Cristina Lázaro, psicóloga y autora de 'Después de la vida'

Cristina Lázaro, psicóloga y autora de 'Después de la vida' Cedida

Salud

Cristina Lázaro, la psicóloga que estudia experiencias cercanas a la muerte: "El 75% de quienes las viven acaba divorciándose"

"Mi investigación es la única que se ha hecho en España desde el ámbito universitario y hospitalario" / "Tienen efectos secundarios como baja presión arterial o que los aparatos a pilas dejen de funcionar" / "En el primer hospital me dijeron que no me querían ver por ahí" / "Una persona contó su experiencia al psiquiatra y este le recetó medicamentos para la esquizofrenia" / "Las experiencias negativas suponen hasta un 8% de los casos"

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"¿Te ha cambiado tu experiencia en algo tu percepción de la vida y de la muerte?"

"De la muerte parece que sí, porque en estos momentos no le tengo miedo, antes era una frontera... Ahora, pues si llega ha llegado, nada más, porque parece que de alguna forma ya he pasado por ahí, no, no, es que fue como despedirme de la vida".

Este es uno de los testimonios que la psicóloga y antropóloga Cristina Lázaro recoge en Después de la vida (Roca Editorial, 2025), basado en su tesis doctoral: la primera que estudiaba en España las experiencias cercanas a la muerte.

Seguro que está familiarizado con este concepto. Muchas personas experimentan, en momentos de riesgo extremo para la vida como puede ser una parada cardíaca, un estado alterado de la conciencia que, por lo general, es placentero (ojo, puede no serlo).

Las características de estas vivencias suelen ser muy parecidas: tranquilidad, visión de una luz potente pero no cegadora, encuentro con familiares perdidos, sensación de llegar a una frontera, recuerdos de la vida como si fueran fogonazos...

Aunque se ha escrito mucho sobre este tema, en España no se había realizado hasta ahora ninguna investigación formal. Lázaro entrevistó a pacientes, familiares y personal sanitario del Hospital General Universitario Reina Sofía (Murcia) para indagar en estas experiencias.

¿Qué idea manejaba de la muerte antes de sumergirse en este tipo de experiencias?

Siempre me fascinó el tema. En mi casa había libros de Raymond Moody, que acabó siendo mi director de tesis.

Al empezar mi tesis doctoral, escogí este tema para intentar comprender qué hay detrás de estas experiencias, si realmente tienen una causa física, psicológica o emocional, o algo inexplicable.

Dediqué tres años de investigación en la UCI, más dos años fuera, para desarrollar esta tesis doctoral.

¿Se había estudiado este tipo de fenómenos antes en España?

La única persona que había estudiado esto desde el ámbito académico fue el doctor Enrique Vila, hace varias décadas. Desde entonces, no había investigaciones universitarias sobre el tema.

Lo que había era más bien narrativa de personas que habían vivido experiencias cercanas a la muerte. La única investigación que se ha hecho desde el ámbito hospitalario y universitario ha sido esta.

¿Ha cambiado su forma de ver estas experiencias después de investigarlas?

Los resultados que obtuve fueron muy parecidos a los de otros investigadores, como los realizados por Penny Sartori, en Gales, o los de otros investigadores como Greyson. Mis conclusiones coincidieron con las de ellos.

Mi opinión no ha cambiado demasiado respecto a antes, aunque aproveché la investigación para acercarme sin prejuicios, buscando conocer la realidad de estas experiencias. 

¿Cómo de habituales son estas experiencias? ¿Hay alguna característica que diferencia a quienes las tienen de las que no?

Esa misma pregunta se la hice a Raymond Moody y al oncólogo Jeffrey Long, que está estudiando esto en California, y no hay respuesta clara. No se sabe por qué ocurre a unas personas y a otras no.

Algunas personas que han vivido una experiencia cercana a la muerte cuentan que sienten que deben pasar por ello para su aprendizaje o evolución personal, y que tienen la misión de transmitir ese mensaje.

Realmente no existe una característica común, no son personas creyentes o completamente ateas, no tienen un rasgo característico que puede hacer que estas experiencias ocurran. Simplemente les sucede, por su necesidad interior de vivir la experiencia y poder contarla.

En el caso de personas completamente ateas, ¿rechazan la experiencia?

Una persona atea intentaría dar explicaciones racionales, lo que pasa es que no llegan a terminar de hacerlo.

Cuando una experiencia tiene una causa física o psicológica, no se considera cercana a la muerte. Estas tienen características específicas que las diferencian de las alucinaciones o la demencia: son muy vívidas, detalladas y permanecen en el recuerdo.

La autora, con su libro.

La autora, con su libro. Cedida

También tienen una serie de efectos secundarios: la presión arterial suele ser más baja, hay una incompatibilidad con determinados objetos que van a pilas, por ejemplo, porque se suelen parar.

Pero desde el ámbito más psicológico, perder el miedo a la muerte es una de las grandes enseñanzas que se pueden sacar de estas experiencias. 

Efectos como que las pilas se paren o que las personas no puedan llevar relojes suena paranormal.

A mí también me pasó, pero no creo que fuera paranormal. Simplemente es algo para lo que no tengo explicación.

Sí es frecuente que quienes han vivido la experiencia presenten intolerancia a ciertos fármacos. Y luego suelen tener una mente bastante clara y saben diferenciar lo que vivieron de otras experiencias o historias ajenas.

Es lo más nítido y vivo que han tenido en su vida, una experiencia diferente a cualquier otra pero muchos no lo cuentan porque temen no ser creídos, aunque describen la experiencia como lo más real que han vivido, algo inefable, sin palabras adecuadas para describirlo.

