Varios costaleros preparados para llevar un paso.

Varios costaleros preparados para llevar un paso. EFE

Salud

Hernias discales, fracturas y hematomas por las 'levantás': el particular 'vía crucis' de los costaleros en Semana Santa

El peso de los pasos en procesión y el tiempo que lo cargan pueden comprometer las zonas cervical y lumbar de estas personas.

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La Semana Santa es una de las fechas más esperadas del año. Las personas que descuentan los días hasta que llega pueden dividirse en dos grupos: los que se la toman como unos días de vacaciones y los que la viven con fervor. Para los primeros es la excusa perfecta para una escapada, mientras que los segundos esperan impacientes poder ver los pasos de nuevo en la calle. Irónicamente, en el segundo grupo hay un sector en el que la ilusión puede acabar en un problema de salud, los costaleros.

Son las personas que llevan los pasos en procesión sobre sus hombros, en concreto, en la parte posterior del cuello. Cada uno de ellos soporta unos 40 kilos, por eso, "es fundamental estar fuerte" cuenta Manuel Rovira, jefe de la Unidad de Cirugía del Raquis en el Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla y miembro de la Sociedad Española de Columna (GEER).

Durante el tiempo que desarrollan esta actividad, se ven comprometidas las zonas cervical y lumbar. La que más sufre es la vértebra C7, al final del cuello, porque es sobre la que recae todo el peso que levantan.

En la zona cervical las lesiones más comunes son las contracturas y las inflamaciones por los traumatismos que pueden sufrir al portar el paso. "La columna puede envejecer antes y generar, incluso, hernias de disco", agrega el experto, que también ha sido costalero. Este problema puede aparecer si la práctica se lleva a cabo un año tras otro y no se hace de manera adecuada, debido al desgaste de los discos intervertebrales.

Este tipo de hernia puede aparecer, incluso, después de que una persona haya dejado de ser costalera. El desgaste que provoca esta actividad en los discos intervertebrales genera una sobrecarga que años después puede desembocar en este tipo de lesión e, incluso, en daños en los nervios, dice el cirujano.

Asimismo, Rovira recuerda que no tienen los mismos problemas un costalero y un porteador que lleve el paso sobre el hombro. Tienen el mismo riesgo de poder sufrir lesiones en la zona lumbar. Sin embargo, los segundos no comprometen las cervicales, sino que pueden sufrir los daños en la musculatura de los hombros, desgrana Rovira.

El momento crucial

Los momentos más críticos para ellos son cuando tienen que hacer la conocida 'levantá'. El costalero pasa de estar en cuclillas flexionado a la posición erecta, provocando una fuerza de compresión máxima sobre los discos intervertebrales, exponen desde GEER. A esto hay que sumar que ese movimiento tienen que hacerlo de forma controlada para evitar que el paso bote demasiado, expone Rovira. "Realizan tal tirón de fuerza, que esos 40 kilos pueden convertirse en 100", resalta.

El especialista recuerda que para alzar el trono también tienen que ir muy acompasados y hacer ese movimiento al unísono. Si no es así, los que se adelanten pueden hacerse daño por cargar con más peso del correspondiente. Por otro lado, los que se retrasen pueden provocar que sus compañeros levanten más de lo que les toca, con las sucesivas consecuencias. Este tipo de fallos puede desembocar en que alguno de ellos sufra una fractura cervical o hematomas en esa zona, informan desde la GEER.

Si el trono se levanta lentamente, lo mejor es aumentar la lordosis lumbar, señala el especialista. Es decir, arquear la espalda dejando los glúteos hacia afuera. De esta manera, se protege esta zona baja, ya que si se realiza el movimiento con la espalda flexionada hay más posibilidad de que aparezca una hernia.

El experto avisa, además, de la importancia que tiene que los propios costaleros sean conscientes de los que ocurre con su cuerpo. Muchas veces, cuenta, la devoción hace que, si se hacen daño, lo minimicen. Si el dolor es intenso o se irradia hacia las piernas o los brazos, es muy importante abandonar el paso, subraya. "Puede haber aparecido una hernia que se agrave si se continúa con la actividad".

Quién puede ser costalero

"No todo el mundo puede ser costalero", indica Rovira con firmeza. En primer lugar, deben ser personas de estatura media, ya que si son demasiado altas ni siquiera caben bajo el paso.

Por otro lado, la edad ideal para desarrollar esta actividad es entre los 25 y los 45 años. Antes la columna no está completamente desarrollada y después la espalda empieza a sufrir una cierta degradación que puede acelerarse si se sobrecarga.

Igualmente, tampoco deben portar el paso las personas que sufran algún tipo de desviación de columna, ya que puede empeorar la dolencia. "La curva [causada por la desviación] puede aumentar o puede deteriorar antes las vértebras".

Otro factor excluyente es padecer inicio de artrosis, ya sea en la cadera, la rodilla o en la misma columna. Si cogen un paso, van a desarrollar esta dolencia muchísimo antes, dice el cirujano.

Antes y después

En los daños que pueden sufrir no solo influye la carga que llevan sobre su espalda, sino el tiempo que la soportan: "Lo hacen, incluso, durante nueve horas". Esto hace esencial que estén en forma y sepan cómo desarrollar esta labor de forma adecuada para evitar lesiones, destaca Rovira. Para eso tienen que ir al gimnasio o practicar deportes que fortalezcan el tren superior y los cuádriceps, que son los músculos más comprometidos.

También tienen que acudir a los ensayos que realizan las hermandades y cofradías durante los meses previos a la Semana Santa, destaca. En ellos, los costaleros practican con el paso que llevarán en procesión y le ponen una carga que simule el peso de las figuras que lo compondrán. Así, los músculos se van acostumbrando y, además, se van acompasando entre ellos para llevar un paso sincronizado.

Una vez que la procesión acaba, es recomendable que los costaleros apliquen hielo en la zona sobre la que recae la carga. Deben trocearlo un poco y ponérselo con un paño de cocina para evitar quemaduras en la piel, indica Rovira.

Si no tiene heridas ni rasguños tras la actividad, también es conveniente que usen crema antiinflamatoria para ir bajando la hinchazón que causa el esfuerzo. Aparte de estos remedios caseros, el cirujano también dice que es "muy recomendable" acudir a un fisioterapeuta en los días posteriores para que descargue la espalda y pueda tratar las contracturas que se hayan podido generar.

A pesar de los riesgos, Rovira no cree que haya que calificar esta actividad como algo desaconsejable. No obstante, es muy importante seguir los consejos de los expertos. Si se carga el peso adecuadamente y en el periodo de edad indicado, "el riesgo existe, pero está muy controlado".