Nicole Kidman, diagnosticada como persona altamente sensible, en una escena de la serie 'The Undoing'.

Nicole Kidman, diagnosticada como persona altamente sensible, en una escena de la serie 'The Undoing'.

Salud

La gran mentira de las personas altamente sensibles: por qué tú también puedes serlo

Los psicólogos advierten que la evidencia científica detrás de la etiqueta PAS es escasa y puede enmascarar otros problemas que necesiten tratamiento.

1 mayo, 2023 02:29

"Es que soy PAS". Es posible que usted haya escuchado de algún conocido o conocida esta frase para justificar una actitud o una decisión. El término se ha popularizado tanto que ya no es necesario decir 'persona altamente sensible'. El problema es que es un término que a veces raya en lo pseudocientífico, generando una industria de millones de euros gracias a los libros sobre los PAS, terapias enfocadas a ellos, asociaciones, etc.

Un rápido vistazo a la web de una de las grandes cadenas libreras españolas muestra 23 libros sobre personas altamente sensibles (y 14 más si buscamos por el término 'alta sensibilidad'). En Amazon hay, literalmente, cientos de libros referenciados.

"Cada vez es más común que quien viene a consulta te diga que es PAS", señala Raúl Araque, miembro del canal divulgativo sobre psicología Walden Dos. "Yo soy psicólogo educativo y todo el tiempo vienen padres y madres a hablar conmigo diciendo que su hijo es PAS. Ya tienen el diagnóstico autorrealizado".

Porque, según Araque, la definición de 'persona altamente sensible' es tan amplia que casi todo el mundo encaja en ella. "Con mis amigos y gente de mi entorno hemos hecho el test y todos damos PAS. No he encontrado a nadie que no haya dado que sea PAS".

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Se refiere al test de la Asociación de Personas con Alta Sensibilidad de España, un cuestionario de 27 preguntas en que hay que puntuar cada uno entre 1 y 7 dependiendo de lo de acuerdo que se esté o no con lo que se dice. A partir de 160 puntos (167 si eres mujer) se considera que eres PAS, concepto en el que encajaría el 20% de la población, según las webs sobre el tema.

"¿Te molestan los ruidos fuertes?" "¿Tienes una vida interior rica y compleja?" "¿Te molesta cuando la gente te obliga a hacer demasiadas cosas a la vez?" son algunos de los enunciados del test. Quien esto escribe sacó una puntación de 146, por debajo del umbral del PAS. La culpa la tiene esta cuestión: "¿Eres particularmente sensible a los efectos de la cafeína?" Más allá de esta, no había ninguna pregunta a la que se pudiera poner mucha resistencia.

Con todo, al descifrar los resultados (decepcionantes) del test, la asociación lanza esta advertencia: "Si una o dos preguntas son verdaderas, pero lo son en grado extremo, quizá también se pueda decir que seas una PAS". Acto seguido, sugiere "leer algo sobre el tema de la alta sensibilidad […] entrar en contacto con otros PAS, por ejemplo vía grupos locales por esta asociación o bien entrando en algún grupo en Facebook".

El don de la sensibilidad

Araque lo tiene claro. "La etiqueta PAS sirve para generar dinero, es un negocio: las mismas empresas que te ofrecen el test son las mismas que, al finalizarlo, te venden un libro y quieren hacerte terapia sobre ser PAS. Y si todo el mundo encaja en la etiqueta, más gente va a querer comprar el libro".

El término lo acuñó por primera vez la psicóloga estadounidense Elaine N. Aron en 1991, que ha sacado varios libros sobre el tema: El don de la sensibilidad (piedra angular de lo PAS, un auténtico best-seller), El don de la sensibilidad en el amor, El don de la sensibilidad en la infancia, etc. El concepto ha hecho fortuna y los ejemplares vendidos de sus libros se cuentan por millones.

Una persona altamente sensible, en teoría, es aquella que "tiene un sistema nervioso que percibe y procesa más información sensorial simultánea y esto conlleva una serie de características que hay que entender para poder cuidarnos y vivir de forma más equilibrada entre las necesidades propias y las exigencias del exterior", según la web de Aspase, que indica que hay una parte hereditaria y que la existencia de estas personas "tiene un sentido para la protección y la evolución de la especie".

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¿Cuánta ciencia hay detrás de este concepto? Araque ha leído un par de manuales sobre el tema y señala que "las referencias bibliográficas son muy pocas, cuando en otros manuales hay una cada dos o tres frases". En las webs de referencia pasa un tanto de lo mismo: "Una red de publicaciones conectadas entre sí pero que no se publican en otras webs o revistas externas a esa red".

