La falla de Anatolia Este en Turquía y la localización del terremoto.

La falla de Anatolia Este en Turquía y la localización del terremoto. Cristina Pita EL ESPAÑOL

Investigación Terremotos

Así es la falla de Anatolia Este en Turquía: el punto sísmico más caliente del Mediterráneo

Aunque la zona siempre ha sido activa tectónicamente, el terremoto que acaba de sufrir es el más intenso jamás registrado en la región.

7 febrero, 2023 02:36

El devastador terremoto de magnitud 7,8 registrado en el sureste de Turquía, con epicentro a 26 kilómetros al este de la ciudad de Nurdagi en la provincia de Gaziantep, es el peor que ha sufrido el país en décadas. En 1999, un sismo de 7,6 en la escala de Ritcher localizado en la localidad noroccidental de Izmit causó más de 17.000 víctimas mortales y destrozos en grandes ciudades como Estambul y Ankara. Las dos grandes fallas tectónicas que surcan la península de Anatolia vinculan ambas catástrofes: la del Norte -fronteriza con la Eurasiática- y la del Este -que roza con la placa arábiga bajo la península del mismo nombre.

Si la falla de Anatolia Norte recorre la costa septentrional turca, que da al mar de Mármara y el mar Negro, la falla de Anatolia Este parte del golfo de Alejandría en el Mediterráneo y se interna unos 700 kms en dirección noreste, en la región fronteriza con Siria. "Esta falla acomoda la deformación que se produce entre la placa de Arabia y Eurasia como consecuencia del movimiento de la placa de Arabia hacia el norte", explica José Morales, catedrático de Física de la Tierra del Instituto Andaluz de Geofísica y de la Universidad de Granada, a Science Media Center.

El movimiento de tierra sorprendió a la población de madrugada, lo que puede haber aumentado la mortalidad al encontrarse la mayoría bajo techo cuando comenzaron los derrumbes. El hipocentro, el foco bajo la tierra, ha sido superficial, a apenas 18 kilómetros de profundidad, lo que ha intensificado sus efectos a ras de suelo. Se han producido numerosas réplicas, la primera solo once minutos después, con intensidad decreciente. Un segundo terremoto de magnitud 7,6 habría sido 'disparado' (triggered) a cierta distancia por el original, pero ya no correspondería según los expertos a la estructura de la falla.

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Se trata del terremoto más intenso jamás registrado en una zona proclive a los movimientos de tierra, explica por su parte a SMC Galderic Lastras, profesor Titular en el GRC Geociencias Marinas, departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la Universidad de Barcelona. "En esta zona geográfica fronteriza, que ya de por si tiene una alta probabilidad de terremotos de gran magnitud, existen diversos factores que agudizan la vulnerabilidad, como es la presencia de población añadida desplazada por la guerra en Siria, que vive en construcciones poco seguras y con enormes dificultades para cubrir sus necesidades más básicas".

"Una magnitud increíblemente grande"

La falla de Anatolia Este es una de las zonas tectónicas más activas, explica a EL ESPAÑOL el geólogo Lorenzo Pasqualini, experto de Meteored. "Hay mapas de peligrosidad sísmica de todo el Mediterráneo, y esta franja es una de las más peligrosas". Si bien la placa de Anatolia y la placa arábiga están a un lado y al otro de la falla, otros dos enormes bloques, la placa Euroasiática por el norte y la Africana por el sur, contribuyen al choque. "Desgraciadamente, no es ninguna sorpresa a nivel geológico que ocurran terremotos en esa zona. Llevan ocurriendo miles de años, también al otro lado de la frontera, en Siria", valora. 

Sin embargo, lo que lo diferencia de los demás es que se trata de "un terremoto con una magnitud increíblemente grande", de los mayores a nivel histórico. "Estamos hablando de una magnitud de 7,8, y en todo el planeta es raro que se produzcan terremotos de tanta fuerza a lo largo del año", subraya Pasqualini. Tras una catástrofe de este tipo, prosigue, cabe esperar réplicas que duren "semanas o meses", incluso "una inestabilidad que se prolongue durante años". Pese al riesgo de nuevos derrumbes mientras prosiguen las labores de rescate, la aparición de las nuevas réplicas, su fuerza y su duración entran dentro del ámbito de lo impredecible.

Una estimación de la agencia Reuters, basada en el terremoto de Nepal de 2015 que ocurrió en una zona de población similar, habla de una previsión de 9.000 muertos. La ola de frío que azota en estos momentos la región dificultará la supervivencia de quienes puedan seguir con vida bajo los escombros. "La geología no puede predecir el momento exacto en el que se producirá el terremoto, pero sí puede decirte las zonas peligrosas", apunta Pasqualini. "Lo único que se podría hacer es construir de forma sismorresistente, pero eso no es posible en países sin recursos económicos y en los que la guerra ha dejado edificios muy vulnerables al derrumbe". 

Los potenciales tsunamis que pudieran afectar a toda la cuenca del Mediterráneo son una posibilidad, explica, y por eso Italia activó en las primeras horas un protocolo de alerta que se retiró a continuación. Pese a las informaciones contradictorias, no ha habido riesgo de tsunami en nuestras costas, pero la vigilancia está justificada. Así, el protocolo italiano ya estuvo activo hace unos meses por un sismo en el Adriático. "No son tan frecuentes como en Japón o en Chile, pero sabemos que ha habido tsunamis a lo largo de la historia en todo el Mediterráneo", concluye.