Pescado azul
Los expertos alertan en España: estos son los cuatro pescados típicos cargados de omega-3 que desaparecen del mercado
El cambio climático y la presión pesquera han reducido las poblaciones de peces tradicionales y su capacidad de proporcionar Omega-3 en un 60%.
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Un estudio del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) ha vinculado el calentamiento del mar y la sobreexplotación de las poblaciones pesqueras con la reducción drástica de la disponibilidad de ácidos grasos Omega-3 en el Mediterráneo, con implicaciones "directas" para la salud de personas y ecosistemas marinos, informa en un comunicado este martes.
El estudio, publicado en la revista Food Policy y financiado por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) a través del GALP Costa Brava, ha analizado el perfil lipídico de cerca de 3.000 individuos de 36 especies capturadas en la costa gerundense. Sus resultados muestran que el suministro de Omega-3 ha pasado de 15 toneladas anuales en el año 2000 a "sólo" 6 toneladas en 2023, un descenso de más del 60%.
"Es la primera vez que cuantificamos esta bajada en el Mediterráneo, y los resultados son preocupantes. El cambio climático y la presión pesquera han reducido tanto las poblaciones de peces tradicionales como su capacidad de proporcionar Omega-3", señalan los coautores del estudio Mar Vila y Sebastian Biton-Porsmoguer.
El texto apunta a que las especies de aguas templadas y frías -como la sardina, el boquerón, la merluza o la caballa- han sido las más afectadas, las cuales ya estaban "mermadas por la sobrepesca", y que también se han visto perjudicadas por el aumento de la temperatura del mar, que está alterando significativamente el funcionamiento de los ecosistemas, textualmente.
Los autores del estudio proponen reforzar la gestión pesquera para recuperar poblaciones locales, fomentar el consumo de especies infrautilizadas de gran valor nutricional como la alacha o la anjova y priorizar el consumo directo de pescado en lugar de destinarlo a harinas y aceites para la acuicultura, entre otros.
Según la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC), lo deseable es tomar pescado azul un par de veces por semana y pescado blanco en otras dos ocasiones para que "el efecto cardioprotector repercuta en nuestro cuerpo". En ese efecto se reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular en un 30% al disminuir el nivel de colesterol LDL, el conocido como colesterol malo, y aumentar el de colesterol HDL, el bueno.
También contribuye al descenso de la presión arterial, disminuye los triglicéridos, el riesgo de formación de coágulos y mejora el revestimiento interno del corazón y las arterias. Este superalimento tiene efectos reguladores de la frecuencia cardíaca y previene arritmias, considerando pescado azul a los ejemplares que "tienen en alguna etapa de su ciclo biológico al menos un 5% de grasa".
Sus épocas de captura se distribuyen a lo largo de todo el año y, por tanto, es fácil encontrar pescado azul en el supermercado y en las pescaderías en cualquier mes. En general, son ricos en vitaminas como la A, algunas del grupo B (B1, B6 y B12) y la D, y en minerales, entre los que destacan el calcio y el fósforo.
Los expertos recomiendan escoger las especies más pequeñas de manera habitual y reservar los grandes pescados para un consumo más ocasional. Esto se debe a que los pescados de mayor tamaño acumulan en su carne más cantidad de mercurio.