Robert Kennedy Jr. en una audiencia del Senado sobre los presupuestos del Servicio de Salud.

Robert Kennedy Jr. en una audiencia del Senado sobre los presupuestos del Servicio de Salud. Reuters

Salud

La cruzada de Kennedy contra las vacunas Covid continúa: ahora quiere ligar la muerte de 25 niños a la inyección

La intención del secretario de salud de EEUU es reducir las recomendaciones de vacunación lo máximo posible.

Más información: Médicos y científicos de EEUU claman contra Kennedy por su golpe al CDC: "Nos lleva a la era en la que solo vivían los fuertes"

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El secretario de salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., parece empeñado en destruir la reputación de las vacunas, especialmente las de ARN mensajero, que salvaron más de dos millones de vidas en todo el mundo entre 2020 y 2024.

La próxima semana se reunirá el comité asesor sobre prácticas de inmunización (conocido por las siglas en inglés ACIP) de los CDC, los centros de control de enfermedades de EEUU, para elaborar recomendaciones de cara a la temporada de virus respiratorios invernales.

En esta reunión, Tracy Beth Hoeg, una de las incorporaciones a la agencia reguladora de medicamentos (FDA) tras la llegada de Kennedy al Gobierno de EEUU, presentará datos de 25 muertes de niños que tratará de ligar a las vacunas Covid, según The Washington Post.

Hoeg recaló en la agencia federal tras haber asesorado a Joseph Ladapo, máxima autoridad sanitaria del estado de Florida que ha comparado la vacunación obligatoria con la esclavitud y ha intentado eliminarla.

Los reportes sobre las 25 muertes infantiles están extraídos de la base de datos de notificaciones de eventos adversos de la vacunación, conocido como VAERS.

Se trata del sistema por el cual cualquier ciudadano (no hace falta ser profesional sanitario) puede reportar un problema de salud posterior a recibir una vacuna.

Se trata de un sistema que recoge información en bruto. Por ejemplo, si tras una vacunación, la persona nota dolor en el lugar del pinchazo, fatiga o cansancio (los efectos adversos más comunes ligados a las vacunas), se incluiría ahí.

Pero, si la persona fue hospitalizada por una infección bucal, también se incluiría.

Es decir, la información recogida ahí tiene que ser procesada para comprobar una relación de causa-efecto. Entre otras cosas, midiendo las tasas de un mismo problema en la población general para concluir si en la vacunada ocurre con mayor frecuencia.

Riesgo de miocarditis

En una presentación de los CDC del pasado mayo se confirmaba la relación causal entre las vacunas Covid-19 basadas en ARN mensajero como las de Pfizer y Moderna, las más administradas en EEUU y también en España, y la miocarditis.

Se trata de una inflamación del músculo del corazón, que potencialmente puede tener efectos graves en el paciente, sobre todo si es joven.

Sin embargo, la incidencia general en la temporada 2023-2024 fue de 8,4 casos por cada millón de dosis administradas.

Entre los adolescentes (donde se concentran la mayoría de los casos), el 83% se había recuperado del todo a los tres meses, y más del 90% lo había hecho dentro del primer año. Tampoco se dieron muertes ni trasplantes cardíacos forzados.

El documento también analizaba los eventos adversos en mujeres que se vacunaron de la Covid durante el embarazo. Concluía que no hay mayor riesgo de admisiones a UCI, malformaciones o aborto espontáneo tras la inyección.

Kennedy ya ha mostrado su disgusto con los CDC. A principios de verano, expulsó a 17 miembros del comité asesor de inmunizaciones, sustituyéndolos por conocidos escépticos de las vacunas.

El último movimiento fue el despido de la directora, Susan Monarez, tras denunciar presiones "contrarias a la ciencia" para eliminar las recomendaciones de vacunación a niños sanos y mujeres embarazadas.

La reunión de la ACIP, de hecho, está enfocada en restringir aún más los grupos recomendados de vacunación. Según el Washington Post, la intención es reducirlos a las personas mayores de 75 años y personas con condiciones de riesgo.

En España, las recomendaciones de vacunación frente a la Covid para la temporada 2024-2025 incluyen a personas de 70 y más años, aquellas que estén inmunosuprimidas o tengan condiciones de riesgo, usuarios de residencias y centros de discapacidad y embarazadas en cualquier trimestre de la gestación.

Además, como medida de protección personal, los profesionales de centros sanitarios y sociosanitarios, así como los convivientes y cuidadores de personas en grupos de riesgo, podrán recibir una vacuna.

Sin patrón homogéneo

El último informe de farmacovigilancia específico de las vacunas Covid publicado en nuestro país, a principios de 2023, recogía 84.650 notificaciones de acontecimientos adversos: 76 por cada 100.000 dosis administradas.

Algo más de 2.000 de ellas provenían de personas de hasta 18 años: 592 de menores de 12 años por 1.460 de entre 12 y 17 años.

Del total de notificaciones, 14.003 eran consideradas graves, es decir, que requirieran hospitalización o pusieran peligro la vida de las personas.

En "la gran mayoría de los casos" en que se notificó la muerte, el fallecimiento "se puede explicar por la situación clínica previa del paciente y/u otros tratamientos que estuviera tomando".

Además, "las causas del fallecimiento son diversas, sin presentarse un patrón homogéneo". Es decir, que no hay un problema específico que causar la muerte en personas que se vacunaron.

Por otro lado, el informe avisa que la vacunación "no reduce las muertes por otras causas diferentes a la Covid-19, por lo que durante la campaña de vacunación es esperable que los fallecimientos por otros motivos diferentes sigan ocurriendo [...] sin que por ello tenga relación con el hecho de haber sido vacunado".

La seguridad de las vacunas contra la Covid ha sido probada también en diversos estudios. Una revisión de 17 estudios hecha por investigadores japoneses, con más de 10 millones de niños vacunados, observó que dolor en el lugar de vacunación, la fatiga y la fiebre fueron frecuentes.

En cambio, los eventos graves, incluyendo la miocarditis, fueron raros y la mayoría se resolvió en pocos días.

Un estudio observacional con 390.0000 menores de 19 años realizado en Canadá y publicado en The Lancet en 2024 concluyó que la mayoría de acontecimientos adversos fueron leves y se solucionaron antes de los siete días.

Los casos de miocarditis fueron raros, principalmente en adolescentes varones tras la segunda dosis, pero la seguridad de las vacunas quedaba corroborada.

El análisis de más de 400.000 adolescentes vacunados en Corea del Sur detectó 4,3 casos de miocarditis y pericarditis por cada 100.000 inyecciones con la segunda dosis, pero no hubo muertes ni hospitalizaciones por complicaciones relacionadas con la vacuna.

Por otro lado, un análisis de 177 estudios que reunían 630.000 embarazos publicado en BMJ halló una reducción significativa en el nacimiento de niños muertos en mujeres que recibieron la vacuna de ARN mensajero durante la gestación.

El ataque de Robert F. Kennedy Jr. a las vacunas no se reduce a las de ARNm. Hace unos meses anunció una gran revisión de la relación —desmentida muchas veces— entre vacunas y autismo.

También clamó por la restricción de las vacunas con tiomersal, un compuesto utilizado como conservante. Pero la realidad es que desde hace dos décadas apenas se utiliza en la producción de vacunas y, además, se ha demostrado su seguridad múltiples veces.