XIV edición de los galardones de la Fundación BBVA

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Investigación Fundación BBVA

Los Premios Fronteras ensalzan el "poder" de la ciencia y la cultura contra las "disrupciones globales"

El acto reivindica el "conocimiento riguroso y validado" como "el mejor instrumento para entender el mundo" y "afrontar los grandes desafíos".

16 junio, 2022 21:23

Los Premios Fronteras del Conocimiento han convertido Bilbao un año más en la capital mundial de la ciencia y la cultura. La ceremonia de la XIV edición, la segunda que se celebra presencialmente tras la pandemia de Covid-19, y que coincide con una inusual ola de calor sintomática de las alteraciones climáticas, pone la mirada precisamente en los grandes "desafíos que transcienden no sólo las fronteras geográficas, sino también los límites de nuestro conocimiento", en palabras de Carlos Torres Vila, presidente de la Fundación BBVA y del Grupo BBVA.

"Necesitamos articular una respuesta global y coordinada basada en la investigación, la innovación y la educación" ha insistido el presidente de la Fundación BBVA, poniendo como ejemplo el desarrollo de las vacunas contra la Covid mediante "el conocimiento generado gracias a la colaboración internacional". La ceremonia ha estado copresidida por la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosa Menéndez, y ha contado tanto con una intervención inaugural del alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, como con un discurso de clausura del Lehendakari Íñigo Urkullu.

Matemáticas de vanguardia y máquinas que razonan

Los profesores Charles Fefferman, de la Universidad de Princeton, y Jean-François Le Gall, de la Universidad París-Saclay, han sido galardonados por sus contribuciones fundamentales a dos áreas de las matemáticas con aplicaciones en múltiples campos.  Le Gall ha dado el discurso en nombre de ambos, saludando a su colega como "uno de los grandes matemáticos de nuestro tiempo". Fefferman, explica, se ocupa de la teoría de funciones complejas, "uno de los grandes logros de las matemáticas del siglo XIX" que abarca de "la elaboración de mapas precisos" al "flujo del agua sobre una superficie plana o el campo eléctrico en materiales bidimensionales”.

En cuanto a su propio trabajo, Le Gall ha explicado cómo las investigaciones sobre la geometría aleatoria bidimensional pueden ayudar a comprender la gravedad cuántica, "la teoría física que pretende unificar la relatividad general y la mecánica cuántica". Este galardón, confiesa el matemático galo, "significa mucho para mí, ya que implica reconocer la importancia que tiene el nuevo campo de investigación que he desarrollado junto con colegas de todo el mundo".

El profesor Judea Pearl, catedrático de Ciencias de la Computación y director del Laboratorio de Sistemas Cognitivos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y galardonado por sus contribuciones pioneras a la Inteligencia Artificial, revela lo mucho que ha aprendido sobre nuestro propio cerebro. "Al preguntarnos ¿cómo lo haría una máquina? nos hacemos una idea de cómo lo hacemos nosotros, porque las máquinas son laboratorios flexibles para probar teorías diversas del pensamiento humano y ver cuál de ellas se desenvuelve tan bien como nosotros. La investigación en Inteligencia Artificial ha desvelado algunos secretos básicos del razonamiento".

Especialista en probabilidad y causalidad, Pearl ha resaltado las enormes implicaciones de que una máquina se interrogue por universos alternativos ("¿y si hubiera actuado de otra forma? ¿Si hubiera tomado el camino que no tomé?"). Eso abre la puerta a predicciones sobre "acciones y políticas que no se han probado", como la prohibición del tabaco, o la previsión de los efectos de tratamientos. "Tenemos la teoría y los algoritmos que permiten a un robot realizar esos cálculos", resalta. "Espero que el prestigio y la visibilidad de este premio anime a los científicos a evaluar las poderosas herramientas que les proporciona la inferencia causal".

La economía como conjunto de interacciones 

Matthew Jackson y Mark Granovetter, catedráticos de la Universidad de Stanford, han establecido la sustancial influencia entre el conjunto de relaciones personales y grupales que tienen los individuos, empresas e instituciones, y su desempeño social y económico, en ámbitos como la carrera profesional, el nivel de renta o la dependencia financiera. Un ejemplo es el del desempleo: si una persona que se encuentra en paro tiene a sus redes sociales (familia, amigos y conocidos) en la misma situación, le será mucho más difícil encontrar trabajo.

