Marta Pérez Efe

Salud

Demencia, depresión o esquizofrenia: así afectan las olas de calor a nuestra salud mental

Una revisión de estudios concluye que los episodios prolongados de altas temperaturas impactan en un amplio rango de trastornos mentales y del comportamiento.

23 junio, 2023 03:12

El verano de 2023 empieza pisando fuerte. Para este fin de semana se espera su primera ola de calor, con temperaturas que superarán en hasta 10 grados los valores normales para estas fechas. Las administraciones están en alerta ante los golpes de calor que pueden sufrir las personas vulnerables, pero este no es el mayor impacto de las altas temperaturas en nuestra salud: hay una relación directa entre el calor y el deterioro de la salud mental.

Hasta mediados de la próxima semana, parte del centro y el sur de la Península Ibérica –incluso en zonas del norte– superará los 35 grados de temperatura. En los valles del Tajo, Guadiana y Guadalquivir se llegará hasta los 42 grados. En gran parte del país, la temperatura mínima no bajará de los 20 grados, lo que se conoce como noche tropical, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

No sería de extrañar que este episodio de altas temperaturas afectara profundamente a la salud mental de parte de la población. Un reciente meta-análisis de 88 estudios ha revelado que las olas de calor y las temperaturas extremadamente altas se asocian con un mayor riesgo de trastornos mentales y del comportamiento. Por el contrario, otros efectos climáticos, como las bajas temperaturas, la humedad, el viento o la duración de la luz solar no tienen un impacto significativo.

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El estudio, liderado por Dongying Li, de la Universidad A&M de Texas, y publicado en la revista Science of the Total Environment, apunta que el riesgo aumenta entre un 5% y un 18%. La evidencia más robusta de este efecto se encuentra en la esquizofrenia pero también se ven afectados los trastornos afectivos y del estado de ánimo –como pueden ser la depresión o el trastorno bipolar– y los neuróticos, como las fobias o los trastornos obsesivo-compulsivos.

Otra revisión reciente, publicada en la revista Environment International y liderada por Peng Bi, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Adelaida (Australia), cuantificaba el efecto en la mortalidad relacionada con problemas de salud mental por cada grado de aumento de la temperatura.

Así, tras revisar 53 estudios publicados entre 1990 y 2020, que acumulaban casi cuatro millones de casos de eventos y muertes relacionadas con trastornos mentales, concluyeron que el aumento de un grado en la temperatura ambiental se asociaba un incremento del 2,2% en la mortalidad relacionada con la salud mental. Esta relación era más intensa cuando la temperatura media se situaba en el 10% más caluroso del año durante al menos tres días.

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El mayor riesgo de mortalidad se atribuyó al abuso de sustancias (aumentaba el 4,6%) y a los trastornos mentales orgánicos como la demencia (3,3%). Precisamente, eran las personas mayores de 65 años –junto con aquellas que viven en zonas tropicales y subtropicales– las más vulnerables a los efectos del calor.

Estos dos trabajos compendian las investigaciones relacionadas con el efecto de los fenómenos climáticos en la salud mental, pero ya otras revisiones anteriores habían alertado sobre el incremento del riesgo de suicidio y auto-lesiones durante épocas de temperaturas altas. Es bien sabido que durante las épocas de altas temperaturas se incrementan las hospitalizaciones por problemas mentales. Por otro lado, tener una enfermedad psiquiátrica triplicaba el riesgo de mortalidad durante las olas de calor en comparación con otras condiciones de salud.

Por qué el calor afecta a la salud mental

Pese a que el efecto del calor en la salud mental está bien caracterizado, los mecanismos que unen uno y otra no son tan claros y se han aventurado varias hipótesis para explicarlo. La primera de ellas es que la temperatura altera el equilibrio de dos neurotransmisores clave, la serotonina y la dopamina, implicados en la regulación del estado de ánimo, la función cognitiva y el desempeño mental en tareas complejas.

Además, el estrés térmico prolongado en el tiempo pone en jaque nuestras estrategias de adaptación al calor, fomentando la irritabilidad y el malestar psicológico, así como la agresividad y la violencia.

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Otra hipótesis apunta a que la inflamación cerebral producto del calor puede jugar un papel clave en la depresión, la psicosis y el deterioro cognitivo. De hecho, algunos estudios han sugerido que un único episodio de altas temperaturas puede conllevar disfunciones neurológicas prolongadas en el tiempo que afectan a la atención, la memoria y la personalidad.

Esta causa explicaría, en parte, el mayor número de hospitalizaciones de personas con alzhéimer y otras demencias durante épocas estivales.