Las visitas a familiares ayudan a evitar la pérdida de memoria.

Las visitas a familiares ayudan a evitar la pérdida de memoria. iStock

Salud NEUROLOGÍA

Los tres hábitos diarios que mejoran la memoria y evitan su pérdida según los neurólogos

La investigación ha demostrado que algunas actividades físicas y mentales se asocian con un 21% menos de riesgo de demencia.

31 julio, 2022 02:19

Que nuestra memoria dependa cada vez más de las tecnologías provoca que en un mayor número de ocasiones escuchemos eso de "si no lo apunto en la agenda [del móvil, claro], seguro que se me olvida". A estas personas se les podría responder, con fundamentos científicos, que dediquen más tiempo de su vida a salir con sus amigos o pasar la aspiradora por casa.

Así es, una reciente investigación, publicada en la revista de la Asociación Americana de Neurología, ha demostrado que en nuestro día a día hacemos más por evitar la pérdida de memoria de lo que éramos conscientes. A las más de 500.000 personas de una base de datos del Reino Unido que participaron en el estudio se les entregaron dos tipos de cuestionarios para analizar el efecto que tenían estas actividades en el riesgo de demencia.

En uno de ellos, se les preguntaba por la frecuencia con la que participaban en ejercicios físicos como subir las escaleras, caminar o hacer deporte. El otro formulario se centraba en actividades mentales, donde se incluía la visita a familiares y amigos. 

[Cinco minutos de 'chispazos' en el cerebro durante el sueño para no perder la memoria]

Tras 11 años de seguimiento, los resultados corroboraron la hipótesis planteada: "Nuestro estudio ha revelado que si las personas participan con más frecuencia en actividades físicas y mentales saludables pueden reducir su riesgo de demencia", reconocía el autor del estudio Huan Song, doctor de la Universidad de Sichuan en Chengdu (China). Así, también apunta que todavía se necesitan más investigaciones para confirmar sus hallazgos.

El efecto protector

El trabajo contó con la participación de personas sin demencia y con una edad media de 56 años. Aun así, sí que informaron acerca de si tenían algún familiar directo con esta enfermedad, lo que ayudaba a los investigadores para determinar si alguien tenían un riesgo genético de padecer Alzheimer.

Sin embargo, los datos finales descubrieron que todos ellos se beneficiaron del efecto protector de las actividades físicas y mentales, independientemente de si tuvieran o no antecedentes familiares con alteración de la capacidad para recordar. Al terminar el estudio, se ajustaron los resultados a múltiples factores como la edad, los ingresos y el tabaquismo. De esta manera, se cifró en un total de 5.185 personas que habían desarrollado demencia.

Este número servía a los autores para vincular el riesgo de esta enfermedad con la mayoría de las actividades físicas y mentales estudiadas. En este sentido, Song destaca que se tratan de "resultados alentadores" que reflejan que "hacer unos sencillos cambios en el estilo de vida puede ser beneficioso" para nuestra memoria. Aunque algunos nos ayudan más que otros a no perder la memoria.

Actividades con "más" memoria

Dejando a un lado los tecnicismos, la principal conclusión que se extrae, en este sentido, fue que mejor poner el lavavajillas que visitar a un familiar o un amigo. Y es que las personas que realizaban tareas domésticas tenían un 21% menos de riesgo de demencia, frente al 15% de quienes visitaban a su círculo más cercano. Aunque si alguien pretende no correr "ningún" tipo de riesgo, mejor hacer ejercicio de manera frecuente, ya que el porcentaje se sitúa en un 35%.

Sin duda, este no es el primer estudio que vincula el ejercicio físico con la pérdida de memoria. Aun así, la presente investigación ha servido para añadir una prueba más a los motivos para ejercitarse: la tasa de incidencia de la demencia era de 0,45 por cada 1.000 casos, en comparación con el 1,59 de las personas que rara vez hacían alguna actividad física.

En las tareas domésticas, la diferencia no era tan abismal, pues la tasa variaba en 0,2 puntos entre quienes realizaban tareas domésticas y aquellos que no solían poner mucho empeño en las labores del hogar. Estos datos, que tenían en cuenta el número de personas en el estudio y la cantidad de tiempo que invertían, se repetían en el caso de las visitas a los amigos y familiares.

[Este es el sencillo ejercicio que evita que perdamos la memoria con la edad según los investigadores]

Los resultados de este estudio cuentan una limitación. Y es que fueron los propios participantes los que informaron de las actividades físicas y mentales, por lo que es posible que hubiera quien no recordara con exactitud la frecuencia con la que que las realizó. Aunque, entendiéndose la ironía, puede que este ya fuera un síntoma de pérdida de memoria.