La última ola de calor ha sido la más intensa de la serie histórica. Aemet/El Español.

La última ola de calor ha sido la más intensa de la serie histórica. Aemet/El Español.

Salud

La intensidad récord de la ola de calor en España augura peores incendios y mayor mortalidad

Entre los días 8 y 17 de este mes se dio el periodo de diez consecutivos con mayores temperaturas desde que hay registros.

Más información: La Aemet confirma que la ola de calor ha sido la más intensa registrada en 64 años: aumentó el riesgo de los incendios

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Este verano lo recordaremos como el primero del resto de nuestras vidas. No, no es el verso de un poema facilón, es la dolorosa constatación que hace la Agencia Española de Meteorología (Aemet) tras la ola de calor más intensa jamás registrada en nuestro país.

Una realidad con graves consecuencias: por un lado, la mayor frecuencia de megaincendios imposibles de frenar; por otro, la exacerbación de los problemas de salud y una mayor mortalidad, sobre todo entre las personas más vulnerables.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), a mediados de siglo los veranos de la región mediterránea podrían estar 2 ºC por encima de la media del periodo 1981-2020: el actual solo sería una muestra de lo que nos espera.

En realidad, el de 2025 sería el segundo verano del resto de nuestras vidas. El de 2022 fue el primer aviso, pero este agosto ha llegado una nueva advertencia, y más seria aún: las temperaturas máximas de la ola de calor han estado 4,6 ºC por encima de la media del último medio siglo.

No es el único récord que deja este agosto sin haber acabado siquiera. Entre los días 8 y 17 del mes se dio el periodo de 10 días consecutivos más cálidos registrado en España desde 1950, con 27,97 ºC de media.

Los 20 primeros días del mes han sido, además, los de mayor temperatura desde al menos 1961 para el mismo periodo de tiempo. 

Y, aunque no se alcanzó la temperatura máxima registrada en nuestro país, las mediciones de seis estaciones meteorológicas superaron los 45 ºC el pasado 12 de agosto.

El Acuerdo de París de 2015, que firmaron 196 países como compromiso frente al cambio climático, comprometía a las partes a limitar el calentamiento mundial a 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales.

En España, la temperatura media ha aumentado 1,69 ºC desde 1961 hasta 2024. El calentamiento se ha acelerado en los últimos años: cuatro de las cinco olas de calor más intensas han ocurrido desde 2019, cuatro de los cinco agostos más cálidos han sido los cuatro últimos, y se prevé que 2025 sea el segundo año más cálido de la serie histórica... tras 2024.

"Que cuatro de las cinco olas de calor más intensas hayan ocurrido desde 2019 no es casualidad", explica Aemet en X. "Cada verano no siempre es más cálido que el anterior, pero la tendencia a verano más extremos es clara".

El agosto más letal

Las consecuencias de este calor extremo han resonado en los últimos días. Más de 390.000 hectáreas de monte arrasadas por el fuego hacen de 2025 el peor año en tres décadas en cuanto incendios.

La ola de calor de agosto fue clave en el destrozo: sin lluvias, sin un alivio nocturno en las temperaturas y con tormentas secas cuyo viento lanzaba las llamas.

Y, aunque 2025 ha sido excepcional, los megaincendios son cada vez más frecuentes, acumulándose la mayoría en el último lustro.

La intensidad del calor también deja su sello en nuestra salud. Según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, hasta el sábado 23 habrían muerto 2.053 personas a causa de las altas temperaturas: 1.429 de ellas durante la ola de calor.

Son casi 90 muertes al día por calor desde el pasado 3 de agosto. De las que han comenzado en este mes, la de este año es la más letal de la última década. Lejos quedan otras olas de calor en agosto que han dejado entre 300 y 500 fallecidos de media.

En los últimos 10 años, la ola de calor que más muertes ha causado ha sido la que ocurrió entre el 9 y el 26 de julio de 2022, con 1.889 fallecidos. Hasta la de este agosto, era la ola de calor con una mayor anomalía de temperaturas: 4,5 ºC.

