Lara Ferreiro, psicóloga y autora de 'Ni un capullo más'.

Lara Ferreiro, psicóloga y autora de 'Ni un capullo más'. Cedida

Salud

La psicóloga que explica por qué los padres son más infieles desde la pandemia: "Usan excusas como pasear al perro"

Las parejas con hijos pudieron enfrentarse a una situación mayor de estrés durante el confinamiento y con un menor grado de intimidad en casa.

Más información: "En verano la hormona de la fidelidad baja": la psicóloga Lara Ferreiro explica la 'pillada' del concierto de Coldplay

Publicada

La pandemia de la covid-19 hizo tambalear matrimonios a lo largo y ancho del mundo. Sólo en España, las rupturas matrimoniales —tanto divorcios como separaciones— aumentaron en algo más de un 13% en 2021, justo después del confinamiento.

Lo que pasó en cada una de esas relaciones rotas es personal y, seguramente, difícil de abordar. En cualquier caso, un equipo de investigadores acaba de publicar un estudio que puede ayudar a comprender mejor ese reciente pico de desamor.

El trabajo, publicado en Plos One, afirma que las parejas heterosexuales con hijos tuvieron más deseos y conductas de infidelidad que las que no tenían descendencia. Y esto puede deberse a que tenían unos mayores niveles de estrés e insatisfacción.

"Los confinamientos arrasaron con muchas parejas", explica la psicóloga Lara Ferreiro, autora del libro Ni un capullo más. "Las parejas con hijos tuvieron más posibilidad de tener un conflicto y, además, menos intimidad. La pandemia fue un espejo para las relaciones".

El estudio consistió en el análisis de encuestas realizadas a 1.070 personas adultas de Estados Unidos que tenían una relación estable heterosexual entre 2020 y 2021. En ella les preguntaban si habían hecho algo en ese período que su pareja consideraría infidelidad.

Tal y como expone el artículo, el 20,7% de padres encuestados reconoció haberlo hecho, frente al 13,9% de personas en relaciones monógamas sin hijos. La misma tendencia se observó cuando les preguntaron por sus deseos de ser infieles.

El 24,2% de los padres encuestados había respondido que tenían más deseo de ponerle los cuernos a su pareja en ese período que antes. Sólo el 8,3% de las personas sin hijos reconocieron tener más deseo que antes de la pandemia de poner los cuernos a su pareja.

Ashley Madison, una app para casados que buscan una aventura, calcula que el 65% de los infieles que la usan tienen hijos. "Ahora las parejas se separan por insatisfacción sexual. Quieren mantener el cariño de la pareja y los hijos y a la vez sentirse deseados fuera de casa", sostiene Ferreiro.

La psicóloga explica que la pandemia marcó un antes y un después en su consulta. Desde entonces ha recibido más casos de infidelidades y también de parejas que se declaran abiertas. "Algunos te dicen que han engañado a su pareja por autocuidado", dice.

Cuernos y crisis

"Estamos en máximos históricos de divorcios: siete de cada diez parejas terminan por separarse en España y los cuernos son el principal motivo", explica la experta. "La pandemia fue un acelerador de las dinámicas que ya iban mal en esas parejas".

En general, fueron los hombres los que más deseo y acciones de infidelidad tuvieron frente a las mujeres. El 29,2% de los hombres confesaron desear más frente al 9,7% de las mujeres; y el 28,1% de los hombres pasaron a la acción frente al 10,9%.

"La logística para poner los cuernos en ese período fue difícil. Generalmente, era a través de apps, videollamadas calientes, intercambio de fotos… para calentar al banquillo hasta que nos desconfiaron", señala Ferreiro.

En cualquier caso, la experta habla también de casos en los que los infieles buscaron amantes por internet que vivían cerca "y quedaban utilizando excusas verosímiles como que iban a pasear al perro o a comprar al supermercado", dice la psicóloga.

Los autores del estudio señalan que "estos resultados sugieren que los padres y los hombres en particular pueden ser especialmente susceptibles a factores de riesgo relacionados con la infidelidad durante acontecimientos vitales de alto estrés".

Ferreiro sostiene que la ciencia ya sabe que las amenazas externas pueden modular la conducta íntima. En este sentido, cita la teoría del manejo del terror, que postula que el miedo a la muerte es lo que impulsa en mayor medida el comportamiento humano.

Ante la ansiedad que genera la muerte, el ser humano buscaría una creencia, una cultura o una autoestima que le permita sobrellevar la angustia. Las personas pueden encontrar en las relaciones sexuales una manera, no siempre buena, de reforzar su autoestima.

"La hipersexualidad es típica en los soldados que se desplazan a luchar en una guerra. La posibilidad de morir está ahí y se dispara la necesidad de aparearse. Hay mucho estrés y el sexo es una forma fácil de crear dopamina", sostiene Ferreiro.

De hecho, la psicóloga advierte que en los momentos de estrés el cuerpo genera una mayor cantidad de hormonas sexuales, como la testosterona. Pero, ¡ojo! porque Ferreiro tiene en cuenta otros factores que llevaron a las personas a engañar a sus parejas.

El primero de ellos fue el efecto lupa, que se trata de un sesgo que distorsiona la manera en la que vemos a nuestra pareja. Durante este efecto, "nos centramos sólo en lo que nos irrita de ella" y dejamos de prestar atención a los aspectos positivos.

Este efecto puede dispararse cuando nos vemos forzados a tener que convivir durante todo el día. También esta situación llevó a una deserotización de la pareja: "El uniforme nacional de la pandemia fue el pijama y el pelo sucio y esto mató la magia".

Y, por último, la imposibilidad de salir de casa nos llevó a pasar más tiempo en el entorno digital: "Idealizamos a terceros y vimos familias que pasaron el confinamiento haciendo pan y bollitos en casa. Al final, alguno pensó: 'En comparación, mi familia es una basura ¡voy a darme un homenaje!'".