La nutricionista de la Universidad de Rochester Natalie Thompson.

La nutricionista de la Universidad de Rochester Natalie Thompson.

Nutrición Alimentación saludable

Soy nutricionista y tomo estos 4 alimentos en invierno para adelgazar: famosos en España

Durante los meses fríos es difícil seguir una dieta porque el cuerpo demanda alimentos calóricos, pero hay opciones saludables que ayudan a perder peso.

5 febrero, 2024 19:21

Es muy habitual iniciar una nueva dieta junto al inicio del nuevo año. De hecho, es uno de los propósitos de año nuevo más populares pero, en el hemisferio norte, el año nuevo coincide con el invierno y no es la mejor estación del año para buscar una significativa pérdida de peso.

Como explica la nutricionista y entrenadora de bienestar Natalie Thompson, del Centro para el Bienestar de los Empleados de Medicina de la Universidad de Rochesterestamos luchando contra la naturaleza: hacer dieta en invierno es más complejo, dado que de forma natural se suelen tener antojos y búsquedas inconscientes de alimentos más densos calóricamente. Por ello, hoy repasaremos qué alimentos deberíamos buscar para evitar la ganancia de peso, y cuándo buscar la pérdida del mismo.

Para lograr una pérdida de peso hay que consumir menos calorías de las que se ingieren. Aunque la premisa parece fácil y básica, no lo es tanto cuando descubrimos todos los obstáculos que existen alrededor de la misma: sedentarismo, alteraciones hormonales, facilidad para consumir alimentos ultraprocesados e incluso la estación del año, son solo algunos de los factores a tener en cuenta. Y restringir alimentos solo para perder peso no siempre es una buena solución.

[Los 4 platos de cuchara más sanos para el invierno: ni engordan ni suben el colesterol]

Como explica Thompson, "las dietas restrictivas son muy 'sí' o 'no', y a menudo fracasan debido a la falta de opciones. Es algo muy difícil de cumplir, especialmente en algo tan necesario como la comida".

En invierno, el organismo humano tiende a retener reservas de calorías y a buscar alimentos densamente calóricos, a la par que las temperaturas bajan. Como también explica la nutricionista, en los climas más fríos tendemos a dormir más, descansar más y durante más tiempo, y buscar alimentos más ricos en calorías en una búsqueda inconsciente de calor de formas más directas o indirectas.

Sin embargo, no todo está perdido. Hay formas de preparar comidas invernales saludables y equilibradas a nivel calórico. Los "antojos cálidos" no siempre deben llevar a la ganancia de peso, y es posible mantener el mismo peso si se cocinan los alimentos adecuados y de la forma más adecuada. En este caso, Thompson sugiere tener en cuenta cuatro tipos de alimentos en las épocas invernales:

- Cereales integrales, como arroz integral, quinoa, cebada o trigo sarraceno.

- Legumbres, como lentejas o judías.

- Calabazas.

- Hortalizas de raíz, como remolacha, zanahoria o chirivía.

[Harvard descubre el truco definitivo para adelgazar sin tener que hacer dieta: no se sigue en España]

Por el contrario, cuando el clima se vuelve más cálido, el organismo humano de forma natural tiende a buscar alimentos más ligeros, y por tanto menos calóricos. En este caso, la nutricionista aconseja potenciar más si cabe el consumo de verduras crudas y fruta fresca, como las ensaladas. Además, recuerda la necesidad de consumir alimentos proteícos, como pollo o pescado.

Sin importar la estación del año, Thompson siempre recomienda incluir proteínas, cereales integrales, frutas y verduras en todas las comidas. Algo similar a lo que propone el ya conocido plato de Harvard: 25% hidratos, 25% proteínas, 50% verduras y fruta, sin olvidar las grasas saludables como el aceite de oliva.

Así pues, para iniciar los necesarios cambios en la dieta cuando buscamos mantener o perder peso, Thompson desaconseja eliminar categorías enteras de alimentos.

[Esta es la única dieta para adelgazar en enero que funciona: los médicos la recomiendan para España]

Inicialmente, explica, deberíamos analizar nuestro estilo de vida y los comportamientos alimentarios habituales. Además, deberíamos valorar qué entendemos por 'dieta', qué alimentos solemos elegir consumir y por qué lo hacemos, y actuar en consecuencia.

Uno de los ejemplos más conocidos, como también nombra Thompson, es el consumo de snacks nocturnos. Frecuentemente dicho consumo no se debe al hambre, sino al aburrimiento, motivo por el cual deberíamos replantearnos el motivo por el cual llevamos a cabo dicho consumo. Como alternativa, la nutricionista plantea realizar otras actividades que puedan evitar estos consumos de alimentos por aburrimiento o gula, y no por hambre real como tal.