Fármacos. EP.

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Salud

La alerta de Sanidad sobre este popular antibiótico en España: "Se relaciona con roturas de tendones graves e irreversibles"

Se trata del principal efecto adverso de esta gama de antibacterianos, lo que hace que se receten con enormes precauciones.

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P. Fava
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La necesidad de controlar el uso de antibióticos para evitar la propagación de las bacterias resistentes al tratamiento nunca ha sido tan importante. El caso de la popular azitromicina, que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) recomendó limitar, es el más reciente. Pero no es el único motivo: los efectos adversos asociados a estos fármacos pueden llegar a ser más graves de lo que los pacientes tienen en mente.

Este es el caso de las quinolonas y fluoroquinolonas, antibióticos sintéticos empleados para tratar un amplio espectro de infecciones bacterianas, desde las que se producen en las vías genitourinarias a las respiratorias, gastrointestinales, cutáneas, óseas e incluso articulares. Una encuesta realizada en 2023 por la EMA determinó que España era el estado en las que se recetaban con más frecuencia. En nuestro páis se encuentra en los principios activos ciprofloxacino, levofloxacino, moxifloxacino, norfloxacino, ofloxacino y ácido pipemídico.

Un post en Instragram de la farmacéutica y divulgadora Beatriz Díaz Carrasco (@beatriztufarmaceutica) recordaba en fecha reciente que las fluoroquinolonas tienen un efecto secundario común inquietante, el "daño o rotura, en los casos más graves, de los tendones". Esto, no obstante, figura entre las avertencias de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que restringe su uso por este motivo desde 2018

El Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia (PRAC) de la EMA evaluó entonces que la administración de este grupo farmacológico podía acarrear "reacciones adversas incapacitantes, de duración prolongada y potencialmente irreversibles" afectando "a los sistemas nervioso y musculoesquelético".

Entre las reacciones musculoesqueléticas se incluían la tendinitis, rotura tendinosa, mialgia, debilidad muscular, artralgia y edema articular. En el sistema nervioso se puede producir neuropatía periférica (dolor), psicosis, ansiedad, insomnio, depresión, alucinaciones, pensamientos autolíticos -suicidas-, confusión, alteraciones de la audición o la visión, o de los sentidos del gusto y el olfato.

Las agencias reguladoras determinaban entonces que "las reacciones adversas musculoesqueléticas y del sistema nervioso incapacitantes, de duración prolongada y potencialmente irreversibles, se consideran poco frecuentes pero afectan a todas las quinolonas y fluoroquinolonas, constituyendo un efecto de clase". Dada su gravedad y "teniendo en cuenta que pueden producirse en personas previamente sanas", se instaba a los profesionales a valorar su relación beneficio-riesgo.

"Para los pacientes con infecciones graves por bacterias sensibles, este tipo de antibióticos continúa siendo una importante opción terapéutica", reconocía la AEMPS. "En el caso de infecciones leves y/o autolimitadas, los beneficios de este tratamiento no superan el riesgo de sufrir las reacciones adversas mencionadas". Por tanto, no se recomiendan en casos como las infecciones urinarias recurrentes, la profilaxis de la diarrea del viajero o en caso de antecedentes de reacciones nocivas. 

Además, se recomendaba prescribir quinolonas o fluoroquinolonas en casos leves únicamente cuando otros antibióticos "no resulten eficaces o no sean tolerados". Los pacientes de edad avanzada, trasplantados o aquellos en tratamiento con corticoides, advierten las autoridades sanitarias, presentan un mayor riesgo de sufrir lesiones tendinosas.

La Food and Drugs Administration (FDA) de EEUU añade que "algunos indicios y síntomas de efectos secundarios graves incluyen el dolor inusual de articulaciones o tendones, debilidad muscular, una sensación punzante o de 'hormigueo'; entumecimiento en brazos y piernas, confusión y alucinaciones".

Finalmente, dentro del contexto de la prevención de la resistencia a los antibióticos, AEMPS recordaba que las quinolonas son una de las familias de antibióticos más utilizadas en el ámbito extrahospitalario (8,83% de las DHD del total de antibióticos).

"En este contexto, con la difusión y puesta en marcha de Programas de Optimización de uso de Antibióticos (PROA), es recomendable que se consulte con un microbiólogo o con un experto en enfermedades infecciosas que asistan en el manejo de las infecciones arriba mencionadas, así como en la selección del mejor antibiótico en cada una de las situaciones mencionadas anteriormente", concluían.