Ilustración Pablo García Santos

Ilustración Pablo García Santos

Salud Tabaquismo

Los 'vapers', la asignatura pendiente de Sanidad: su uso entre menores se ha triplicado en sólo 10 años

El 54,6% de los menores de 18 años reconoce haber consumido alguna vez en su vida cigarrillos electrónicos, según la encuesta ESTUDES.

17 enero, 2024 02:01

Lo avanzaba hace unas semanas Mónica García, nueva ministra de Sanidad. Uno de los objetivos más ambiciosos de su mandato iba a ser poner coto al tabaco, acción que asociaciones científicas y de pacientes llevaban reclamando largo tiempo. Este martes, 16 de enero, ha cumplido con la primera amenaza: a partir de ahora se equiparan los dispositivos de calentado a los cigarrillos tradiciones y se prohíben los aromatizantes. Si bien, el comunicado difundido por el Ministerio de Sanidad deja un interrogante: qué pasará con los vapeadores.

"Se equipara la regulación del tabaco calentado a la del tabaco convencional. Se prohíbe la comercialización de filtros, papeles de fumar o cápsulas que modifiquen el sabor de los productos del tabaco. Esta normativa afecta sólo al tabaco calentado y a no a todos los dispositivos de vapeo, en cuya regulación está trabajando el Ministerio de Sanidad", reza el comunicado difundido.

La nota ministerial deja entrever que pronto se tendrán noticias sobre los cigarrillos electrónicos. García, muy activa en su cuenta de X (antes Twitter), ya había anunciado que serían uno de los objetivos del Plan Nacional Antitabaco, pues señala a estos dispositivos como uno de los principales problemas para los jóvenes de este país. "Los vapeadores tienen apariencia de juguetes y sabores dulces, pero son perjudiciales y la antesala del tabaquismo. Vamos a regularlos", escribía.

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Su mensaje se producía unos días más tarde de la publicación de la última encuesta ESTUDES, la cual tiene por objetivo analizar el uso de drogas entre menores de 14 a 18 años. En ella, más de la mitad de los jóvenes reconoce haber utilizado alguna vez en su vida cigarrillos electrónicos. Concretamente, un 54,6%, un porcentaje diez puntos mayor que la anterior encuesta (2021) y el más alto de toda la serie histórica, triplicando el 17% registrado en 2014.

También es relevante el dato al que hacía referencia Mónica García en su mensaje. Por primera vez en España, se ha realizado un estudio piloto sobre el uso de drogas y adicciones en niños de 12 y 13 años. Según el documento, uno de cada cuatro declara haber consumido alguna en su vida cigarrillos electrónicos.

"Esto es muy preocupante. Son una gran amenaza, para nuestro país y los países de Europa", valora a EL ESPAÑOL Carlos Rábade, coordinador del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). El experto contempla con buenos ojos el nuevo anuncio ministerial sobre tabaco calentado y espera que pronto se haga algo similar con los vapeadores. "No son inocuos", alerta. 

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Los cigarrillos electrónicos (alias vapeadores o vaporizadores) son dispositivos alimentados por una batería que calientan un líquido que se inhala. Pueden contener o no nicotina, pero siempre llevan saborizantes y otras sustancias químicas que ayudan a producir el aerosol.

Enfermedades respiratorias y cáncer

"Los aromatizantes son sustancias tóxicas irritantes y que tienen un efecto inflamatorio a nivel de las vías respiratorias, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias", explica el doctor. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una de las más mencionadas por la literatura médica, aunque existe una patología de esta índole asociada directamente al consumo de estos dispositivos: lesión pulmonar asociada al cigarrillo electrónico (EVALI, por sus siglas en inglés).

Entre otros problemas de salud, también planea la sombra del cáncer, teoría que respalda la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Y es que pueden contener glicol de propileno (tóxico si se inhala o aspira), dietilenglicol (anticongelante tóxico en seres humanos), nitrosaminas y benzopirenos (conocidos carcinógenos). 

"Tienen sustancias que alteran la inmunidad celular, los anticuerpos y aumentan el riesgo de infecciones", resume Rábade. "Es decir, estamos ante productos que ponen en riesgo la salud de la población. Aunque no tengan nicotina, tienen otros componentes tóxicos", sentencia.

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La cuestión es que, como no emplean tabaco al uso, se escapan de algunas restricciones que sí tienen cigarrillos y derivados, como el hecho de que sólo pueden venderse en estancos y locales autorizados.

También pueden ser publicitados, lo que contribuye a la falsa idea de inocuidad. Según el informe sobre cigarrillos electrónicos elaborado por Sanidad, sólo un 12,1% de estudiantes que consumen cigarrillos electrónicos cree que fumar este tipo de productos conlleva problemas, mientras que este porcentaje aumenta hasta el 24,9% en los que no los consumen.

Cómo dejar de fumar

"Son la puerta de entrada al tabaco para muchos adolescentes", advierte el portavoz de la Separ. Aunque en ellos el consumo de tabaco tradicional se ha reduciendo, en población general la cifra permanece inamovible desde hace décadas, lo que induce a pensar en una incorporación progresiva al hábito. Hace meses, EL ESPAÑOL ya informó que el porcentaje de fumadores sólo había bajado un 2% en 25 años.

Rábade cree que al compás de más restricciones debería promulgarse la idea de que el tabaquismo es una enfermedad, una además en la que la adicción desempeña un componente esencial. Desgraciadamente, según detalla el profesional, sólo entre el 10 y el 20% de la población lo deja con el tratamiento adecuado. "Dejar de fumar no es fácil, pero tampoco imposible y tenemos que ayudar a todos esos fumadores que quieran dejar de hacerlo", espeta.