Una persona este miércoles del Centro de Atención Primaria (CAP) de General Ricardos en Madrid.

Una persona este miércoles del Centro de Atención Primaria (CAP) de General Ricardos en Madrid. EFE

Salud

La tormenta perfecta de la gripe en España: menos vacunas, menos médicos y menos inmunidad

Factores habituales y no tan habituales se han combinado para que la explosión de infecciones se haya dado antes de lo que era habitual.

4 enero, 2024 02:14

La temporada de infecciones respiratorias comenzó casi al mismo tiempo que el otoño, pero ha sido en estas últimas semanas cuando la gripe ha dado un acelerón, saturando las urgencias de atención primaria, primero, y las hospitalarias, después. Aunque es cierto que antes de la pandemia de SARS-CoV-2 el panorama era muy parecido, hay factores que explican la 'tormenta perfecta' de casos que estamos viviendo desde mediados de diciembre.

Según los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III, correspondientes a la semana anterior a Navidad, la incidencia de las infecciones respiratorias era de 908,6 casos por cada 100.000 personas, un 12,7% más que los siete días previos.

Las hospitalizaciones han crecido de forma similar: un 13,5%, de las 18,5 por cada 100.000 habitantes a las 21 en una semana. En todo el mes de diciembre, a falta de computar la última semana, lo han hecho un 32%. Estas son las razones del aumento espectacular de las últimas semanas y la saturación de los servicios de urgencias.

La ola de frío

Este es el primer año, tras la pandemia de SARS-CoV-2, en el que la gripe ha vuelto a comportarse de una forma típicamente estacional. Aún así, lo normal es que los picos de contagios, urgencias e ingresos se den pasadas las navidades, sobre mediados de enero.

"En los últimos años se iba retrasando ese pico", comenta Daniel Troncoso, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria. Este año, sin embargo, se ha adelantado por una razón fundamental: "La aparición de temperaturas más frías ha hecho que la gente se refugie en su domicilio".

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El constante récord de temperaturas máximas que hemos vivido a lo largo de 2023 y un otoño veraniego hacía presagiar un último mes del año de temperaturas suaves y no ha sido así. Diciembre ha estado dominado por temperaturas de pleno invierno, con frío y nieve inusuales para estas fechas.

Así lo comentaba David Andaluz, coordinador del grupo de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, en una entrevista para EL ESPAÑOL. "No ha habido prácticamente otoño, con temperaturas muy suaves en octubre y noviembre y, de repente, un frío intenso, y eso quizás ha hecho que estos gérmenes hayan aparecido de una forma más brusca, menos escalonada".

El abandono de la 'etiqueta respiratoria'

No se trata únicamente de la mascarilla. Todos esos buenos hábitos que aprendimos con la Covid –taparnos boca y nariz con el brazo al toser, uso de geles desinfectantes, etc.– parecen haber desaparecido una vez asumida esta nueva normalidad.

"Es el abandono de medidas higiénicas básicas en todo paciente sintomático", señala Troncoso. Casi un año después del fin de la obligatoriedad de la mascarilla en el transporte público, no es difícil encontrar personas tosiendo o estornudando en el autobús, el Cercanías o el metro sin taparse o usar la mascarilla.

En establecimientos sanitarios, el fin de la obligatoriedad se dio después pero mucha gente sigue llevándola, sobre todo los profesionales sanitarios, que han asumido la mascarilla como una herramienta más de trabajo.

Las vacaciones y reuniones familiares

A nadie se le escapa que las navidades son un factor importante para la propagación de los virus, no tanto por las aglomeraciones en las vías comerciales como por las opíparas comidas y cenas donde nadie puede faltar.

Quien más, quien menos, ha visto este año cómo algún allegado se presentaba en el ágape con un catarro. A esto se suma que los niños son grandes focos de transmisión de la gripe: las franjas de edad hasta los 4 años son los que más casos están reportando, según el Instituto de Salud Carlos III.

Así, las vacaciones escolares (y de la guardería) ponen freno al pico de virus respiratorio sincitial, que tiene mayor gravedad que la gripe en edades infantiles, pero el mayor tiempo en el hogar con padres y abuelos facilita la transmisión de infecciones.

Las coberturas vacunales

La vacuna de la gripe siempre es objeto de polémica. Su eficacia no es de las más altas y, si las cepas predominantes son distintas de las que se recomendaron por la OMS, baja incluso más, pero es una importante herramienta para dificultar el agravamiento de las infecciones.

"Tras la declaración del fin de la pandemia por la OMS, se ha producido una relajación en una de las medidas principales, como es la vacunación", apunta Troncoso, que lamenta los malentendidos respecto a la vacuna de la gripe: "Tenemos la idea de que solo se tienen que vacunar las personas de riesgo y no es así".

