La nevera irrumpió en la vida del común de los mortales hace muchos años para facilitarnos la existencia. Hasta entonces, conservar alimentos perecederos como la carne o el pescado era mucho más difícil y se tenía que recurrir a técnicas tan antiguas como la salazón, por ejemplo. Crear una máquina que pudiese generar frío de forma ininterrumpida tal y como lo hacían los pozos de nieve fue un gran avance no sólo para la tecnología, sino también para la seguridad alimentaria y la salud de las personas. 

Sin embargo, lo cierto es que no basta con colocar el frigorífico en la cocina y meter los alimentos dentro de él. Las bacterias, esos seres microscópicos que vinieron al mundo a complicarnos un poco la existencia, proliferan en ecosistemas de lo más variopinto, a temperaturas diferentes, e incluso algunos son capaces de reproducirse en el interior de la nevera si ésta no tiene la temperatura adecuada. 

Según la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria (Aesan), "entre los 5ºC y los 65ºC, la mayoría de microorganismos potencialmente patógenos crecen rápidamente y se multiplican en muy poco tiempo". De hecho, tal y como apunta el organismo español, el frío ni siquiera destruye los microorganismos cuando ya se encuentran presentes en un alimento, aunque "sí hace más lento o detiene su desarrollo". Por esta razón, es conveniente que los alimentos estén el menor tiempo posible a temperatura ambiente. 

Entonces, ¿exactamente a qué temperatura debería estar nuestra nevera para prevenir o evitar el crecimiento de las bacterias? La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, la agencia responsable de la regulación de comida, medicamentos y cosméticos, entre otros productos, apunta que la temperatura de la nevera debe estar siempre a 4ºC como máximo y la del refrigerador a -18ºC. "Los termómetros de electrodomésticos son la mejor manera de conocer estas temperaturas", recomienda la administración. 

Del mismo modo, aunque utilicemos el frigorífico para almacenar ciertos alimentos, la FDA recomienda que los alimentos como la carne, el pescado, la leche o las sobras de algunas comidas, por ejemplo, se consuman lo antes posible. "Cuanto más tiempo estén almacenados en el refrigerador, más posibilidades hay de que la Listeria, una bacteria que causa enfermedades transmitidas por los alimentos, pueda crecer, especialmente si la temperatura es superior a 4ºC". 

La agencia norteamericana insiste en que la nevera es un electrodoméstico utilizado para conservar los alimentos que, evidentemente, no es capaz de obrar milagros. Es decir, si la comida está en mal estado, seguirá en mal estado a pesar de ser conservada a la temperatura adecuada. "Tenga en cuenta que la comida puede causarle una grave enfermedad incluso cuando no se ve, huele, o sabe mal", dice la FDA. "Muchos organismos patógenos están presentes en carne cruda o poco cocinada, aves, mariscos, leche y huevos; agua sucia; y en frutas y verduras. Mantener estos alimentos adecuadamente refrigerados retrasará el crecimiento de bacterias".

Y en el congelador, ¿qué? La Agencia Española de Seguridad Alimentaria apunta un truco para saber cuánto pueden durar los alimentos en esta parte de nuestra nevera. Si en nuestro frigorífico aparece una estrella, el congelador enfriará a una temperatura mínima de -6ºC, "por lo que serán los congeladores para mantener unas horas los alimentos". Si aparecen dos, la temperatura mínima será de -12ºC y los alimentos se podrán congelar unos tres días. Así, si aparecen tres, la temperatura mínima será de -18ºC y los alimentos durarán meses congelados.

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