones neurofisiológicas y cognitivas de las regiones que se ven afectadas. Aunque aclaran que correr maratones no es perjudicial para el cerebro. Todo lo contrario.

La reposición de la mielina como reserva de energía es beneficiosa, puesto que ejercita la maquinaria metabólica del cerebro, como bien sabe el propio Matute, que completó su primer maratón en 2008.

Carlos Matute llegando a la línea de meta en el maratón de Atenas.

Carlos Matute llegando a la línea de meta en el maratón de Atenas. Cedida

Fue el de Nueva York y su sorpresa llegó al acabarlo sintiéndose bien y con ganas de celebrarlo. Con cerca de 70 años, ha completado 18 maratones en sólo una década.

A raíz de un problema articular no ha participado en ninguno desde 2018, pero para el próximo año espera hacerlo en el de Barcelona. "Corriendo maratones piensas cómo puedes llegar a la meta consciente y sano", dice sobre la "confluencia de factores" que dieron origen al estudio.

Cree que la mayor excitación para el cerebro es la expectación que genera la llegada a la línea de meta: "No hay ningún secreto". Su recomendación para quien se vaya a iniciar en el maratón es ser sistemático y no participar en ninguno sin antes haber realizado una prueba de esfuerzo.

También es importante entrenar de forma progresiva para optimizar las reservas energéticas que tiene nuestro organismo y para que las reacciones químicas se vuelvan más eficientes.

Más allá del maratón

En roedores ya se había sugerido que los lípidos pueden actuar como reserva energética en condiciones metabólicas extremas, pero el trabajo de la Universidad del País Vasco es el primero que descubre este comportamiento en humanos.

La novedad del hallazgo ha hecho que el estudio aparezca este año en el segundo puesto dentro del listado que anualmente elabora Nature con los artículos más discutidos de los que se publican en esta prestigiosa revista.

La posición no es para menos, pues podría tener implicaciones en patologías desmielinizantes como la esclerosis múltiple (EM), donde la desaparición de la mielina facilita el daño estructural y la degeneración.

Comprender cómo la mielina de los corredores se recupera tan rápido ofrecería información clave para desarrollar nuevos tratamientos. Su repercusión, no obstante, podría trascender lo farmacológico.

Sabiendo con qué alimentos se favorece la reposición de mielina podrían establecerse estrategias nutritivas con las que evitar la desaparición de una sustancia que no sólo está dañada en la EM, sino que también lo está en el alzhéimer o en el envejecimiento.

Es posible entonces que, además de ralentizar enfermedades, se logre vivir más tiempo con una mejor calidad de vida, como apunta Matute, quien hace un llamado a la calma: "Probablemente lo veamos con los años, no de un día para otro".