
Lola Manterola es cofundadora de la Fundación CRIS Contra el Cáncer.
Lola Manterola, la superviviente que pasó de la banca a buscar fondos contra el cáncer: "Un ensayo clínico salvó mi vida"
La presidenta de la Fundación CRIS fue diagnosticada en 2008 de un mieloma múltiple. Hoy lleva diez años estable gracias a entrar en el ensayo de una terapia experimental.
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Con 37 años y dos hijos pequeños, la vida de Lola Manterola cambió para siempre. Un mieloma múltiple se cruzó en su camino y le obligó a replantearse muchas cosas. Cuando parecía desahuciada, un tratamiento experimental le dio nuevas esperanzas y hoy, 15 años después, busca que todos los pacientes con cáncer puedan tener las mismas oportunidades que tuvo ella.
"Un ensayo clínico me salvó la vida", cuenta con convicción a EL ESPAÑOL con motivo del Día Internacional del Ensayo Clínico. "Cuando me lo ofrecieron, no lo dudé: la opción era seguir con la enfermedad y sus consecuencias".
La experiencia le llevó a Manterola a fundar, junto a su marido Diego Megía, la Fundación CRIS (de Cancer Research Innovation Spain) Contra el Cáncer, una de las principales organizaciones sin ánimo de lucro en nuestro país para luchar contra la fatídica enfermedad apoyando la investigación.
Vayamos al principio de todo. Era 2008 y Manterola, con 37 años y dos niños pequeños, trabajaba en la banca de inversión. "Yo soy muy enérgica y empecé a sentirme muy cansada, pero pensaba que era por los niños, un trabajo muy exigente, la casa..."
Le empezaron a doler los huesos y acudió al médico. Las primeras pruebas no le encontraron nada, determinaron que era anemia y "me empezaron a poner inyecciones de vitamina D, pero me encontraba cada vez peor: yo, que soy súper deportista, ¡estaba nadando en la playa apoyada en un churro!"
Como la cosa no mejoraba, acudió al hematólogo y llegó el fatídico diagnóstico: mieloma múltiple en un estadio avanzado. Le dieron ocho ciclos de quimioterapia "que me bajaba la enfermedad pero no era suficiente".
De ahí siguió con un trasplante de médula que la tuvo un mes ingresada pero que tampoco logró acabar con la enfermedad. "Se me había caído el pelo, estaba cada vez más débil... Tenía que llevar peluca porque no quería que mis hijos, que aún eran pequeños, supieran que tenía cáncer".
La situación era desesperada. El marido de Manterola buscaba otras posibilidades de tratamiento, no había tiempo que perder, y dio con el doctor Joaquín Martínez, jefe del servicio de hematología del Hospital 12 de Octubre (y actual director científico de la fundación), que les propuso entrar en el ensayo clínico de un nuevo medicamento que, justo en ese momento, iba a empezar a testarse en personas.
Manterola recuerda el miedo pero también la esperanza que le generó la noticia. "Cuando entras en un ensayo clínico es porque han fallado los tratamientos convencionales y estás desesperada, haces lo que sea necesario. Pero sabes que en España los estudios están muy regulados y que son seguros".
Se trataba de un nuevo medicamento, una especie de quimioterapia oral, que tomaba junto con los corticoides. "Era duro pero poco a poco fui avanzando. Estuve año y medio hasta que me volvieron a aparecer los marcadores del cáncer, pero solo con analíticas muy profundas. Recaí dos veces y volví a tomar el tratamiento hasta que dejé de recaer... Llevo ya unos diez años sin medicación, es algo fenomenal".
Una organización para financiar la investigación
En ese periplo vital, Manterola y su marido tuvieron una idea. El ensayo en el que ella entró estaba financiado por una fundación norteamericana; además, ellos habían vivido en Reino Unido y conocían Cancer Research UK, la organización independiente de investigación del cáncer más grande del mundo. Pero en España no había nada similar, "lo que vimos eran grupos pequeños de médicos que investigaban por su cuenta pero nada que aunase a la sociedad civil".
De ahí nació CRIS Contra el Cáncer en 2010, fundación que han impulsado ya cerca de medio millar de ensayos clínicos, muchos de ellos enfocadas al cáncer infantil, e invertido 64 millones de euros en investigación contra los tumores, beneficiando a más de 8.000 pacientes.
Además de apoyar la investigación mediante subvenciones, la organización —que tiene más de 90.000 socios— ha puesto en marcha varias unidades de terapias experimentales y avanzadas en hospitales como La Paz, el Clínico San Carlos o el 12 de Octubre.
En 2024 se autorizaron 930 ensayos clínicos en España (un 10% más que en 2023), de los que el 37,6% se dirigía al cáncer. Nuestro país es el segundo en el mundo, tras Estados Unidos, con mayor participación en ensayos clínicos en oncología. Pero todavía no es suficiente.
"Yo tuve suerte", reconoce, "hay gente que no llega a tiempo a entrar en un ensayo clínico, o que no le funciona". La cuenta pendiente son los estudios en fases más tempranas, "porque a lo mejor alguien llega tarde a una fase 3, pero no una fase 2".
Manterola pone el ejemplo de la Covid, cuando hubo una colaboración mundial para sacar adelante en tiempo récord vacunas contra el SARS-CoV-2, para ejemplificar lo que se puede hacer contra el cáncer si se aúnan esfuerzos.
"Tenemos que apoyar a los investigadores en fases anteriores para que haya mucha más gente que se pueda beneficiar de estos ensayos", afirma. "Tenemos el conocimiento y la tecnología va cada vez más rápido, pero lo que necesitamos son fondos. Cuantos más fondos tengamos, más rápido llegaremos a los tratamientos".