La parte más crítica de un tiro en el cuello es que la bala atraviese los vasos sanguíneos.

La parte más crítica de un tiro en el cuello es que la bala atraviese los vasos sanguíneos.

Salud

Del 'milagro' de Trump al destino fatal de Charlie Kirk: así varía el efecto de un disparo según la zona del cuerpo

El activista conservador cayó fulminado cuando una bala impactó en su cuello mientras hablaba en un evento en la Universidad del Valle de Utah.

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Estados Unidos se estremeció este miércoles tras el sonido del disparo que acabó con la vida de Charlie Kirk, un popular activista pro-Trump. El comentarista conservador cayó fulminado cuando una bala impactó en su cuello mientras hablaba en un evento en la Universidad del Valle de Utah.

El suceso puede recordar, aunque con un resultado mucho más trágico, al disparo que recibió Donald Trump en julio de 2024 durante un mitin de la campaña presidencial estadounidense.

Sin embargo, en ese caso, el presidente solo sufrió un rasguño en la oreja y esta vez el resultado ha sido fatal para Kirk. Un impacto de bala como el que recibió es "muy crítico", cuenta Felipe Pareja, jefe de sección de Cirugía de Urgencias y Trauma del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla).

Tras un disparo como el que recibió el conservador, "lo normal es que [la persona] muera", cuenta quien también es coordinador de la sección de Cirugía de Urgencias y Trauma de la Asociación Española de Cirujanos. "En el cuello, la protección de estructuras vitales es mínima".

La parte más crítica de un tiro en el cuello es que la bala atraviese una de las venas yugulares, una de las arterias carótidas o ambos vasos (hay dos a cada lado del cuello). Si ocurre, es prácticamente mortal, expresa el experto. "El sangrado es muy difícil de controlar y la víctima puede morir en tres minutos".

En el caso de Kirk, "obviamente afecta a los vasos", dice Pareja basándose en las imágenes que se han difundido del suceso. Además de las arterias y las venas, el experto cree que la bala también atraviesa la hipofaringe (la región inferior de la faringe), la base del cráneo y el bulbo raquídeo, una zona "esencial para la vida".

Aun así, el cirujano sostiene que la muerte de Kirk, probablemente, se debió a la enorme pérdida de sangre que provocó el impacto del proyectil. "La hemorragia es masiva, se muere antes por eso que por un problema cerebral", destaca.

Pareja sostiene que, al afectar el disparo a la base del cráneo y el bulbo raquídeo, el activista conservador "perdió la conciencia de inmediato". Esto facilitó que no agonizara en sus últimos momentos de vida.

Los disparos más mortales

La mortalidad de un disparo en el cuello alcanza el 50%, según diversos estudios. Solo la supera un impacto de bala en la cabeza, que acaba con la vida de la víctima en el 90% de los casos, según la Sociedad Americana de Neurocirugía.

Los datos del organismo indican que las heridas de bala en la cabeza son la causa de un 35% de todas las muertes atribuidas a lesiones cerebrales traumáticas.

Por otro lado, si el ataque se ubica en la zona del tórax, los datos de mortalidad son menores, entre el 4,5% y el 28%, dependiendo del tipo de lesión, según la literatura científica. "Siempre y cuando no le dé al corazón, suelen ser heridas con un pronóstico bastante bueno", agrega.

Pareja expone que la parte más crítica es el mediastino, situado en el centro del tórax, donde están el corazón y los grandes vasos sanguíneos de entrada y salida del mismo. Asimismo, también es el lugar de paso para el esófago, la tráquea, el conducto torácico y nervios importantes como el nervio vago y el frénico.

Al contrario de lo que pueda parecer, en las zonas laterales un disparo es mucho menos grave. "Si una bala atraviesa un pulmón, esa lesión puede resolverse en días", ilustra el cirujano del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

El experto menciona que, además de porcentajes, estos sucesos también son "cuestión de suerte, según donde impacte el tiro". Ese factor fue lo que salvó la vida del expolítico Alejo Vidal-Quadras cuando le dispararon en la cara a bocajarro en 2023.

"Lo que le salvó pudo ser que girara la cabeza. La bala entra y sale por ambos pómulos, las lesiones solo son de partes blandas y óseas, no afecta a la vía aérea y el sangrado es controlable", declaró entonces Pareja a EL ESPAÑOL.

Al contrario que Vidal-Quadras, Kirk recibió el disparo desde unos 130 metros, aproximadamente, y se utilizó un rifle de cerrojo de alta potencia, según la información que han aportado las autoridades que investigaron el caso.

El gráfico muestra la distancia desde la que se efectuó el disparo a Charlie Kirk.

El gráfico muestra la distancia desde la que se efectuó el disparo a Charlie Kirk.

El experto también puntualiza que la mortalidad depende del territorio. En un país como Estados Unidos, con una gran cultura de las armas, los sanitarios pueden estar más experimentados en el abordaje y actuar más rápido y mejor. En España, por ejemplo, la mortalidad de un disparo en el cuello podría, incluso, alcanzar el 70%.

Las zonas clave

Cuando se habla de disparos en el cuello, hay tres zonas: la uno, que comprende la parte más baja; la dos, (de la parte media hasta las mandíbulas); y la tres, de la boca hacia arriba, la más crítica. La segunda es la más fácil de abordar, según el cirujano.

Las personas que sobreviven a un disparo en el cuello "es porque han tenido lesiones tangenciales, que no les han dado de lleno y solo afecta a uno de los vasos", señala Pareja. Aun así, evadir la muerte no sale barato: "Son lesiones muy severas que pueden conllevar muchas secuelas", advierte.

Se pueden sufrir daños neurológicos si la bala daña la carótida. Aunque se consiga controlar el sangrado y reparar la arteria, este vaso es fundamental para oxigenar el cerebro. Si resulta dañado, esa interrupción en el riego cerebral puede tener consecuencias muy serias, añade.

Otro punto complicado es el esófago. Si se ve afectado por el impacto, la lesión puede requerir la realización de una esofagostomía. Es una cirugía en la que se crea una abertura en el órgano y se exterioriza hacia el cuello, permitiendo la salida de saliva o alimentos al exterior.

Posteriormente, se podría someter al paciente a otra operación para repararlo, pero tendría que esperar un mínimo de seis meses, exponen el sanitario del hospital sevillano.

Finalmente, está la tráquea, que si se ve afectada, su reparación es lo de menos. "El problema es que el destrozo sea tal, que se necesita hacer una traqueotomía de manera muy inmediata. Si no da tiempo, el paciente muere por la asfixia", advierte Pareja.