Ramón Mel, director general del grupo Solti de investigación en cáncer de mama.

Ramón Mel, director general del grupo Solti de investigación en cáncer de mama.

Salud

Los médicos españoles que investigan el cáncer sin esperar a las 'farmas' o al Gobierno: "Tenemos cero ayudas públicas"

Una veintena de grupos cooperativos unen a oncólogos y otros médicos para suplir aquellos huecos que deja la investigación de la industria farmacéutica.

Más información: Golpe al cáncer: científicos españoles hallan la "caja negra" que abre la puerta a predecir cómo evolucionará cada tumor

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Ha cambiado el paradigma de la atención en un tipo de cáncer de pulmón y han sido oncólogos españoles quienes han liderado este avance. 

El estudio 'Nadim' probó la eficacia de una nueva estrategia para atacar el tumor en una fase localmente avanzada: administrar quimio e inmunoterapia antes de operar, no después

El resultado ha duplicado la supervivencia de los pacientes de un subtipo tumoral y ha redefinido la estrategia de tratamiento gracias a la iniciativa de los propios oncólogos. 

El caso 'Nadim' es uno de los de mayor éxito de la investigación clínica independiente española en el cáncer, pero no el único. 

En nuestro país hay dos decenas de grupos cooperativos formados por profesionales clínicos para cubrir los huecos que la investigación de la industria farmacéutica no cubre. 

Desde reutilizar viejos tratamientos hasta elaborar nuevas combinaciones, mejorar la calidad de vida reduciendo las dosis (sin perder eficacia) o buscar nuevas formas de prevención. 

También elaboran registros de enfermedades y bases de datos con información exhaustiva de tumores y pacientes que sirven para realizar estudios sobre la realidad del cáncer en el país. 

Los grupos cooperativos "son un pilar de la investigación independiente en nuestro país", explica Ander Urruticoechea, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), uno de los más grandes: lo integran casi mil especialistas. 

"Actuamos como una red que une hospitales de distinto tamaño y ubicación, garantizando que los pacientes, independientemente de dónde se traten, puedan acceder a ensayos clínicos innovadores". 

Además, "generamos evidencia científica propia, adaptada a nuestra realidad asistencial, y formamos a nuevas generaciones de investigadores clínicos". 

En sus 30 años de vida, Geicam ha realizado 187 estudios en los que han participado más de 70.000 mujeres y hombres. 

Según el dossier de investigación oncológica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), los grupos cooperativos han levantado más de 600 estudios clínicos y más de 300 proyectos de investigación de otra naturaleza. 

Tras Geicam, el siguiente grupo con mayor número de investigaciones clínicas es el Grupo Español de Cáncer de Pulmón, uno de los impulsores de 'Nadim', con 101 estudios. 

La mayoría de los ensayos clínicos puestos en marcha por estos grupos independientes son fases II, en los que se prueban tanto la seguridad como la eficacia de una intervención concreta. 

Ander Urruticoechea, presidente de Geicam.

Ander Urruticoechea, presidente de Geicam.

Si demuestran su beneficio, se pasa a la fase III, donde se valida estadísticamente esa eficacia. Estos ensayos, que incluyen a un número mayor de pacientes —en fase II suelen ser decenas; en fase III, centenares o miles— son mucho más caros. 

Por eso, los grupos cooperativos como Geicam o el GECP se centran en ensayos más pequeños: son asociaciones sin ánimo de lucro cuya financiación proviene de entidades privadas. 

"La investigación se financia principalmente a través de colaboraciones con la industria farmacéutica y biotecnológica", explica Urruticoechea. "También recibimos fondos de empresas y donantes privados". 

El gran reto para estos grupos, claro está, es lograr mayor financiación para investigar. Y ahí, la Administración ni está ni se la espera. 

"Hay que señalar que recibimos cero ayudas públicas para poder realizar nuestros ensayos clínicos, registros, estudios epidemiológicos, investigación traslacional, etc." 

Los investigadores "invertimos nuestro esfuerzo y tiempo sin ánimo de lucro, pero necesitamos financiación para que la ciencia avance", apunta Urruticoechea, que trabaja en la Unidad de Cáncer de Gipuzkoa-Osakidetza, en San Sebastián. 

Solti es otro de los grandes grupos cooperativos de investigación del cáncer, también enfocado en tumores de mama. 

"La financiación de estudios proviene de becas, donaciones de particulares, entidades y asociaciones de pacientes, entre otros", apunta Ramón Mel, su director general. 

Ellos sí realizan algunos estudios promovidos directamente desde la industria farmacéutica, "especialmente aquellos centrados en moléculas concretas". 

Sin embargo, la financiación pública de la investigación académica "sigue siendo una asignatura pendiente en España. La financiación pública es testimonial a pesar de que España cuenta con la mayor y mejor red de grupos académicos de investigación en cáncer posiblemente a nivel mundial". 

Esto es un hecho reciente. La falta de financiación pública había lastrado tradicionalmente la investigación independiente, y solo en los últimos años ha ido encontrando su hueco: si en 2010 el 77% de los ensayos eran de patrocinio privado (laboratorios farmacéuticos), en 2019 habían bajado al 68% por el auge de los ensayos independientes, según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer

Un "compromiso sostenido"

Mel destaca que son los grupos académicos los que buscan "responder preguntas clínicas relevantes que surgen directamente del trabajo diario en la consulta, de la experiencia cercana con los pacientes y que muchas veces no tienen aún una respuesta científica clara". 

Natalia Bellido, gerente del Grupo Español de Oncología Genitourinaria (Sogug), explica que cada propuesta de investigación se revisa por una junta directiva para valorar su interés científico. 

Una vez valorada, "se trata de conseguir financiación independiente", procedente de la industria. "En caso de no conseguirla, si realmente tiene un interés científico aunque no haya uno comercial, se valora la financiación a cargo de los excedentes de ejercicios anteriores". 

Por eso, la mayor demanda desde el grupo es que tanto industria como administraciones "nos ayuden a financiar proyectos de interés público, independientemente de la situación coyuntural existente en el sector". 

Ander Urruticoechea destaca también la necesidad de un apoyo libre de coyunturas. "Necesitamos un compromiso sostenido que facilite una investigación más ágil y competitiva". 

"A la industria le pedimos que mantenga y refuerce su apoyo a la investigación académica y, a las administraciones españolas, que miren a otros países donde hay una inversión pública y una estrategia que reconoce el valor de los grupos cooperativos como agentes esenciales en la investigación en cáncer". 

Según el informe de la AECC, aunque el nivel de ensayos independientes en España es similar al de países de nuestro entorno como Países Bajos, sigue por debajo de otros como Italia, Reino Unido y Alemania, que en la última década han desarrollado alrededor del millar. 

Muy por encima del resto se encuentra Francia, que en el mismo periodo montó unos 2.000 ensayos, buena parte de ellos en fases III. 

"Tenemos una posición privilegiada en España a nivel de talento y redes de investigación con prestigio y reconocimiento mundial que debemos proteger y fomentar, y para ello trabajamos con investigadores, pacientes, entidades privadas y administración", apunta Ramón Mel. 

"Tratamos de que no haya una pérdida de atractivo inversor por parte de compañías privadas y de que la administración se involucre más en la financiación de proyectos de investigación con impacto positivo en la práctica clínica y para el sistema sanitario".