
Nacho Roura, neuropsicólogo.
Roura, neuropsicólogo: "No todas las demencias presentan pérdidas de memoria, algunas se manifiestan con ansiedad"
"Hay demencias más allá del alzhéimer y no todas se manifiestan inicialmente con olvidos", advierte el experto en salud mental.
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El alzheimer es una de las enfermedades más comunes y que más preocupa en España. De hecho, son más de 800.000 personas las que la padecen en nuestro país y en todo el mundo esta cifra supera incluso los 44 millones. Cifras preocupantes por las que se hace evidente la importancia de saber reconocer lo antes posible sus primeros síntomas, pero lo cierto es que estos van más allá de los simples olvidos. Y es que, tal y como recuerda el neuropsicólogo y experto en salud mental Nacho Roura en uno de sus vídeos de Instagram, no todas las demencias se manifiestan como solemos pensar.
"Hoy os quiero hablar de algo importante y de algo que a mí personalmente me da miedo y es el miedo a darme cuenta de que las cabezas de las personas a las que yo quiero ya no están funcionando tan bien como lo hacían antes", comienza explicando Roura. Desde su experiencia, hay muchas señales que pueden pasar desapercibidas porque se confunden con el envejecimiento natural.
"Recordemos que la demencia senil como tal no existe. Es decir, existe un envejecimiento que es sano, en el cual por supuesto hay algunas habilidades cognitivas que decaen con el tiempo. Pero un proceso de envejecimiento sano no conlleva irremediablemente la limitación de la funcionalidad de la persona en términos cognitivos".
Entre las señales más comunes por las que las familias suelen acudir a consulta, Roura menciona: "Olvidos frecuentes, por no recordar sucesos que han ocurrido o cosas que se han hecho recientemente, por repetición de preguntas una y otra vez o porque vemos que a la persona no le salen las palabras, que a veces parece que están como en la punta de la lengua o directamente que no salgan las palabras, llegar de repente a una habitación y no saber qué es lo que se iba a hacer ahí y también por ejemplo la desorientación, tanto en espacio como en tiempo".
Pero advierte: "Ojo que no todo es el alzhéimer. Hay demencias más allá del alzhéimer y no todas las demencias se manifiestan inicialmente con pérdidas de memoria". De hecho, algunas pueden dar sus primeras señales en forma de síntomas psicológicos: "Como por ejemplo la depresión, la ansiedad o la apatía. Por ejemplo, que la persona no tenga iniciativa para realizar tareas que antes hacía sin que nadie se lo pidiese o con trastornos en el sueño".
En otras ocasiones, pueden aparecer cambios sutiles pero profundos en la conducta o la personalidad: "La persona comienza a ser de una manera de la que no lo había sido nunca. Este es el caso, por ejemplo, de la demencia frontotemporal, de la cual se está hablando más recientemente porque es la que está padeciendo actualmente el actor Bruce Willis".
El problema es que todos estos cambios "acaban limitando lo funcional que es la persona en su día a día y pueden llegar a impedirle realizar actividades básicas de la vida diaria". Lo importante, insiste el neuropsicólogo, es que estos síntomas supongan "una ruptura con lo que la persona hacía y podía hacer anteriormente".
Por eso, sugiere que estas señales no se oculten ni se ignoren. "Eso es algo de lo que necesitamos hablar entre nosotros, con nuestros hermanos, con nuestros padres, con nuestros abuelos, con las personas significativas que nos rodean y hay algo que es muy comprensible pero que tenemos que intentar evitar y es hacer como que no vemos que estas cosas están pasando".
Aunque el diagnóstico de una demencia suele provocar temor, Roura recuerda que el tiempo es un aliado si se actúa desde el principio. "Sabemos que la mayor parte de estos procesos son neurodegenerativos y que, por lo tanto, no tienen cura, pero detectarlos a tiempo nos da una ventanita de oportunidades: primero para ponerle nombre a lo que ocurre y así conocerlo un poco mejor… y lo segundo porque sí que existen algunas estrategias que nos permiten frenar aunque sea un poquito este proceso de degeneración".
Y añade una razón más: "Lo tercero es que ganamos tiempo para adaptarnos a la situación, para aprender estrategias y herramientas. Tanto nosotros como la persona afectada, para intentar hacerla un poquito más funcional en su día a día".