El grupo del CNIC que ha participado en la investigación.

El grupo del CNIC que ha participado en la investigación.

Salud

Científicos españoles hallan una molécula en la microbiota que afecta al desarrollo de placas en las arterias

Los hallazgos respaldan la detección temprana de este metabolito como nueva herramienta de diagnóstico y abren la puerta a tratamientos personalizados.

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J.A. Gómez
Publicada
Actualizada

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo y suelen tener su origen en la aterosclerosis, una enfermedad crónica en la que la inflamación y los depósitos de grasa provocan el endurecimiento y estrechamiento de las arterias.

Si bien la práctica clínica ya aborda factores causales como el colesterol, la hipertensión y el tabaquismo, detectar la aterosclerosis en sus etapas iniciales sigue siendo un desafío.

Un nuevo estudio dirigido por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y publicado en Nature ha identificado un metabolito derivado de la microbiota intestinal, el propionato de imidazol (ImP), que aparece en la sangre durante las primeras etapas de la aterosclerosis activa.

El estudio ha recibido el apoyo de la Fundación La Caixa a través de su convocatoria de Investigación en Salud CaixaResearch, con una financiación de 967.620 euros.

"Este metabolito está producido exclusivamente por las bacterias", explica la investigadora del CNIC Annalaura Mastrangelo, una de las dos primeras autoras del estudio. "Nuestro estudio demuestra que su presencia en el torrente sanguíneo se asocia con el desarrollo de aterosclerosis activa en personas aparentemente sanas".

Mastrangelo enfatiza que el descubrimiento tiene importantes implicaciones clínicas: "Detectar este marcador sanguíneo ofrece una gran ventaja, ya que las herramientas de diagnóstico actuales se basan en técnicas de imagen avanzadas que son complejas, costosas y no están cubiertas por los sistemas de salud pública. Los niveles sanguíneos de ImP proporcionan un marcador diagnóstico que podría ayudar a identificar a individuos aparentemente sanos con aterosclerosis activa y, por lo tanto, permitir un tratamiento más temprano".

Pero el descubrimiento va más allá. El coautor principal, Iñaki Robles-Vera, explica: "No sólo observamos niveles elevados de ImP en personas con aterosclerosis, sino que también demostramos que el propio ImP es un agente causal de la enfermedad. En modelos animales de aterosclerosis, la administración de ImP provocó la formación de placas arteriales. Esto se logra activando el receptor de imidazolina tipo 1 (I1R), que aumenta la inflamación sistémica y promueve el desarrollo de la aterosclerosis".

David Sancho, jefe del Laboratorio de Inmunobiología del CNIC y primer autor del estudio, destaca que "este descubrimiento es importante porque abre la puerta a una línea de tratamiento completamente nueva".

El estudio demuestra que el bloqueo del receptor I1R previene la aterosclerosis inducida por ImP y ralentiza la progresión de la enfermedad en modelos murinos alimentados con una dieta rica en colesterol.

"Esto sugiere que un tratamiento futuro podría combinar el bloqueo del I1R con fármacos hipocolesterolemiantes para producir un efecto sinérgico que prevenga el desarrollo de la aterosclerosis", explica Sancho.

“Estos hallazgos abren nuevas posibilidades para la detección temprana y el tratamiento personalizado de la aterosclerosis”, continúa.

“En lugar de centrarnos únicamente en el colesterol y otros factores de riesgo clásicos, pronto podremos analizar la sangre para detectar ImP como señal de alerta temprana. En el CNIC, también trabajamos en el desarrollo de fármacos que bloqueen los efectos perjudiciales de la ImP”.

El estudio, liderado por el CNIC, se llevó a cabo gracias a una amplia colaboración con investigadores de múltiples centros nacionales e internacionales: Mount Sinai Fuster Heart Hospital y la Icahn School of Medicine at Mount Sinai (Nueva York, EE. UU.); el Instituto de Investigación Sanitaria Fundación Jiménez Díaz; la Universidad Autónoma de Madrid; el CIBER-CV en España; la Universidad de Gotemburgo (Suecia); la Universidad de Atenas (Grecia); Inmunotek SL; la Universidad de Michigan (EE. UU.); el Hospital de La Princesa; el Centro de Metabolómica y Bioanálisis (CEMBIO); la Universidad San Pablo-CEU; la Universidad de Heidelberg (Alemania); y el Instituto de Investigación Biomédica Sols-Morreale (IIBM-CSIC).