Las características de una experiencia cercana a la muerte son totalmente diferentes a, por ejemplo, trastornos mentales. En los delirios, la persona suele sentirse confundida y no identifica bien la experiencia.

En las experiencias cercanas a la muerte, el relato es muy concreto y la memoria clara. A veces incluso transmiten mensajes sobre el futuro que luego se cumplen.

¿La vinculación con lo paranormal fue una razón para que un hospital rechazara su investigación?

No me dieron ninguna explicación, simplemente me dijeron: "No te queremos ver por aquí" [risas].

Hay prejuicio incluso entre médicos, aunque muchos admiten haber visto esos momentos de lucidez previos a la muerte

Sí. Cuando preguntas a médicos o personal de paliativos, muchos han presenciado momentos de lucidez antes de la muerte. Pero en ese hospital, según me contaron, tenían determinadas inclinaciones religiosas, me contaron después. No quise insistir.

Por suerte, en el hospital Reina Sofía se abrió la puerta a la investigación y se aceptó el trabajo. Es cierto que fueron duros al principio, porque veían un tema diferente, y me pidieron todos los avales.

Luego fue clave contar con el visto bueno de la UCI y de Medicina Interna, que es donde iban a estar los pacientes con quienes iba a hablar, allí y en Cuidados Paliativos.

A quienes entré a entrevistar estaban principalmente en UCI, o bien en los días anteriores al fallecimiento, cuando aparecen experiencias cercanas a la muerte o la llamada "mejoría de la muerte", donde hay comunicación con familiares ya fallecidos.

A veces esos mensajes parecen tranquilizadores ante la proximidad de la muerte. A los dos o tres días, como máximo, mueren pero lo hacen de forma más apacible y en paz, lo que a la familia les ayuda a la hora de llevar el duelo.

En su libro cuenta que muchos pacientes se sienten incomprendidos tras la experiencia.

Sí, estas experiencias afectan tanto que la adaptación a la vida cotidiana es muy complicada. Son tan potentes y transformadoras, que cambian valores, creencias y la propia manera de vivir.

De hecho, la tasa de divorcios entre quienes las vivían rondaba el 70-75%. Muchas personas necesitan ayuda psicológica para integrar esa experiencia. Por desgracia, a veces los profesionales no están formados y pueden malinterpretar o medicar equivocadamente, creyendo que se trata de un trastorno.

Un informante me dijo que, cuando se atrevió a contar la experiencia a un psiquiatra, lo primero que hizo fue medicarle porque le diagnosticó esquizofrenia.

Pero nunca la había padecido, solo tuvo un episodio de experiencia cercana a la muerte donde había relatado que había tenido contacto con un ser fallecido. Es fundamental contar con psicólogos preparados para acompañar estos procesos.

Llama la atención la existencia de experiencias negativas, un tema poco tratado.

Sí, las experiencias negativas suponen un 5-8% de los casos. Se trata de vivencias difíciles, ven deidades negativas, yo tuve dos casos, sentían que se ahogaban y no podían hacer nada. Veían gente desnuda, con sangre, era algo aterrador.

Sin embargo, la mayoría de los que las ha vivido encuentra luego un sentido positivo, se muestra agradecido porque ha logrado transformar el miedo inicial en una enseñanza o un cambio vital positivo.

Cuenta que muchos pacientes se alegraban de poder hablar con usted porque para el resto de profesionales se sentían como un objeto: les lavan, les hacen la cama y les ponen la comida pero casi sin mirarles a los ojos. ¿Hemos deshumanizado la muerte?

En general sí, pero es verdad que se está intentando humanizar más los cuidados paliativos, con gente muy preparada en cuanto al duelo.

Sin embargo, la hospitalización todavía puede ser impersonal, especialmente para pacientes en UCI o con diagnósticos graves, pero que van a seguir viviendo y están ocupando una cama.

Yo intenté dar mensajes en la UCI a las enfermeras y personal al cuidado de ellos hablando de esto: son personas vulnerables, están desnudos, solo tapados por una sábana, y se les está quitando un poco su identidad.

Y las personas llegan a la habitación, les quitan las sábanas mientras hablan de sus cosas, le están lavando su intimidad y ni les están mirando.

Yo entraba, les llamaba por su nombre, les preguntaba si necesitaban algo, y en ese momento ya se relajaban y podía empezar a preguntar cosas que eran importantes para ellos.

En los hospitales no se está dando la importancia que realmente tiene la atención psicológica. Se sabe que, cuando se atienden también los aspectos emocionales y espirituales, la recuperación mejora y las altas hospitalarias pueden ser más rápidas. 

El libro de Manuel Sans Segarra sobre la vida después de la muerte es un súper ventas. ¿Ve un resurgir de, digamos, la espiritualidad desde un punto de vista médico? ¿Cree que hay gente que se puede estar aprovechando del tirón porque, en fin, todos tenemos miedo a la muerte?

Hay de todo. Yo defendí la tesis en 2016, luego fui publicando varias cosas y ahora es cuando me pidieron que lo materializara en un libro.

Alrededor de esa época empezaba a haber personas que escribían sin investigar. Sin escribir un artículo, sin hacer investigación de campo ni nada. Hubo un boom de este tema, con personas más o menos conocidas aprovechando el tirón.

Preferí esperar porque no quería que se mezclaran unas cosas con otras. Ahora hay otras personas, del ámbito de la medicina, que están volviendo a hablar del tema.

No sé cuánta investigación de campo hay, pero al menos se están haciendo eco de que estas cosas existen, eso es bueno para ayudar a que las personas entiendan lo que han vivido y que puedan ayudar a ese proceso de entendimiento. 

La divulgación, siempre que esté sustentada en estudios, es positiva tanto para los pacientes como para sus familias.