Una persona duerme frente a una luz roja.

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Salud

El 'boom' de la terapia en casa con luz roja: por qué cada vez más 'influencers' la utilizan en su día a día

Los expertos defienden que la mayoría de beneficios asociados a esta tecnología no han obtenido resultados concluyentes en las investigaciones.

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Las claves

La terapia con luz roja ha ganado popularidad recientemente, especialmente entre influencers y deportistas famosos como Marcos Llorente y Erling Haaland.

Aunque se promociona como remedio para la regeneración muscular y la compensación de luz solar, la evidencia científica que respalda estos beneficios es limitada.

En dermatología, la terapia con luz roja muestra más evidencia para la regeneración capilar y la reducción de arrugas, aunque sus efectos son superficiales.

Los dispositivos de luz roja para uso doméstico son populares, pero pueden no estar bien calibrados ni contar con las certificaciones adecuadas.

El uso terapéutico de la luz roja ha saltado a la palestra en las últimas semanas después de que dos reconocidos futbolistas, Marcos Llorente (Atlético de Madrid) y Erling Haaland (Manchester City), mostraran que forma parte de su día a día.

No es un fenómeno nuevo, cada cierto tiempo hay un influencer, un deportista de élite, un actor o cualquier otra persona famosa que habla de ciertas intervenciones en la salud o herramientas para ello y parece que se convierte en una especie de panacea que todo el mundo debe aprovechar. Sin embargo, muchas veces el respaldo científico es limitado o nulo.

En este caso, tanto Llorente como Haaland han mostrado el uso que hacen de la luz roja como una suerte de remedio que sirve, entre otras cosas, para compensar la falta de luz solar o para la regeneración muscular. Sin embargo, la evidencia científica no termina de respaldarles.

Es cierto que se ha estudiado su papel en el deporte para acelerar regeneración muscular después del ejercicio, reduciendo el dolor y la rigidez, cuenta Airam Jenny Dávalos, responsable del grupo de dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Sin embargo, todavía hay pocos estudios sobre ello y los resultados son "muy discretos y poco concluyentes", indica Jose Luis Martínez-Amo, dermatólogo del Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). "Muchos de ellos son hipótesis por su mecanismo fisiopatológico", agrega Dávalos.

El dermatólogo cree que como esta terapia lumínica no es invasiva ni dolorosa, no causa prácticamente efectos secundarios y se asocia a la idea de bienestar, las redes sociales han popularizado su uso sin distinguir entre beneficios demostrados y promesas no probadas que son, a juicio del experto, la inmensa mayoría. "Hay que separar la evidencia del marketing".

La forma en que la emplean ambos deportistas de élite esta terapia como sustituta o complementaria de la solar es una interpretación incorrecta desde el punto de vista biológico, afirma el experto. Es cierto que la terapia con luz roja actúa en las células de la piel y favorece la producción de trifosfato de adenosina (ATP), su energía.

Lo que no es cierto es que pueda tomarse como algo sustitutivo del sol, recalca Martínez-Amo. Ni estimula la síntesis de vitamina D, para lo que hace falta radiación ultravioleta, "ni recarga de ninguna manera el cuerpo de luz solar".

Puede tener algunos beneficios locales como mejorar la circulación o reducir la inflamación muscular, pero no reemplaza bajo ningún concepto la luz natural que procede del sol ni corrige su déficit, agrega el dermatólogo de GEDET.

El experto lamenta que personajes públicos como ellos lancen este tipo de mensajes y esta imagen que no se ajusta a la realidad. "Hemos confundido el tener seguidores con tener conocimiento real y no hay ningún rigor".

Otros beneficios que se han relacionado con este tipo de terapia lumínica son mejoras en el estado de ánimo y en el estrés. También se ha planteado su uso en personas con depresión y para tratar problemas oculares. No obstante, todavía no hay resultados concluyentes para estas cuestiones y falta mucha investigación, dicen los dos científicos.

Evidencia en dermatología

El mayor respaldo científico en el uso de la luz roja la encontramos en dermatología, cuenta Dávalos, sobre todo para la regeneración capilar y la reducción de arrugas o líneas de expresión. "Tiene una evidencia bastante sólida", subraya.

El primero se debe a un efecto vasodilatador de la fotomodulación, que puede hacer que la sangre y los nutrientes lleguen mejor al folículo piloso, regenerándolo y fortaleciéndolo. Incluso, algunos estudios han visto que puede potenciar el efecto de productos como el minoxidil tópico, desgrana la dermatóloga de la SEMG. Eso sí, este efecto desaparecía al dejar de emplear la luz roja.

El segundo resultado es gracias a que la activación celular de la luz roja se traduce en una estimulación de la producción de colágeno y elastina. Este, de hecho, es uno de los factores que ha hecho que se ponga tan de moda, expone Dávalos.

Martínez-Amo, de GEDET, cuenta que también está comprobado que esta terapia lumínica sí que sirve para tratar problemas como acné, rosácea, para reducir la inflamación local y para eliminar cicatrices.

Eso sí, el dermatólogo destaca que tiene unos efectos bastante cautos y solo a nivel superficial porque tiene una capacidad de penetración en la piel de solo un milímetro. "Algo puede funcionar, pero de panacea nada".

De hecho, la terapia con luz roja no se emplea como tratamiento único, sino como algo complementario. Por ejemplo, para tratar el acné se pueden dar sesiones cada dos semanas con una lámpara, pero debe acompañarse de otros métodos, como la microdermoabrasión.

Martínez-Amo cuenta que otro uso en dermatología es aplicarlas después de realizar en la clínica procedimientos que puedan ser inflamatorios. Incluso, puede mejorar "un poco" las cicatrices, aunque para esto hay otras tecnologías láser que funcionan "infinitamente mejor".

Aunque no es invasiva, esta tecnología no es inocua y su uso puede acompañarse de efectos secundarios como heridas en la piel por deshidratación de los tejidos o lesiones en la piel causadas por tejido desvitalizado por radioterapia, explica Dávalos.

Martínez-Amo cuenta que esos efectos adversos se deben, en general, a un mal uso. Algo que se suele corresponder con el exceso de tiempo en la exposición o a que se hace a una distancia inadecuada. Lo ideal, agrega, es mantener una distancia de cuatro dedos entre la luz y la piel.

De todas formas, esto es muy inusual porque los aparatos para uso en casa distan bastante de la potencia que puede tener los que tienen los profesionales sanitarios. "Es bastante más baja".

La terapia con luz roja no tiene una duración determinada, dice el dermatólogo. "Depende mucho de para que se use y de la máquina que tengas". Puede haber algunas aplicaciones que supongan solo unos minutos y otras que se extiendan varias horas.

Los dispositivos domésticos de luz roja no necesitan ningún tipo de aprobación sanitaria porque se consideran pequeños aparatos electrónicos y eléctricos. Aun así, el dermatólogo advierte que no se debe comprar cualquier cosa: "En general son seguros, pero no todos están bien calibrados ni cuentan con certificaciones adecuadas".

Martínez-Amo cree que la popularidad de los dispositivos domésticos para aplicar luz roja se debe, sobre todo, al discurso cada vez más común entre algunos sectores de influencers y famosos del conocimiento del propio cuerpo y de cómo modular su funcionamiento.