Imagen de una biopsia de próstata por fusión, realizado como parte un estudio de detección de cáncer.

Imagen de una biopsia de próstata por fusión, realizado como parte un estudio de detección de cáncer. Europa Press

Salud

Golpe español al cáncer de próstata: una combinación nueva de fármacos reduce en un 35% el riesgo de muerte

Las alternativas de estos pacientes son limitadas porque algunos tratamientos se administran en fases precoces, por lo que se vuelven resistentes a ellos.

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En España, se prevé que en 2025 se diagnostiquen hasta 32.188 nuevos casos de cáncer de próstata. Pese a su elevada incidencia (siendo el más frecuente entre los hombres), no es el que más fallecimientos causa en nuestro país.

Uno de los principales motivos por los que no ocupa este funesto título es que suele tener una progresión lenta, la cual facilita su detección en fases tempranas de la enfermedad.

Aunque hay pacientes en los que puede avanzar de forma más agresiva, afectando a otros órganos. En estos casos, el tratamiento más frecuente es la terapia hormonal.

Con ella se busca reducir los niveles de andrógenos, como la testosterona, para limitar el crecimiento del tumor. Pero con el tiempo puede llegar a desarrollar resistencia a este tratamiento.

A esta forma se la conoce como cáncer de próstata metastásico resistente a la castración (CPRCm).

Y aunque haya progresado a un tratamiento con un inhibidor del receptor de andrógenos se asocia a malos resultados y una supervivencia global inferior a los dos años.

Recientemente, un estudio demostró que la combinación de agentes hormonales con radiofármacos mejoraba la supervivencia de pacientes. Pero era en aquellos en los que la metástasis había afectado a los huesos.

Y es que también puede aparecer en tejidos blandos. En comparación con las metástasis óseas, el pronóstico suele ser peor.

En este último grupo se fijó el oncólogo del Hospital Vall d’Hebron y colíder del Grupo de Investigación en Cáncer de Próstata del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), Joan Carles.

Ha participado, como coautor, en un estudio internacional en el que han dado con la que se podría considerar "una nueva opción terapéutica" para estos pacientes.

Cada vez menos opciones

Hasta el momento, sus opciones terapéuticas no estaban establecidas. Aunque lo normal era que recibieran quimioterapia o un segundo ARPI (siglas en inglés de la terapia hormonal con inhibidores del receptor de andrógenos).

El problema, como explica Carles a EL ESPAÑOL, es que muchos de los tratamientos que se desarrollaron para estos casos han comenzado a administrarse en fases más precoces de la enfermedad.

La consecuencia es que "el armamento" con el que cuentan a posteriori resulta "aún más escaso" porque se vuelven resistentes a los fármacos que ya se les ha dado.

Por ello "era importante desarrollar nuevos tratamientos". De esta necesidad surge el ensayo clínico CONTACT-02,

En él han querido evaluar la eficacia de la combinación de los fármacos cabozantinib (un inhibidor de la tirosina quinasa con propiedades inmunomoduladoras) y atezolizumab (otro inhibidor de PD-L1).

Los resultados de su fase III, que se han publicado en la revista The Lancet Oncology, demuestran que esta nueva terapia reduce en un 35% el riesgo de progresión o muerte en pacientes con CPRCm en tejidos blandos.

En el ensayo han participado 507 pacientes de 24 países. La mitad recibió la combinación de fármacos, mientras que a la otra se le administró un segundo ARPI.

En el primer caso, la supervivencia libre de progresión (el tiempo que pasa desde el inicio del tratamiento hasta que el tumor vuelve a crecer) fue de 6,3 meses, frente a los 4,2 meses del segundo grupo.

"Hemos demostrado que se consigue un mejor control de la enfermedad que si se administra de nuevo un ARPI", apunta Carles. La combinación de estos fármacos también hacía que la próstata pudiera responder a la inmunoterapia.

Siguiente paso: conseguir aprobación

En aquellos que presentaban metástasis hepáticas, la supervivencia global se incrementó en aproximadamente cinco meses.

Sin embargo, la supervivencia global del total de los pacientes no mostró diferencias estadísticamente significativas.

Al no tener "impacto en la supervivencia global a largo plazo del enfermo", Carles sospecha que no será tan exitoso el siguiente paso, que consistirá en buscar la aprobación de las agencias.

En Estados Unidos cree que sí que se aprobará, pero no así en Europa. El principal motivo es que no ha demostrado impacto en la supervivencia global.

Aunque, como incide el oncólogo, "es importante el desarrollo de nuevos fármacos en este subgrupo de pacientes", pues "es una manera de controlar la enfermedad en aquellos que no quieren recibir quimioterapia o a los que ya se les ha administrado previamente".

Además de que habría pacientes que "se podrían beneficiar", como han demostrado en el estudio, el perfil de toxicidad con el que han respondido "durante mucho tiempo" ha sido "muy aceptable".

De no recibir la aprobación esta combinación de fármacos, las alternativas terapéuticas de estos pacientes en España se seguirían reduciendo a la quimioterapia y un radiofármaco.

En esta reducida lista se podría incluir una terapia dirigida con radiofármacos que recibió la aprobación de Europa en diciembre de 2022. Pese a ella, en España aún no está financiado.