Por ello, ha asegurado Jackson, sería deseable en las políticas de reducción de las desigualdades. "La redistribución de la riqueza y la renta sólo aborda los síntomas de la desigualdad, y no sus causas fundamentales. Nos ayuda a ver la necesidad de políticas que enriquezcan las redes de la gente", defiende. "Los seres humanos son una especie social, y la forma en que se organizan es importante. Lo que me ha complacido mucho durante las últimas tres décadas es trabajar combinando las cuestiones y técnicas económicas con la constatación de que las pautas de la interacción en red aportan percepciones vitales del comportamiento humano".

El profesor Granovetter concuerda al sugerir que la economía clásica no valoraba en toda su dimensión los fundamentos sociales de la acción económica. "No tenía suficientemente en cuenta que toda la actividad económica está inmersa en redes de interacción social, lo que incluye interacciones más allá de las puramente económicas". Entre ellas, el papel crítico de las normas, la confianza, el poder, las instituciones sociales y la historia.  Para escribir su obra, afirma, ha tenido que "sumergirse en la literatura –científica- no solo de la economía y la sociología, sino también de la antropología, la historia y la ciencia política".

"Me produce especial alegría recibir un premio que abarca todas las ciencias sociales", subraya. En ese sentido, destaca que su artículo sobre los vínculos débiles destacó en repercusión cuando el estudio de las redes se convirtió en campo de las ciencias naturales y la informática a partir de los 90, y se convirtió en el paper más citado de las ciencias sociales. Mostrando una vez más "la resistencia que las innovaciones radicales encuentran cuando surgen", el artículo fue inicialmente rechazado por los revisores académicos, recuerda.

Philip Glass y la figura de Abraham Lincoln

En su discurso de aceptación, el compositor norteamericano Philip Glass ha destacado la importancia del galardón por reconocer "a personas que están vivas y trabajan y escriben sobre el mundo en que vivimos". La relación entre arte y ciencias es connatural a su obra, explica el maestro, que ha encontrado inspiración en figuras como Einstein, Galileo, Kepler o Stephen Hawking.  Fueron personalidades "muy radicales en su forma de vida" y que "cambiaron el mundo en el que vivían".

"a contribución que hace todo artista es la obra que crea. En mi caso, he creado mis obras para mí, pero cuando el público las ve, ya no son mías. Les pertenecen. Hay una profunda satisfacción en crear arte y poder visualizar la obra y luego llevarla a un estado en el que se pueda comunicar". El maestro ha hablado de su concepción wagneriana de la ópera como obra de arte total. "La alegría de crear aporta una enorme satisfacción, es lo que me hace despertarme por las mañanas. Debería haber una especie de compromiso para traer algo de alegría al mundo, y ojalá también para uno mismo".

Durante su discurso ha anunciado que está cerca de terminar la que será su decimoquinta sinfonía, basada en los escritos y discursos de Abraham Lincoln: "Estoy trabajando en una nueva obra vocal y orquestal para barítono solista con acompañamiento sinfónico completo. Es probable que sea una composición de partitura completa de entre 50 y 60 páginas. Tendrá cerca de una hora de duración y se estrenará en el Centro Kennedy de Washington D. C. el próximo mes de octubre. A decir verdad, todavía no estoy seguro de su categoría. ¿Sinfonía? ¿Opera? Seguramente lo sabremos pronto", finaliza.

Ciencia frente al cambio climático y la crisis de biodiversidad

El profesor Simon Levin, galardonado junto a Lenore Fahrig y Steward Pickett en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación, ha lanzado un mensaje similar sobre los avances de la ciencia frente a la "amenaza existencial"de la pérdida de biodiversidad. Los tres han introducido la dimensión del espacio físico -territorios- en el estudio de los ecosistemas: "La variedad de hábitats y biomas que hay en el mundo, la propagación de especies invasoras y enfermedades infecciosas, el diseño de reservas naturales y la movilidad de las especies, incluida la nuestra", son factores que implican modelos que incluyen la "dinámica de poblaciones, las interacciones entre especies y los flujos de nutrientes".

