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    Comer fuera significa, por lo general, comer más

    La obesidad se ha triplicado en todo el planeta desde 1975. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016, más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso, y más de 650 millones eran, directamente, obesos. El aumento de la ingesta de alimentos de alto contenido calórico (principalmente ultraprocesados) junto con el descenso de la actividad física son las principales causas que se encuentran detrás de esta epidemia. Sin embargo, no son las únicas. De hecho, los epidemiólogos llevan años estudiando qué otros factores están influyendo en las actuales tasas. 

    El pasado año, un equipo de investigadores escocés publicó un estudio en la revista The BMJ analizando el contenido calórico de 223 platos servidos en 111 restaurantes de comida rápida y comida tradicional de seis países distintos (Brasil, Ghana, Finlandia, Estados Unidos, China e India). Las conclusiones del trabajo apuntan que comer en restaurantes supone, por norma, ingerir muchas más calorías de las habituales. Pero, ¿es posible comer fuera de casa sin saltarse la dieta? Lo es. 

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    Pide verduras de guarnición o ensalada en lugar de patatas

    Al menos la mitad de los platos que comas a lo largo del día deben estar integrados por frutas y/o verduras. No lo decimos nosotros, lo afirman los investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard: "Cuanta más cantidad y variedad de verduras consuma, mejor. Las patatas no cuentan", se puede leer en el Plato para Comer Saludable, la guía alimentaria que derriba la tradicional pirámide de los alimentos. 

    Por lo tanto, los especialistas recomiendan evitar a toda costa las guarniciones de patatas fritas y sustituirlas por vegetales o, en el caso de que vayas a pedir menú con un primero o un segundo, que al menos uno de los dos platos (normalmente el primero) sea de ensalada. Las patatas fritas, tal y como advirtió esta investigación publicada en la revista The New England Journal of Medicine, son el alimento que más engorda, por encima de la bollería y los refrescos azucarados.  

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    Huye de los refrescos. Mejor, agua

    El líquido elemento, el agua, es la mejor bebida que puedes pedir para acompañar una comida desde el punto de vista de la salud. Ni la cerveza, ni el vino, ni los zumos, ni tampoco los refrescos: agua. Una abrumadora mayoría de trabajos científicos relaciona el consumo de refrescos azucarados con la obesidad y el sobrepeso, pero también con la diabetes, enfermedades cardiovasculares y un mayor riesgo de mortalidad en general. Con los zumos, al contener azúcares libres, ocurre lo mismo e incluso han sido relacionados con una mayor probabilidad de sufrir cáncer

    ¿Y el vino y la cerveza? "Una copita o una cañita no hace daño a nadie". Falso. Si bien es cierto que las bebidas azucaradas tienen un mayor contenido calórico, esto no es lo realmente importante. El consumo "moderado" de alcohol también perjudica seriamente tu salud

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    Si comes pan o pasta, que sea integral

    El pan no es un alimento imprescindible para tu salud. De hecho, el pan blanco ha sido relacionado con la obesidad y el sobrepeso en algunos estudios.Las harinas refinadas que se utilizan para su elaboración, además, cuyo nutriente principal es el almidón, un carbohidrato de absorción rápida, es un factor de riesgo cardiovascular, tal y como advertía Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra y profesor invitado de Harvard. 

    La alternativa, en el caso de que queramos comer pan, o pasta, es pedir que sea integral (pero integral de verdad). De esta forma estaremos consumiendo alimentos que no han sido elaborados con harinas refinadas y contendrán las tres partes del cereal, incluyendo el germen y el salvado, cuyos componentes favorecen nuestra salud intestinal y protegen contra el sobrepeso y la obesidad debido a que son ricos en fibra.  

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    Cuidado con salsas y aderezos

    Por lo general, para elaborar salsas como la mayonesa, la salsa barbacoa o la famosa salsa agridulce que nos ponen en los restaurantes chinos, se suelen utilizar ingredientes que poco o nada favorecen nuestra salud. Por lo general, cuanto más potente sea el sabor de una salsa, más debemos sospechar de ella. Ocurre también, por ejemplo, con la salsa césar que incluyen muchas ensaladas envasadas, o con la salsa boloñesa, que incluye carne procesada. En cambio, el tomate frito, siempre y cuando esté elaborado con aceite de oliva virgen, no tiene por qué ser perjudicial, tal y como ya explicamos en EL ESPAÑOL. 

    De la misma forma, conviene llevar cuidado con algunos aliños. El aceite de oliva virgen extra es un ingrediente maravilloso, rico en grasas saludables, que puede (y debe) estar presente en nuestras ensaladas. Pero cuidado con el (falso) vinagre de Módena que sirven en muchos bares porque, pese a su color oscuro, puede contener muy poco balsámico y, en su lugar, una gran cantidad de azúcar. 

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    De postre, frutita

    Resulta difícil resistir la tentación porque probablemente uno de los mejores momentos de una comida tiene que ver con los postres. Con la tarta de zanahoria, la mousse de chocolate, o el arroz con leche. Sin embargo, como todo el mundo sabe, los postres se elaboran con grandes cantidades de azúcar, harinas refinadas y otro tipo de ingredientes que perjudican nuestra salud. Por esta razón deben ser una excepción dentro de nuestra dieta y no la norma. 

    Los menús de los restaurantes siempre incluyen fruta como alternativa. Conviene optar por ella si queremos cuidar tanto nuestra salud como nuestro peso. Porque la fruta, tal y como ya hemos señalado en infinidad de ocasiones, no sólo es un factor de protección contra el sobrepeso y la obesidad, sino que ayuda a adelgazar a aquellas personas que están realizando una dieta para bajar de peso.