La de este 2025 duró del 3 al 18 de agosto (dos días menos) y es la tercera más mortal según los datos del MoMo.

Es importante interpretar estos números con precaución, ya que se trata de una estimación estadística, y no de un conteo exacto de fallecidos por el calor.

Rosa Pérez, coordinadora de divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), no descarta que la cifra pueda ser más alta.

En algunas ocasiones los servicios de emergencias acuden al domicilio de un fallecido por altas temperaturas aunque en el parte de defunción aparezca "fallo cardíaco" como causa de la muerte.

En otros casos, el calor extremo puede haber agravado una enfermedad crónica, por lo que es posible, como también apuntan otras expertas, que se registren más muertes una vez que finalice la ola de calor.

Sin mecanismos de adaptación

La aplicación MACE (Mortalidad Atribuible por Calor en España) utiliza una metodología distinta a la del MoMo. Calcula que en agosto —hasta el día 20— un total de 2.604 personas habrían fallecido por calor extremo y 2.133 por calor moderado.

En lo que sí que coinciden ambos sistemas de monitorización es en que el número de muertes atribuibles a altas temperaturas ha ido en aumento en los últimos años.

Para Pérez, este incremento es el claro ejemplo de que "nos estamos adaptando muy mal al calor".

Considera que no hay suficientes mecanismos de adaptación; especialmente en las ciudades, donde el riesgo de morir por un aumento de las temperaturas es mayor.

Las muertes producidas durante las olas de calor también "tienen una apariencia de persona mayor".

En la segunda ola de calor de este verano, cerca del 97% de las muertes atribuibles a altas temperaturas se han dado en personas mayores de 65 años.

La exposición prolongada a las altas temperaturas, en especial si se mantienen incluso durante la noche, es lo que provoca que el estrés térmico del cuerpo sea mayor.

El desencadenante en este tipo de fallecimientos tiende a ser la deshidratación. Este riesgo existe tanto en los menores como en las personas mayores.

La principal diferencia es que en este último grupo hay un riesgo añadido que es la soledad, por lo que "no hay nadie que pueda estar atento a que permanezcan bien hidratados".

Medicación y noches tórridas

El mecanismo de termorregulación es distinto en aquellas personas con enfermedades cardiovasculares, pulmonares o neurológicas. Los problemas metabólicos también aparecen entre los factores de riesgo.

El pasado año, un estudio analizó las causas de ingresos hospitalarios por calor en España. El 97,8% de ellos fueron por trastornos metabólicos y relacionados con la obesidad.

El consumo de determinados medicamentos (los diuréticos, por ejemplo, pueden causar alteraciones en la hidratación) también está detrás de las muertes por calor.

"Las personas que toman medicamentos deben consultar a su médico porque, en ocasiones, se ha de modificar el tratamiento", recomienda Pérez.

Además de por su duración, esta ola de calor se ha caracterizado por las elevadas temperaturas que se han registrado durante la noche. En algunos puntos, se han superado los 25 ºC.

Estas noches tórridas se convierten en otra posible causa de mortalidad por calor debido a que no es posible descansar bien.

De Cáceres a Cádiz

Pese a que se han notado incluso en el norte, las altas temperaturas no se han registrado por igual en todo el territorio nacional. El valor más alto de esta ola de calor se ha dado en Jerez de la Frontera (Cádiz), con 45,8 ºC.

En la provincia gaditana, sin embargo, no se ha registrado ninguna muerte atribuible a altas temperaturas desde que comenzara la ola de calor. En Málaga, Islas Baleares y Las Palmas también pueden presumir de no tener ningún fallecido por calor.

La provincia más afectada durante la ola de calor ha sido Cáceres, con 12 fallecidos por cada 100.000 habitantes, al igual que Zamora, y seguida de cerca por Ourense, con 11.

Si se observan las cifras en términos absolutos, Madrid es la que ostenta el funesto título de tener más decesos con 301.

Barcelona ocupa la segunda posición, con 155 muertes, por delante de Pontevedra con 75. En la provincia gallega se han registrado temperaturas insólitas para esta zona, a lo que se suma que cuenta con una de las poblaciones más envejecidas de España.