Levin, ecólogo de la Universidad de Princeton, sentó las bases teóricas y matemáticas de la llamada ecología espacial para comprender "los factores esenciales de la generación y el mantenimiento de la biodiversidad y a la distribución de plantas y animales". Posteriormente, Fahrig –catedrática de Biología de la Universidad de Carleton (Canadá)– aplicó este enfoque para reducir “las repercusiones de la fragmentación del hábitat en la biodiversidad”, por ejemplo al trazar carreteras. Finalmente, Pickett, investigador en el Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas (EEUU), lo implementó de forma pionera en el contexto de las ciudades.

"Los testigos de hielo constituyen un medio asombroso para investigar los cambios climáticos y medioambientales de la Tierra, ya que registran todo lo que hay en la atmósfera y lo dejan congelado en el tiempo”, ha explicado en su discurso Lonnie Thompson, galardonado junto a Ellen Mosley-Thompson en la categoría de Cambio Climático. Desde 1974 esta pareja de científicos exploradores ha llevado a cabo 64 expediciones a las cimas de las montañas más altas del mundo "para recuperar la historia que encierran los núcleos de hielo conservados en los glaciares de la Tierra, que están desapareciendo rápidamente".

Los resultados de su trabajo les han llevado a una conclusión muy clara: "El sistema climático de la Tierra experimenta cambios en su estabilidad a un ritmo sin precedentes". El conocimiento, afirma, es "imprescindible para elaborar modelos climáticos sólidos" y "elaborar un conjunto de medidas de adaptación para que las naciones". Thompson ha querido dejar claro que no es demasiado tarde para “acelerar la transición hacia una sociedad libre de carbono", para "ralentizar e, idealmente, eliminar la amenaza global que plantea el cambio climático y su consiguiente impacto en nuestras sociedades, economías y medios de vida".

La larga carrera por las vacunas de la Covid

Los galardonados en la categoría de Biología y Biomedicina, Katalin Karikó, Drew Weissman y Robert Langer, han reivindicado la importancia de la investigación básica como apuesta a largo plazo. El trabajo conjunto de Karikó y Weissman sobre el ARN mensajero, y de Langer, en el campo de las nanopartículas, impulsaron la creación de las dos tecnologías clave para el desarrollo en tiempo récord de las vacunas contra Covid-19. Sin embargo, antes de alcanzar este éxito tuvieron que someterse a una larga y durísima carrera de obstáculos, ha recordado Langer, catedrático del MIT y cofundador de la empresa biotecnológica Moderna.

Langer, ingeniero químico de formación y creador de las nanopartículas en las que se encapsula el ARN mensajero para poder trasladarse al interior de nuestras células, ha recordado cómo tuvo que sufrir durante décadas el escepticismo y el rechazo: "Presenté mi solicitud a muchos hospitales y facultades de Medicina. No recibí ninguna respuesta". Karikó y Weissman pasaron por lo mismo, afirman. "Sus primeros trabajos pioneros fueron muy subestimados durante mucho tiempo, pero nunca se rindieron a pesar de lo que dijeran los demás". Hoy, el éxito logrado por el trabajo conjunto de los tres galardonados es indiscutible. "El trabajo que queda por hacer, y el potencial de las vacunas de ARNm, las terapias terapéuticas y las terapias génicas, continúan".

La profesora Karikó ha recordado que el ARN mensajero "ha tardado 60 años en poder convertirse en un producto médico aprobado: las dos primeras vacunas contra la Covid-19". Fueron Karikó y Weissman quienes, tras 25 años trabajando juntos en la Universidad de Pensilvania, lograron modificar el ARN mensajero de tal manera que se evitaba la reacción inflamatoria que hasta entonces había impedido su uso médico. Por su parte, Weissman ha recordado cómo a lo largo de aquellas dos décadas de trabajo conjunto, “cada destello de algo interesante, ya fuera un hallazgo esperado o los inesperados —todavía más emocionantes—, nos animaba a continuar”.