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Los riesgos de la fruta cortada: el último sinsentido del supermercado

29 octubre, 2018 00:32

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La salud, tradición y comodidad son los tres ejes que explican el tipo de comida que se consume en los hogares españoles, según un estudio del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Con ello, los ciudadanos buscamos una dieta sana y equilibrada; para ello recurrimos a modos de preparación más saludables y a platos ligeros como ensaladas, sin renunciar al placer y la comodidad. Así, comemos más productos preparados que antes, pero sin prescindir de la cocina tradicional.

La comodidad probablemente sea uno de los factores que provocan que haya proliferado en los supermercados la fruta ya cortada y envasada. De este modo, las neveras de algunos supermercados se han llenado de sandía, melón y otras frutas cortadas y listas para el consumo, que ahorran al ciudadano el engorro de pelarlas y cortarlas.

Con la llegada de esta nueva forma de consumo surgen varias dudas, entre ellas, si estos pedazos son igual de sanos que la fruta que nosotros mismos cortamos, cuáles son sus riesgos y el porqué de su éxito. Laura Llorente y Eva García, nutricionistas del Centro de Nutrición Aleris, explican a EL ESPAÑOL estas y más cuestiones sobre la nueva forma de consumir el fruto de ciertas plantas.

Respecto a la calidad, las nutricionistas señalan casi al unísono que la nueva moda de consumo es igual que la fruta que nosotros mismos cortamos, ya que estos envases no poseen conservantes ni ningún otro tipo de añadido que las transforme. "Es igual, es fruta", sentencia Llorente.

De hecho, leyendo las etiquetas de varios de estos productos se puede comprobar que en su mayoría contienen fruta al 100%. Asimismo, estas etiquetas indican la temperatura a la que se debe conservar, la fecha de caducidad y en cuanto tiempo se debe consumir -generalmente antes de las 24 horas-.

Perjuicios y riesgos

"Otra cosa es que hablemos de sostenibilidad. Evidentemente viene en un envase de plástico que, como tal, no es necesario para conservarla. La fruta ya viene en en su propio envase", explica Llorente. "Son muy importantes los problemas medioambientales que puede causar, más de lo que creemos", añade.

Pero no es el único perjuicio al que nos exponemos comprando la fruta de este modo. "Hay veces que puede estar contaminada", manifiesta su compañera García. "Si no se manipula de forma correcta, esa fruta puede provocar una intoxicación alimentaria", señala esta nutricionista.

Por el momento, no se han notificado muchos casos de este estilo, aunque si hay algunos que llaman la atención: un total de 77 personas se contaminaron de salmonela por consumir fruta en este formato. En junio, este brote vinculado a melón precortado afectó a ciudadanos de varios puntos de Estados Unidos, según informó el Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU.

Respecto a su conservación, esta fruta se oxida con mayor rapidez "porque está en contacto con el aire dentro del envase", explica García, a pesar de ello aclara que esto se podría evitar si se envasan con una atmósfera modificada. "Pero son pocos casos en los que se hace así", puntualiza. 

En cuanto al precio, García añade que en algunos supermercados puede ser parecido, pero si se adquiere en lugares como estaciones de servicio puede ser desorbitado.

Por ejemplo, en El Corte Inglés se puede encontrar melón envasado que cuesta 4,99 euros el kilo, mientras que el melón entero tiene un precio de 2,85 €/kg. Asimismo, la sandía cortada de este establecimiento se sitúa en los 6,98 €/kg, frente a los 1,99 de la pieza entera.

"Pereza" 

Por su parte, Llorente apunta a la "pereza" como uno de los motivos por los que se ha puesto tan de moda comprar fruta ya cortada directamente. Y el estudio mencionado al principio de este texto apoya lo que transmite la nutricionista.

"¿Por qué a la gente le da pereza comer fruta?", se pregunta. "Porque hay que pelarla", aclara. De este modo, apunta a que los ciudadanos recurren a este consumo por comodidad, lo que explicaría la proliferación de estos envases.

Sobre el segundo pecado capital del papa Gregorio Magno, la nutricionista sugiere a la gente que le guste consumir frutas grandes como melón, piña o sandía que la corten y la metan en táper, "que pueden llevarse al lugar que quieran". Al emplear este método y reutilizar los envases se ahorra el derroche de plástico asociado a la fruta cortada del supermercado.

Además, también explica que "existen táper con compartimentos en los que se puede echar yogur por una parte y luego la fruta ya cortada por otro lado", como solución para facilitar el consumo de fruta.

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