Kim Kardashian en la Met Gala de 2022. Sonia Moskowitz Gordon / ZUMA Pres / DPA

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Salud

De Kim Kardashian a los 'gurús' de la vitamina D: los médicos estallan contra los consejos "dañinos" de los influencers

Dar consejos médicos en redes sociales sale 'gratis' para los influencers, pero puede causar daños físicos y económicos en la población general.

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Las claves

Los influencers son una fuente creciente de consejos médicos nocivos, con un 40% de adultos en EE.UU. comprando productos recomendados por celebridades online.

Muchos influencers carecen de formación médica y pueden estar influenciados por intereses comerciales, lo que genera información sesgada y potencialmente peligrosa.

Casos como el de Kim Kardashian y Eric Berg ilustran cómo figuras populares promueven pruebas o suplementos sin respaldo científico, lo que puede causar daños físicos, psicológicos y financieros.

Expertos proponen regular y responsabilizar a influencers y plataformas, así como educar a los usuarios, para crear un entorno informativo más seguro en temas de salud.

Ofrecer consejos médicos sesgados o incluso fraudulentos se ha vuelto increíblemente fácil gracias a las redes sociales. Un editorial publicado en The British Medical Journal (BMJ) lanza ahora la voz de alarma al respecto: los influencers son una fuente creciente de consejos médicos nocivos.

Según recoge el artículo, hasta un 40% de los adultos en EE.UU. han comprado fármacos, suplementos o complementos nutricionales siguiendo las indicaciones de una celebridad online. Y puede tratarse de una información significativamente sesgada y falta de evidencia científica.

Raffael Heiss y sus colegas del MCI Management Center de Innsbruck (Austria) comprobaron que más del 70% de los adultos jóvenes de Estados Unidos siguen a algún influencer que aborda temas de salud. Los autores advierten que los influencers podrían estar sujetos a cuatro posibles fuentes de sesgo:

- Falta de experiencia médica o conocimiento relevante.

- Influencia de la industria.

- Intereses empresariales.

- Creencias personales.

Como ejemplo destacado, comentan el caso de Kim Kardashian, la cual animó a sus 360 millones de seguidores de Instagram a realizarse un examen de cuerpo completo mediante resonancia magnética. Pero ese tipo de prueba solo está indicada en determinados casos.

Hacerse una resonancia magnética de forma preventiva y sin saber qué buscar no tiene beneficios comprobados, alertan los autores del artículo, y esta decisión es causa de sobrediagnóstico, intervenciones innecesarias y sobrecoste médico evitable.

"Estos consejos pueden causar daños psicológicos, físicos, financieros y sistémicos: desde autodiagnósticos incorrectos y tratamientos inadecuados hasta gastos innecesarios y mayores costes de atención médica", escriben los autores del editorial.

Incluso los influencers con credenciales pueden ofrecer consejos engañosos. Es el caso de Eric Berg, un quiropráctico estadounidense con 14 millones de suscriptores en YouTube que promueve la suplementación en dosis elevadas.

Al mismo tiempo, promociona su propia marca de vitamina D y otros conocidos suplementos, algunos de los cuales han sido objeto de advertencias legales por contener plomo por encima de los niveles de seguridad.

Los expertos reconocen que algunas personas influyentes pueden dar consejos útiles sobre salud, incluyendo médicos y otros profesionales sanitarios que colaboran en desacreditar conceptos erróneos comunes.

Asimismo, existen influencers que son pacientes y padecen enfermedades raras o crónicas. Su testimonio puede brindar apoyo a otros, especialmente en afecciones estigmatizadas, creando espacios seguros donde compartir experiencias personales.

Maximizar los beneficios y minimizar los riesgos que conlleva el asesoramiento médico por parte de los influencers requerirá la colaboración de gobiernos e incluso de las mismas plataformas sociales, concluyen los autores del editorial.

Entre las estrategias que aconsejan figuran la regulación efectiva, una rendición de cuentas por parte de las plataformas y los propios influencers, y el empoderamiento de los usuarios mediante educación específica y acceso a información confiable y verificada.

Los autores son conscientes de que no existe una única solución para todos, pero comentan que "juntas, estas estrategias pueden ayudar a crear un entorno informativo más seguro en el que las personas influyentes sean fuentes constructivas en lugar de dañinas de consejos de salud".

En otro editorial asociado, los expertos Tina Purnat y David Scales opinan que sería beneficioso regular y moderar las plataformas y a los influencers. No obstante, lo indispensable sería fomentar la confianza mediante comunidades verificadas, foros médicos avalados y campañas de salud pública participativa:

"La toma de decisiones compartida debe evolucionar para la era digital. La clave es estructurar las intervenciones alrededor de los entornos de información de la población, donde la exposición, al igual que sucede con la exposición a entornos físicos, condiciona la salud y merece una atención similar", concluyen.