La conclusión de este psicólogo es clara. "¿Hay estudios sobre las PAS? Sí. ¿La calidad es lo suficientemente buena como para estar en revistas de incidencia y tener repercusión? No". Por ejemplo, esas particularidades neurológicas que hacen que la persona procese más información no han sido descritas hasta el momento.

Por eso, "a nivel profesional es un concepto que no se utiliza", apunta. De hecho, las principales figuras del mundo PAS en España no son psicólogos sino profesionales del márketing como Pablo Villagrán, que además de libros sobre el tema ofrece un curso de especialista en personas altamente sensibles e iniciador del Día Mundial de la Alta Sensibilidad. También abundan los coaches, "pero la mayoría no son psicólogos".

Mercedes Bermejo, vocal del Consejo de Psicólogos de Madrid, señala lo mismo. La teoría de la PAS "no tiene evidencia científica, la literatura no es tanta que la haga ser reconocida en las publicaciones internacionales", como las de las asociaciones de psiquiatría estadounidense y europea.

Con todo,"es verdad que hay toda una serie de cualidades y características que pueden perjudicar a las personas que las padecen y que hace que los profesionales de la psicología debamos tener en cuenta".

Los perjuicios de la etiqueta PAS

Araque sostiene que el éxito del concepto PAS viene de "la necesidad de sentirnos con el control total de nuestra vida. Preferimos pensar que lo bueno y lo malo es nuestra responsabilidad". Si nos pasa algo o nos sentimos de cierta forma, ser altamente sensible lo justifica.

Esto puede acarrear problemas. El psicólogo explica que esta tendencia a asumir lo bueno y lo malo de la vida como responsabilidad propia se relaciona con la probabilidad de autolesiones, "porque lo que me ocurre que es negativo es por mi culpa". El achacarlo todo a la etiqueta PAS potenciaría esa tendencia, "porque al final es intentar buscar algo dentro de mí mismo. Podemos mejorar algunas cosas, por supuesto, pero a veces el entorno es demasiado hostil".

Más allá del extremo de las autolesiones, esa tendencia (conocida técnicamente como locus de control interno) afecta a las conductas de ansiedad y depresivas, y "que un psicólogo o un trabajador de este tipo intente convencer a la gente de que todo lo que le ocurre es por problemáticas internas y gracias a un terapeuta lo va a solucionar es culpabilizar mucho al paciente. Y, segundo, le evitará que busque el bienestar modificando el contexto".

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Bermejo señala el riesgo de que se mezcle la etiqueta PAS con algunas problemáticas "que tienen que ver con el estado de ánimo, el trastorno del espectro autista, ansiedad u otras patologías que es importante identificar con una valoración adecuada".

Ese profesional debe establecer "si es una serie de características que presenta el paciente [ser un PAS] o tienen que ver con un diagnóstico o una patología que requiere un tratamiento adaptado", recuerda.

Las etiquetas no lo son todo

En un hilo de Twitter, la psicóloga Denisa Praje apuntaba el problema de etiquetar "cada forma de sentir y de comportarnos común entre los seres humanos". "PAS, apego evitativo, TLP, tóxico/a... etiquetas que describen comportamientos reales pero que no explican esos comportamientos, solo los encorsetan y dan una sensación de control, de falsa explicación, refugio, identidad, alivio de culpa..."

Hay que ir más allá de la etiqueta. Raúl Araque explica que un psicólogo, "ante cualquier etiqueta, e incluso las aceptadas en psicología, debe incidir en los comportamientos específicos: no me importa que seas PAS sino el malestar que tienes, tus dificultades en el día a día y trabajar sobre ellas. Hay que centrarse en lo concreto".

Después de todo, la sensibilidad sí se puede medir, aunque no de forma tan general como propone esta etiqueta. "Hay tests para medir las habilidades sociales, la ansiedad-rasgo y la ansiedad-estado (si es permanente o durante un periodo de tiempo), etc."

Sin embargo, "otras veces no hace falta medirlo todo cuantitativamente. Que la persona explique en qué contexto se siente mejor o peor, por qué motivo, etc. No todos somos sensibles a los mismos estímulos. Las personas con TDAH lo son más a estímulos luminosos o auditivos, hay personas que lo son a cuestiones emocionales, o solo con su pareja o sus amigos... Y los tests PAS no dan información sobre todo esto".