Donald Trump en su Despacho Oval, en Washington, el pasado 25 de febrero.

Donald Trump en su Despacho Oval, en Washington, el pasado 25 de febrero. Europa Press

Salud

Trump crea el caldo de cultivo para disparar brotes infecciosos en todo el mundo: "Algunas patologías van a descontrolarse"

La suspensión de Estados Unidos de los programas de ayuda internacional facilita la expansión de enfermedades como la malaria, el ébola o la fiebre de Marburgo.

Más información: De anti a provacunas: el sorprendente viraje de Kennedy Jr. tras solo un mes como 'ministro' de Sanidad de EEUU

Publicada

En un mundo globalizado como el actual, las decisiones de un país, no repercuten solo dentro de sus propias fronteras, sobre todo si se trata de Estados Unidos. La cruzada del gobierno de Donald Trump contra los proyectos internacionales ha puesto fin a unos 5.800 programas que aportaban fondos para el control de numerosas enfermedades en países en vías de desarrollo. Han paralizado el envío de recursos que ayudan a combatir enfermedades como el VIH-SIDA, la malaria o el ébola, lo que implica no solo mayores riesgos de brotes en estos territorios, sino en todo el mundo.

Esta decisión va a incrementar la mortalidad y la expansión de las enfermedades infecciosas en estos países, expone María del Mar Tomás, microbióloga del Hospital Universitario de A Coruña y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). La experta hace hincapié en el efecto que va a tener sobre la tuberculosis, que causó 1,25 millones de muertes en 2023 en todo el mundo y 8,2 millones de diagnósticos. 

"Habrá menos diagnóstico y más expansión de la enfermedad", advierte Tomás. Hasta este año, la Organización Mundial de la Salud podía actuar en 24 países para prevenir y tratar la enfermedad gracias a las ayudas que otorgaba el país norteamericano. Ahora, con la retirada de la financiación se ha obstaculizado en gran manera ese control. Incluso, puede aumentar el riesgo de que se desate otra pandemia mundial.

No se trata solo de lo necesarios que son los diagnósticos, si se producen brotes en países como Kenia o Uganda y no se trata a la población, aumenta el riesgo de que se extienda la tubierculosis resistente a los fármacos. Ocurre lo mismo con otras enfermedades como el VIH-SIDA o la malaria, así como las bacterias resistentes a los antibióticos. 

La Organización Mundial de la Salud cuenta con una lista de ocho patógenos prioritarios en resistencia a los antibióticos y "la tuberculosis es crítica", explica Tomás. La microbióloga recuerda la existencia de la Agenda de Inmunización 2030. Su principal objetivo es conservar más de 50 millones de vidas gracias a la inmunización a través de la expansión de la vacunación contra enfermedades como la poliomielitis, el sarampión, la meningitis o la hepatitis, entre muchas otras. Ahora, la decisión de Estados Unidos, lo pone en peligro.

La experta no va nada desencaminada en sus advertencias. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ya ha emitido también las primeras estimaciones del avance de algunas enfermedades en estos territorios. Se pueden producir hasta 18 millones de casos más de malaria al año y casi 170.000 muertes. 

También se espera que la poliomielitis paralice a 200.000 niños y provoque cientos de millones de pacientes. Asimismo, el organismo estadounidense estima que pueden producirse 28.000 nuevos diagnósticos de enfermedades infecciosas como el ébola y la enfermedad de Marburgo.

El precio de no controlar enfermedades

Tomás advierte de que el control de las enfermedades tiene suma importancia. Cuanta más capacidad se les da a estos patógenos para expandirse en humanos, aumenta su capacidad de mutación y, por tanto, de provocar nuevas cepas resistentes como a vacunas como a tratamientos.

Por eso, continúa, es muy importante cubrir todos los procesos de prevención, detección y contención de estas patologías. Hay que detectar rápidamente, con técnicas moleculares, los casos para aislarlos y así evitar brotes y que llegue a pacientes con comorbilidades. Hay que asegurarse de cubrir todos los pasos de esta cadena para mantener a raya a los patógenos. "Si no, tienen capacidad de sobrevivir, de replicar y de coger fuerza y de poder expandirse a nivel global".

El programa USAID contaba con más de 50 personas para responder a los brotes que pudieran surgir, con el objetivo de asegurar la preparación antes una posible nueva pandemia. Con las nuevas medidas adoptadas por Washington, este equipo se ha reducido hasta seis personas, según ha informado el diario The New York Times.

Para Torres esto es un equipo "totalmente insuficiente". Si el sistema funcionaba con los profesionales que estaban contratados anteriormente, la microbióloga opina que esto se va a traducir en una menor eficacia del trabajo de estas personas.

La alerta al resto de países

Tomás explica que hay un riesgo alto de que los brotes puedan traspasar fronteras y llegar a territorios como Europa y Estados Unidos. Esto puede ocurrir, sobre todo, si no se llevan a cabo las campañas de vacunación necesarias para inmunizar al 95% de la población. 

Si se da este caso, habrá patologías, que hasta ahora se han considerado controladas, que vuelvan a infectar a los pacientes y se extiendan también por los países desarrollados. "Las enfermedades se van a descontrolar"

En el viejo continente ya se han producido algunos caso de tuberculosis y se ha encontrado poliomielitis en las aguas residuales, aunque se ha podido controlar gracias a que la población está vacunada, informa la microbióloga. 

Por otro lado, el país norteamericano está atravesando un brote de sarampión que ya ha alcanzado los 200 casos y en el que han muerto dos personas que no estaban inmunizadas contra la enfermedad. 

Si Estados Unidos deja sin medios a los países en vías de desarrollo para luchar contra una gran cantidad de enfermedades, son las instituciones internacionales las que deben tomar cartas en el asunto, defiende la microbióloga. Lo que está claro, es que los nuevos líderes de Washington no han aprendido la lección que dejó la pandemia de covid-19 sobre la importancia del control de las patologías infecciosas, agrega.

Estos recortes, que han dejado sin financiación más de 5.000 programas, son el reflejo de que el equipo de Donald Trump "no cree en la ciencia". Esto dificulta que estén abiertos a seguir la innovación y a invertir en el desarrollo de nuevas técnicas de diagnóstico y nuevas vacunas. "Lo que no se detecta, no se estudia y no se combate tampoco".