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Los objetivos de cobertura de la vacuna de la gripe están en el 75% de la población susceptible (mayores, enfermos crónicos, embarazadas, etc.). Aún no hay datos oficiales, pero una encuesta realizada por Sanofi a cerca de 20.000 personas apunta que solo cuatro comunidades estarían cerca de ese número, al menos, en los mayores de 65 años: Galicia, Navarra, La Rioja y Extremadura.

La mayoría de comunidades se encuentran en franjas del 60 al 65%, mientras que hay tres que apenas superan el 50%: Cataluña, Baleares y Canarias. No obstante, las coberturas vacunales de este año, en general, son inferiores a las de los anteriores: tras el éxito de las vacunaciones durante la pandemia, ha regresado la pereza.

La Covid sigue presente

La gripe ha alcanzado la normalidad de años anteriores a la pandemia, pero eso no quiere decir que la Covid ya no afecte. Aunque la inmensa mayoría de personas que acuden a urgencias lo hacen por gripe, todavía hay personas que llegan infectadas por SARS-CoV-2.

De hecho, los casos de Covid venían siendo altos desde finales del verano y han continuado durante el otoño. "Ha ido a picos alternos", explicaba Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, a este periódico. "Ha habido momentos más de Covid y luego más de gripe, aunque no deja de haber Covid".

De hecho, en primaria, los tests que realizan los centros centinela –esos con los que el Instituto de Salud Carlos III elabora las cifras de incidencia de las infecciones respiratorias– siguen dando positivo a SARS-CoV-2 en un alto porcentaje: 10,8% en la última semana, 12,7% en lo que va de temporada.

Mala inmunidad

Armenteros también destaca un factor que puede haber pasado desapercibido. La intensidad de la gripe este año puede explicarse también por su ausencia desde que comenzó la pandemia. En 2020 y 2021 apenas hubo casos, mientras que en 2022 empezó a aumentar hasta alcanzar los niveles prepandemia en 2023.

"La intensidad depende de la inmunidad, y la inmunidad a la gripe la hemos perdido en estos años, [el virus] ha circulado poco, esa inmunidad que se producía por contacto no ha existido y, entonces, puede dar la impresión de que la gripe se comporta este año de forma más agresiva".

A pesar de ello, afirma que la duración de la enfermedad es similar, de unos 7 días, aunque en personas con baja protección inmune puede prolongarse hasta los 10. Además, hay síntomas persistentes, como la tos, que se puede prolongar hasta un mes después.

 La 'tormenta perfecta' del sistema sanitario

A todos estos factores para explicar el pico de casos navideños se les une otro: un sistema sanitario en crisis permanente. El cierre de los centros de salud durante los festivos 'presiona' las consultas del resto de días y de las urgencias hospitalarias, mientras los profesionales deben agotar sus vacaciones y horas acumuladas, cuando no están de baja por las mismas enfermedades por las que acuden sus pacientes.

A esto se le añade la falta de planes para suplir esas ausencias porque los administradores consideran que se trata de un aumento puntual de la incidencia de infecciones respiratorias, por un lado, y la falta de médicos y enfermeros para hacer sustituciones, por otro.

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"Tenemos un sistema sanitario que ha pasado la Covid y sigue con las mismas deficiencias", explicaba Víctor Pedrera, vicesecretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos a EL ESPAÑOL recientemente. "La primaria está bajo mínimos, hay deficiencias estructurales. Estamos esperando que se aplique un plan nacional [para resolverlas] pero, hoy por hoy, no hay medidas concretas para solucionarlas".

En muchos centros de salud se están viviendo récords de pacientes atendidos en jornadas maratonianas, en detrimento de la calidad de la atención. Pedrera lo ejemplifica: "Cada médico tiene en torno a 1.500 personas asignadas en su cupo. Por hache o por be, en un centro de salud con 12 médicos, generalmente, falta uno todos los días, por lo que el resto suman 200 o 300 pacientes. Si a eso le sumas que, en navidades, suelen faltar no uno sino cuatro o cinco médicos, que el centro está cerrado los días festivos y el repunte de patologías respiratorias, el problema ya está montado".

La situación acaba afectando también a las urgencias hospitalarias, los "cajeros automáticos" de la sanidad, en palabras del vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, Pascual Piñera.

"Somos el cajero automático de la sanidad, 24 horas al día, 7 días a la semana, los 365 días del año", apunta, "cuando el paciente piensa que lo suyo es urgente y no tiene disponibilidad para acceder al trámite habitual en su 'horario' de mañana". Ahora imagínese que todo el mundo quisiera sacar dinero del cajero al mismo tiempo.