Un hombre cortando un trozo de jamón con un cuchillo.

Un hombre cortando un trozo de jamón con un cuchillo. Pixabay

Nutrición

Confirmado: el jamón cortado con cuchillo sabe mucho mejor que el de máquina

Investigadores españoles demuestran que la utilización de la cortadora modifica la naturaleza del producto por la fricción sobre las vetas.

7 marzo, 2019 15:07

Investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) han demostrado que el corte manual del jamón ibérico permite conservar todas las características de su designación de calidad, mientras que la utilización de una máquina cortadora modifica la naturaleza del jamón por la fricción, impidiendo determinar la calidad de la pieza.

En concreto, según ha informado la Fundación Descubre, los investigadores de la UCO han comprobado, con datos científicos, que la loncha obtenida a máquina modifica las peculiaridades de la denominación de la pieza y, por contra, los investigadores han evidenciado que el corte manual a cuchillo del jamón ibérico conserva todas las características que definen su calidad.

Este estudio se ha realizado tomando resultados obtenidos a partir del análisis de imagen digital de jamón ibérico comparando la modificación de la infiltración grasa, es decir, las finas tiras que aparecen intercaladas entre las vetas de carne, según sea el corte mecánico o manual. Así lo han indicado los investigadores en el artículo titulado que han publicado en la revista Meat Science, detallando que existen variaciones en la estructura del tejido al usar la máquina.

Esto se debe a que el corte se hace generalmente perpendicular a las fibras, alterando la distribución de la infiltración de grasa. Además, han confirmado que con este tipo de corte el patrón obtenido es el mismo en distintas designaciones de calidad, de forma que no es posible determinar si la loncha es, por ejemplo, un ibérico o cerdo blanco, o si es bellota o de cebo, después de pasar por la máquina.

De hecho, según ha explicado la investigadora de la investigadora del grupo de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Córdoba, Salud Serrano, coautora del estudio, "los resultados obtenidos muestran que sólo cuando se aplica el corte manual con cuchillo el tejido conectivo graso presenta una naturaleza multifractal, es decir, con distintas dimensiones superpuestas, concreta y distinta, lo que confirma las diferencias entre las designaciones, según su genética y alimentación".

La calidad también se ve

Así, tras el corte, los expertos observaron que la infiltración de tejido adiposo se produce con un patrón determinado a través de la aplicación del análisis multifractal de imágenes de alta calidad. Con esta técnica se evidencian las estructuras a escala de píxeles mostrando en negro las fibras de magro y en blanco las de grasa y, de este modo, cada genética y tipo de alimentación presenta unas características concretas, por lo que también valida el método para describir la calidad del jamón ibérico.

Los investigadores proponen esta técnica como una herramienta complementaria a las existentes para caracterizar el jamón ibérico, ya que usa métodos no destructivos basados en esta combinación de análisis de imagen y técnicas predictivas.

Por tanto, teniendo en cuenta las dimensiones fractales, es decir, los distintos patrones obtenidos de la distribución del tejido conectivo graso, se puede mejorar la predicción de la calidad del producto. Concretamente, el trabajo ha incluido las características multifractales de las diferentes denominaciones comerciales de esta variedad de jamón: 100 por 100 ibérico, bellota, cebo de campo y cebo.

Desde el año 2014 la normativa existente exige incorporar al etiquetado la información exacta para aclarar conceptos al consumidor y no dejar lugar a dudas, y ahora los investigadores han diseñado esta metodología, de coste reducido, que ya aplicaron y validaron también en otro tipo de piezas cárnicas, concretamente, solomillo ibérico.

Los investigadores plantean desarrollar un estudio que determine si el cambio de corte afecta también a la sensación en boca del producto, mientras que los trabajos ya concluidos se han financiado a través del Plan de Investigación de la Junta de Andalucía y con la colaboración de la empresa cooperativa Covap, en el suministro de las muestras.

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