Agustín Benito, director del Centro Nacional de Medicina Tropical.

Agustín Benito, director del Centro Nacional de Medicina Tropical.

Salud Director del Centro Nacional de Medicina Tropical

Agustín Benito: "No es descartable alguna muerte por la viruela del mono, aunque es poco probable"

"La salud debe tener un enfoque global" / "Cualquier enfermedad emergente con mecanismos de transmisión rápidos y eficaces y una letalidad alta puede representar un desafío" / "El sexo de hombres con hombres no es un mecanismo de transmisión".

23 mayo, 2022 01:41

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La aparición del mayor brote de viruela del mono fuera de África ha pillado al común de los mortales por sorpresa. Si bien es cierto que en los últimos años se habían notificado algunos casos en distintas partes del mundo, ésta es la primera vez que una enfermedad endémica de África provoca un número tan importante de infectados en más de una docena de países sin que se haya podido establecer un origen. La buena noticia es que, a nivel epidemiológico, la viruela del mono nada tiene que ver con la Covid-19.

Agustín Benito (Madrid, 1959), director del Centro Nacional de Medicina Tropical desde 2004 y presidente de la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional, es uno de los grandes conocedores de este tipo de patologías 'exóticas' que cada vez irrumpen con mayor frecuencia en nuestro país. A este biólogo de formación ya le tocó lidiar en 2014 con la crisis del ébola. La globalización y la crisis climática, advierte, son el caldo de cultivo perfecto para que agentes infecciosos de origen zoonótico irrumpan cada vez con más frecuencia entre nosotros. En un mundo interconectado como éste, frenar su expansión se antoja como uno de los mayores retos de nuestro tiempo.

-La viruela del mono no es una enfermedad nueva, pero, ¿por qué ha originado el mayor brote de la historia de Europa justo en este momento?

-La viruela del simio es una enfermedad zoonótica emergente en Europa y América del Norte pero endémica en partes de África. En el año 1989 y en los 90 ya se habían identificado casos en África Central y el oeste. Ha habido distintos brotes en los últimos 5 años con casos en varias partes del mundo. En 2003 se registró un brote de más de 70 casos de viruela del simio en los EE. UU. También se informó de casos de viruela del simio en viajeros de Nigeria a Israel en septiembre de 2018. En Reino Unido, en septiembre de 2018, diciembre de 2019, mayo de 2021 y mayo de 2022. En Singapur, en mayo de 2019. Y en los Estados Unidos de nuevo en julio y noviembre de 2021.

Lo que llama la atención de este brote es que, por ahora, no se ha podido establecer una conexión clara con un país endémico. En los casos que están apareciendo con distribución diseminada por Europa, EEUU, Canadá y Australia, se están realizando estudios para comprender mejor la epidemiología, las fuentes de infección y los patrones de transmisión.

-¿Hasta dónde puede llegar este brote? 

-Siguiendo el protocolo establecido, se ha comunicado una alerta a nivel nacional, comunicado a la Ponencia de Alertas y avisados los actores clave para una respuesta coordinada. La duración del brote dependerá, como en cualquier enfermedad infecto-contagiosa, de la infectividad del agente, del modo de transmisión (en este caso por contacto directo a través de saliva o excreciones respiratorias o por contacto con el exudado de la lesión o el material de la costra), y del tamaño de la población susceptible (aquí los vacunados de viruela tienen un grado de protección, salvo pérdida de inmunidad con el tiempo).

Un individuo con el exantema vesicular (erupciones) en cualquier parte del cuerpo, acompañado de alguno de los síntomas clásicos, fiebre, dolor de cabeza intensos, astralgia, dolor de espalda, mialgia, linfoadenopatía, si tiene vínculo con un caso confirmado o dudoso en los 21 días antes del inicio de los síntomas, deberá estar bajo sospecha de estar infectado. Para que se produzca infección, el contacto tiene que ser estrecho y directo, la transmisión entre humanos es limitada y los brotes suelen ser bastante limitados y cortos.

La mayor parte de los casos son leves ya que una gran parte de la población tiene todavía algún grado de inmunidad cruzada frente a la viruela. Además, hasta la fecha, el virus analizado pertenece al clado de África Occidental que tiene una letalidad del 1% y no tiene el mismo grado de potencial transmisor que el clado procedente del África Central. Por lo tanto, como en un gran número de enfermedades infecciosas, no se puede descartar que se produzca alguna muerte, pero no es muy probable que así ocurra por lo anteriormente expuesto. 

-Viendo la cantidad de casos que están emergiendo en distintos puntos del globo, ¿podemos concluir que los sistemas de vigilancia epidemiológica han vuelto a fallar?

-Al contrario, precisamente los casos se están detectando a gran velocidad porque los sistemas funcionan, algo que ha potenciado la pandemia de la Covid-19. Creo que si algo hemos o deberemos aprender de cara al futuro es que debemos estar vigilantes frente a las infecciones emergentes y reemergentes, sobre todo de las de origen zoonótico.

-¿Por qué la amplia mayoría de casos han aparecido en hombres que han mantenido relaciones con otros hombres? ¿Cuál es su hipótesis?

