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    Lo que tienen y lo que en realidad llevan

    Hay un dicho muy popular en España que dice que "hecha la ley, hecha la trampa". Y tal vez una de las industrias que mejor ha sabido exprimirlo es la de la alimentación. Así lo asegura la farmacéutica y dietista-nutricionista Marián García ('Boticaria García') en su libro El jamón de York no existe (Destino, 2018), donde apunta que la industria "estira la legislación como un chicle para poner en el mercado alimentos que son lobos con piel de cordero". O lo que es lo mismo: cada vez que acudimos al supermercado acabamos comprando alimentos que no son lo que parecen.

    No nos referimos única y exclusivamente a esos alimentos en cuyos envases se destacan términos como "jugoso", "fitness", "digestive", "bajo en grasas", "light" o "casero", sino a salsas de guacamole sin guacamole, a cremas de champiñones sin champiñones o ensaladillas de marisco sin marisco. En teoría, la legislación europea establece que la información alimentaria no debe inducir a error al consumidor "en lo referido a la naturaleza, identidad, cualidades o composición", pero no establece qué cantidad de garbanzos debe llevar, por ejemplo, un hummus para poder ser denominado como tal. 

    De ahí que existan lo que algunos divulgadores como la farmacéutica y especialista en I+D Gemma del Caño o el dietista-nutricionista Juan Revenga han venido a denominar con mucha sorna como "alimentos homeopáticos". O lo que es lo mismo: alimentos que no contienen lo que dice su envase (o se encuentra en cantidades ínfimas).

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    Salsas de guacamole sin aguacate

    El guacamole es una crema tradicional mexicana cuyo ingrediente principal es el aguacate, una fruta rica en grasas saludables con múltiples beneficios para la salud. En el supermercado podemos encontrar de todo. De hecho, existen honrosas excepciones que contienen hasta con un 95% de aguacate. Sin embargo, hay marcas que venden salsas de guacamole en las que el aguacate brilla por su ausencia. Es el caso de la salsa elaborada por MexiFoods, un producto ultraprocesado que contiene un 0,66% de aguacate en polvo. 

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    Crema de champiñones sin champiñones

    En el inenarrable mundillo de las cremas industriales también es habitual que los fabricantes utilicen este tipo de tretas para seducir (o engañar) al consumidor. Uno acude al supermercado con la intención de comprar una crema de champiñones porque, en principio, su nombre nos hace pensar que se trata de un alimento saludable. "¿Qué daño puede hacerte una crema caliente?". Sin embargo, al intentar comprobar que efectivamente nos encontramos ante un producto sano, acudimos a la etiqueta y vemos que sólo el 1,2% del producto está integrado por champiñones. El resto de sustancias son: harina de trigo, sal, almidón de trigo, fécula de patata, glutamato monosódico, cebolla (4%), patata (3,9%), suero de leche, aceite de oliva (2,2%), etcétera. Es decir, un alimento perfectamente insano. 

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    Sándwiches de cangrejo sin cangrejo

    Tal y como hemos contado alguna vez en EL ESPAÑOL, los palitos de cangrejo que podemos comprar en los establecimientos no llevan cangrejo. O lo llevan en una cantidad muy reducida. En realidad, están hechos con surimi, un gel que contiene las partes menos nobles del pescado y que los nutricionistas denominan "las salchichas frankfurt del mar" por su ínfima calidad nutricional. Así, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, la industria se lanzó a fabricar desde ensaladillas de cangrejo hasta sándwiches que dicen estar elaborados con el preciado crustáceo. Si acudimos a la etiqueta de este ya clásico emparedado de los supermercados podemos ver que, en realidad, la carne de cangrejo no llega al 0,1% del total del producto. 

     

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    Yogures con quinoa sin casi quinoa

    La industria del yogur ha sabido sacarle el pringue a un producto saludable como éste creando todo tipo de variedades. Así, hace algún tiempo que en las estanterías de los supermercados irrumpieron los yogures con cereales, y ahora, tras el 'boom' de los conocidos como superalimentos, algunas marcas comercializan yogures con quinoa. Lo cierto es que si acudimos, una vez más, a la etiqueta, podemos ver que la cantidad de esta semilla no llega siquiera al 1% del total del producto (0,9%, en concreto). En cambio, el yogur sí posee un exceso de azúcar con 8,6 gramos, cuando es recomendable que no pase de los 4 gramos por unidad.