La hoja de coca es ampliamente consumida en el altiplano andino.

La hoja de coca es ampliamente consumida en el altiplano andino. Shutterstock

Salud

Investigadores de Harvard proponen despenalizar la hoja de coca: "Desbloquearía su investigación médica"

Consideran que su equiparación con la cocaína es injusta para los millones de personas que la consumen. Su uso es seguro y no hay probado daños.

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Las claves

Investigadores de Harvard proponen despenalizar la hoja de coca, argumentando que su clasificación actual como estupefaciente impide el avance en la investigación médica de sus compuestos.

El equipo sostiene que el consumo tradicional de hoja de coca, común en los Andes, no presenta efectos adversos ni potencial adictivo, a diferencia de la cocaína.

Expertos destacan los posibles beneficios médicos de la hoja de coca, entre ellos propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y su uso como antidepresivo leve.

La despenalización permitiría un mayor conocimiento científico y protegería las prácticas culturales indígenas asociadas al consumo de la hoja de coca.

¿Habría que prohibir el café? ¿Tendría sentido que condenaran a una persona por llevar té en la maleta? ¿Estamos perdiéndonos avances médicos por haber demonizado la valeriana?

Para un puñado de autores liderados por Dawson M. White, investigador del Herbario de la Universidad de Harvard, la hoja de coca es equiparable a las anteriores sustancias y, por tanto, habría que despenalizar su uso.

En un artículo publicado en la revista Science, defienden que la Organización Mundial de la Salud (OMS) saque la hoja de coca del nivel 1 de su clasificación de sustancias estupefacientes, la más restrictiva.

La Convención de las Naciones Unidas sobre Narcóticos de 1961 la incluyó en la lista al equipararla con la cocaína, un alcaloide contenido en la hoja de coca y de consabidos efectos perjudiciales sobre la salud pública.

Pero los autores consideran que esta clasificación es tremendamente injusta para los millones de personas que consumen hoja de coca masticándola o en infusión.

Actualmente, la OMS está revisando esta clasificación y está valorando un primer informe del Comité de Expertos en Farmacodependencia sobre la cuestión.

La Comisión de Estupefacientes tendrá que votar en los próximos meses su reclasificación, previsiblemente lo hará la próxima primavera.

Los autores del artículo publicado en Science señalan que, "como un estimulante diario similar al té o al café, masticar hoja de coca ofrece una sutil sensación de claridad y bienestar".

Los estudios realizados, además, señalan que el consumo de hoja de coca no tiene efectos perjudiciales aparentes ni potencial adictivo.

La única razón por la que se mantiene en la lista es porque de ahí se extrae la cocaína, si bien "para producir un kilogramo de cocaína hacen falta 860 kilogramos de hojas de coca frescas", por lo que no tendría sentido penalizar su posesión.

Los autores hacen un llamamiento para distinguir entre hoja de coca y cocaína, un "error de clasificación científico y legal que lleva mucho tiempo establecido".

Antidepresivo leve

Además, la desclasificación también tendría sus ventajas, pues "desbloquearía la investigación médica de sus muchos compuestos bioactivos".

Es conocido que los habitantes de la altiplanicie andina (principalmente en Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador) la toman para evitar el mal de altura y la fatiga principalmente.

Se ha comprobado, además, que tiene propiedades antioxidantes, anti-inflamatorias, anti-hipertensivas, metabólicas o antimicrobianas.

Incluso, en contextos terapéuticos "se ha probado como antidepresivo leve y una ayuda potencial en el tratamiento del trastorno por uso de cocaína y anfetaminas".

José Carlos Bouso, director de investigación y ciencia del Centro Internacional para la Educación Etnobotánica, Investigación y Servicio (Iceers), sostiene que "no hay un conocimiento profundo pero sí suficiente sobre sus potencialidades médicas".

La clasificación de la hoja de coca en el nivel 1 de estupefacientes de la OMS (en la que se basan las legislaciones nacionales, como la española) ha impedido una mayor investigación al respecto.

Sin embargo, Bouso apunta que lo importante no es tanto las oportunidades perdidas en el entorno medicinal sino la injusticia respecto a las costumbres en el altiplano andino.

"Todos los rituales están mediados por la hoja de coca, por eso su persecución es una barbaridad".

La Convención de Naciones Unidas de 1961 se basa en un informe de expertos de los años 50, "racista y supremacista", donde se acusaba a la hoja de coca de diversos males y que hoy está ampliamente superado.

Aunque su uso se ha ido normalizando en los países andinos, muchos emigrantes se encuentran con problemas cuando salen de su país y cargan cierta cantidad de hoja de coca.

Expertos del Iceers han participado en el peritaje de procesos penales de este tipo. "En diez años hemos tenido más de una veintena de casos", señala Constanza Sánchez, directora de Ley, Política y Derechos Humanos.

"Piden penas altísimas por llevar bolsas de hoja de coca, con la justificación de que pueden extraer el alcaloide y convertirlo en cocaína, pero, siendo tan fácil encontrarla en la noche española, ¿qué sentido tiene traerte la hoja de coca para hacerlo?"

Sánchez aboga por la salida de este producto de la clasificación de la OMS, aunque "muchas comunidades indígenas temen que esto suponga una mercantilización de la hoja de coca".

Sin embargo, reclasificar esta planta (en realidad, un género con casi 300 especies, muchas de ellas sin cocaína en su composición) podría servir para facilitar la investigación de los potenciales beneficios de la hoja o sus alcaloides.

Similar opinión comparte Pedro Zapater, presidente de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC).

"Tiene varios alcaloides y su reclasificación puede favorecer una mayor investigación", opina, resaltando que no ha habido ensayos clínicos con ellos, hasta el momento.

"Que no se haya hecho investigación clínica está influido por ser considerado un estupefaciente, y desclasificarlo podría favorecerla".

Con todo, sostiene que también hay que tener en cuenta los "usos incorrectos" que podrían darse con ello.

"El problema es la dosis y la vía de administración". De la forma tradicional está demostrado que no genera daños "pero si se usa a dosis más altas, en preparados para inhalar —que mejoran la absorción— podría ser distinto y tener mayor toxicidad".

La propia cocaína fue utilizada en su momento como anestésico. "En las cirugías, al ser vasoconstrictor, se usaba pero dejó de hacerlo por su potencial adictivo. Hoy ya no se usa, hay opciones mucho más seguras".