Unos sanitarios realizan una maniobra de resucitación cardiopulmonar.

Unos sanitarios realizan una maniobra de resucitación cardiopulmonar. ZOLL Medical Corporation

Salud

El dilema de la RCP en mayores: de la baja eficacia a las costillas rotas o el daño neurológico irreversible

Haber hecho testamento vital con la voluntad de no reanimar solo supuso el 0,6% de las decisiones de no reanimar por parte de los equipos de emergencia en España.

Más información: El drama de los 30.000 paros cardíacos al año fuera de los hospitales: en España sólo se salva el 5% de los afectados

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¿Cuántas veces hemos visto en el cine que el protagonista logra salvar la vida de una persona presionando rítmicamente con las dos manos sobre su pecho? Tras unos segundos de tensión, la víctima recobra el sentido y todos acaban felices y abrazados. La realidad no es tan bonita.

Un artículo de la revista del Centro de Envejecimiento de la Universidad de Arizona señalaba que la tasa de éxito de la reanimación cardiopulmonar en cine y televisión tras una parada cardiorrespiratoria era del 67%.

La cifra puede no ser espectacular, pero es mucho más alta que la real. Según ese mismo artículo, la supervivencia global es del 6%, que asciende al 16% si la persona se encuentra en el hospital.

A José Ignacio Ruiz Azpiazu, vocal de Relaciones Institucionales del Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar, la cifra le parece baja pero realista.

"Lo que tenemos publicado en el Registro Español de Parada Cardíaca indica que la supervivencia con un buen estado neurológico ronda el 10%", explica a EL ESPAÑOL.

Y matiza: "Depende de la situación en conjunto. Cuanto más pacientes incluyamos en la resucitación cardiopulmonar, menos supervivencia va a haber".

La reanimación (o resucitación) cardiopulmonar es una técnica de primeros auxilios que puede salvar la vida de alguien que se encuentra en parada cardiorrespiratoria.

Consiste en compresiones torácicas para mantener la circulación sanguínea y proporcionar oxígeno al cerebro, que pueden acompañarse de respiración boca a boca.

En estas situaciones, cada segundo cuenta: la probabilidad de sobrevivir se reduce un 10% cada minuto que pasa desde que la persona entra en parada cardiorrespiratoria.

La cuestión es que en gran parte de las ocasiones no se logra el resultado deseado. Más de la mitad de los pacientes que han sufrido una parada cardíaca fuera del hospital y consiguen llevarle a un centro habiendo recuperado la circulación entran en muerte cerebral.

Solo el 27,6% recibe el alta en un estado neurológico normal, según el registro español. Las secuelas neurológicas, producto de la falta de riego al cerebro, pueden dejar al paciente en un estado de dependencia total.

También son frecuentes los traumatismos torácicos, aunque estos suelen recuperarse. "Si sobrevives con buena salud, es una cuestión menor", apunta Ruiz Azpiazu.

La edad no es problema

No hay un algoritmo o un protocolo que indique cuándo se debe realizar o no una reanimación. "De entrada, se intenta siempre, pero hay tres criterios básicos: si alguien ha presenciado el inicio de la parada, si se conocen sus antecedentes y si alguien ha intentado algo hasta que llegan los equipos, nos ayudan a decidir si intentarlo o no".

Bárbara Vidal, coordinadora del grupo de bioética de la Sociedad Española de Medicina intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), reconoce que, "a no ser que lo tengamos totalmente claro", se inicie siempre la reanimación.

"Antes, la edad era un criterio para no reanimar pero vimos que no era una limitación importante: si la causa de la parada es un bloqueo cardíaco, un paciente de 90 años sale adelante con un marcapasos".

Ante la baja probabilidad de supervivencia y las posibles secuelas neurológicas existe el derecho de los pacientes a no ser reanimados. "Cada vez más gente va conociendo las voluntades anticipadas, pero no todo el mundo las tiene hechas", reconoce.

De hecho, la intensivista apunta que nunca ha visto un "papel de no hacer reanimación en caso de parada".

Según el registro de reanimación cardiopulmonar español, entre las decisiones de no reanimación fuera del hospital solo el 0,6% se debieron a que la persona había reflejado su voluntad en un testamento vital.

Los familiares también tienen la palabra. "Normalmente, en el hospital se quedaban fuera, pero cada vez dejamos más que la familia esté al lado, para que vean que estás haciendo algo útil por el paciente".

Son muchas veces los propios familiares los que, al ver que la reanimación no está dando resultado después de 10 o 20 minutos, piden que se abandone la maniobra.

Pero, como apunta Ruiz Azpiazu, "todos tenemos la esperanza de que [la reanimación] va a salir bien y, en esos minutos iniciales, salvo una minoría que lo tiene muy claro, el resto del mundo tenemos el instinto de supervivencia".

Aunque el perfil de paciente más propenso a una parada cardiorrespiratoria es un varón fumador, hipertenso, con obesidad y diabetes, no se han establecido factores fijos que indiquen una mayor probabilidad de éxito con la reanimación.

Por eso, la intensivista Bárbara Vidal insiste: aunque la supervivencia pueda ser baja, "si realizamos formación en empresas, centros comerciales, si mejoramos la educación y enseñamos a los niños que llamen al 112 si ven a sus padres sufrir síntomas de una parada, podremos salvar más vidas".