-Que un número importante de casos confirmados haya tenido lugar en hombres que practican sexo con hombres no significa que la viruela de los monos sea una enfermedad de transmisión sexual o que solo afecte a este colectivo. Es fruto de que la actividad sexual implica contacto íntimo, ya sea entre personas del mismo o distinto sexo, y esto puede aumentar las probabilidades de transmisión.

Convendría llevar mucho cuidado para que los protocolos que se están implementando no estigmaticen. El sexo de hombres con hombres no es un mecanismo de transmisión, por tanto no debe considerarse como un factor de riesgo sino como un determinante de salud. Esperemos que no volvamos a cometer los errores del pasado. El factor de riesgo son las conductas como el sexo sin protección, independientemente del género y qué sexualidad tenga.

-Un artículo publicado en la revista PLOS alertaba hace sólo un par de meses de la epidemiología cambiante de la viruela del simio y que podía ser una amenaza potencial.

-Obviamente, si nos fijamos, tanto la pandemia de Covid-19 actual como la gripe aviar y otras infecciones que han causado brotes, todas o la gran mayoría son zoonosis muy susceptibles de causar brotes y más ahora con el cambio climático y la vuelta a los viajes. Ejemplos hay bastantes en la literatura, y las actividades con animales o individuos infectados van en aumento en el mundo globalizado. Por eso, la viruela del mono es una enfermedad emergente que puede provocar brotes fuera de su área de acción endémica como es África Central y Occidental. 

-Desde la aparición de la Covid en el mundo, allá por 2020, hemos visto cómo en Occidente están irrumpiendo algunas enfermedades que nunca se habían visto. La última ha sido la viruela del mono, pero también ha habido casos de fiebre del nilo, por ejemplo, cólera… ¿Qué está pasando?

-Lo que está pasando no es otra cosa que la globalización. Ésta hace que las personas cada vez estén más en contacto con áreas rurales y animales salvajes. Si los unimos a los cambios en los ecosistemas, el cambio climático y global, hacen que los agentes infecciosos no tengan fronteras. 

-¿Estamos preparados ante la posible irrupción de una nueva epidemia?

-Deberíamos estarlo, y más después del aprendizaje que está suponiendo la actual pandemia. La del SARS-CoV-2 correspondería a esa enfermedad equis que figuraba entre uno de los diez grandes desafíos que proponía la OMS. Esta pandemia ha mostrado que la colectividad global es la que deberá estar preparada en todo el planeta para estos nuevos desafíos. De las lecciones aprendidas debe quedar el mensaje de que la ciencia y la I+D serán uno de los pilares que nos pueden hacer estar preparados para nuevas epidemias. El otro pilar deberá ser el trabajo colectivo frente a los peligros que nos acechan y sobre todo la solidaridad y cooperación.

-Un estudio publicado en Nature hace sólo unas semanas advertía también de que los desplazamientos provocados por el cambio climático de muchas especies está provocando que surjan nuevos patógenos, epizootias y pandemias. ¿Se ha convertido el mundo en un polvorín?

-La salud debe tener un enfoque global. Habrá que desarrollar políticas y colaboraciones "one health" o "una salud", en la que deberemos enfocar las nuevas alertas o peligros mediante colaboración multidisciplinar entre especialistas en salud animal, humana y salud ambiental.

-¿Cuál es la otra enfermedad tropical que debería preocuparnos realmente en España?

-Debido a la globalización, en un mundo donde una persona, animal o patógeno puede viajar desde un lugar a otro del planeta en 24 horas, cualquier enfermedad emergente, sea tropical o no, con mecanismos de transmisión rápidos y eficaces y una letalidad alta puede representar un desafío. Algunas de las infecciones tropicales transmitidas por artrópodos vectores, debido al asentamiento de los mismos por el cambio climático, podrían causar brotes, pero obviamente a nivel de preocupación real, las enfermedades víricas zoonóticas procedentes de las áreas tropicales deberían preocuparnos, y aunque cada vez estamos más preparados para identificarlas a tiempo, hay que reforzar mucho la I+D+I en enfermedades emergentes y reemergentes. 

-En 2014 le tocó lidiar con la crisis del ébola en España y usted ya dijo que el desmantelamiento Sistema Nacional de Salud suponía que pudieran surgir más imprevistos. ¿Ha cambiado algo desde entonces?

-Creo que es obvio que los sistemas de salud más fuertes han manejado mejor la pandemia. La vigilancia de los casos, el manejo de los mismos y la prevención y el control han sido fundamentales a la hora de afrontar nuevos desafíos. Un ejemplo lo tenemos en las altas tasas de vacunación conseguidas en nuestro país. Cuanto más reforzados estén los sistemas de salud, mejor afrontaremos los imprevistos que vayan surgiendo. El ejemplo es claro si hemos seguido esta pandemia. Hay que continuar reforzando los sistemas de salud para poder estar mejor preparados y tomar lo mejor de las lecciones que nos ha dado esta pandemia, y como he señalado anteriormente, más desarrollo científico, datos basados en la evidencia y mejor divulgación y transmisión del conocimiento.