El cirujano Diego González Rivas.

El cirujano Diego González Rivas.

Salud

Diego González Rivas, cirujano de 51 años, estalla: "La gente va a Urgencias por tonterías. Cuando las cosas son gratis, se abusa"

El sistema sanitario español puede parecer ideal en múltiples sentidos, pero su carácter 'gratuito' incita al abuso y destruye el sistema.

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Poseer un buen sistema sanitario no implica tan solo garantizar una buena atención a la población, sino también que dicho sistema sea sostenible a largo plazo, y que exista un mínimo de calidad tanto en el cuidado de la población atendida, como en el cuidado de los trabajadores que sustentan dicho sistema.

Sin embargo, aunque el sistema sanitario de España intenta acercarse a dicho ideal, durante los últimos años se han producido múltiples perjuicios que han acabado con esa accesibilidad y calidad que tanto envidian en otros países cercanos.

Recientemente, el cirujano Diego González Rivas ha dado su opinión al respecto. Una opinión que, con gran probabilidad, comparten muchos trabajadores sanitarios en nuestro país.

En España, la sanidad es pública y universal, es decir, cualquier ciudadano puede acceder a una atención médica mínima y a los servicios sanitarios que necesite, sin que esto suponga un gran desembolso por parte del ciudadano de manera directa, como sí sucede en otros sistemas sanitarios, como Estados Unidos, entre otros posibles ejemplos.

El problema, como también explica el Dr. González Rivas, es que la gratuidad del sistema ha dado pie a una saturación y colapso sanitario. Los motivos pueden ser múltiples y discutibles, pero el abuso del sistema es uno de ellos, como comenta él mismo:

"Cuando las cosas son gratis, la gente abusa [...] La gente va a urgencias por cualquier tontería, 'Voy allí, que me hagan todo'. No se valora lo que tenemos. El sistema sanitario español es ideal, porque el concepto es ideal, es universal, cubre a todo el mundo. Si necesitas un trasplante, te lo van a hacer. Tiene unas condiciones ideales, perfectas, que todo el mundo querría tener. Ahora, no funciona como debería funcionar. Porque se abusa de él".

El modelo español es uno de los grandes logros sociales del país, pero su sostenibilidad económica y funcional a medio y largo plazo está empezando a zozobrar, como explica el mismo González Rivas.

Actualmente la saturación de los servicios de atención continuada y urgencias hospitalarias es el día a día en cualquiera de las provincias de España: consultas 'urgentes' por patologías banales, consultas repetidas por falta de recetas, pruebas diagnósticas exigidas "por si acaso", y un largo etcétera.

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Poseer un sistema gratuito parece haber generado una sensación de 'barra libre' en nuestro país, y este concepto, a largo plazo, ha acabado en el uso ineficiente de los recursos, e incluso en la falta de recursos humanos en especial.

Así mismo, de forma colateral, las listas de espera por patologías graves han empezado a empeorar, junto al desgaste del mismo personal sanitario. Sin olvidar el gasto público que esto genera: España dedica un 7% - 8% del PIB a la sanidad, pero dicho gasto está distribuido de manera ineficiente, priorizando la atención hospitalaria y olvidando año tras año a la base del sistema, que es la atención primaria.

Para rizar el rizo, como también comenta el mismo cirujano, los profesionales sanitarios en España siguen estando mal pagados, por debajo de la media de la Unión Europea: "Yo creo que se podría incentivar mejor a las personas para que la gente trabajase más. Si te pagasen mejor. Creo que los profesionales en España no están tan bien pagados como deberían y por eso la gente no está motivada".

En consecuencia, de forma progresiva, los profesionales de enfermería y medicina han emprendido una 'fuga de talento' hacia otros países, dando lugar a serias dificultades para cubrir plazas, desmotivación en el personal que aún resiste, precariedad laboral evidente, y calidad del sistema progresivamente en declive.

Con el tiempo, el resultado cada vez se está volviendo más evidente: un sistema es insostenible si quienes lo sostienen se encuentran continuamente infravalorados, tanto por parte del mismo estado como por parte de los usuarios.

En última instancia, si no se logra una solución y un equilibrio, la universalidad del sistema llegará a su fin, y será una mala noticia para toda la población. El sistema sanitario español es uno de los patrimonios sociales más valiosos de nuestro país; sin el compromiso unánime de toda la población, será totalmente insostenible.